A la b¨²squeda de otros caminos de disuasi¨®n b¨¦lica
El presidente de Estados Unidos presenta aqu¨ª, en un art¨ªculo introductorio del documento que ayer se hizo p¨²blico en Washington sobre su Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI), las bases de su pol¨¦mico proyecto destinado a evitar que misiles nucleares enemigos alcancen territorio norteamericano y, si la tecnolog¨ªa lo permite y Washington se lo propone, territorio europeo.
Desde la aparici¨®n de las armas nucleares, todos los presidentes estadounidenses han intentado minimizar el riesgo de destrucci¨®n at¨®mica mediante el mantenimiento de efectivos militares para disuadir cualquier tipo de agresi¨®n, al tiempo que han intentado lograr acuerdos complementarios sobre control de armamentos. Ambos procedimientos han resultado eficaces. Durante casi 40 a?os, Estados Unidos y sus aliados han conseguido evitar la guerra nuclear y ofrecer una adecuada protecci¨®n Para Occidente.Al principio, nuestros esfuerzos se encaminaron a la consecuci¨®n de un equilibrio de las fuerzas de disuasi¨®n, tanto ofensivas como defensivas. Pero durante los ¨²ltimos 20 a?os, Estados Unidos ha abandonado pr¨¢cticamente cualquier esfuerzo de desarrollo y despliegue de medios defensivos contra armas nucleares, para centrarse, casi de manera exclusiva, en la amenaza de represalias de car¨¢cter nuclear. Hemos aceptado la idea de que si, tanto nosotros como la Uni¨®n Sovi¨¦tica, fu¨¦ramos capaces de responder mediante el uso de una fuerza devastadora, incluso tras haber asimilado un primer ataque, se mantendr¨ªa una disuasi¨®n estable. En el momento en que tomamos esta decisi¨®n, este concepto novedoso nos parec¨ªa v¨¢lido por dos razones. En primer lugar, los sovi¨¦ticos hab¨ªan se?alado que ambas partes deb¨ªan disponer, en t¨¦rminos generales, de fuerzas aproximadamente igualadas y que ninguna de las dos partes deber¨ªa intentar alterar ese equilibrio para obtener una ventaja de car¨¢cter unilateral. Por otra parte, y en segundo lugar, no parec¨ªa que hubiera otra alternativa: el estado de desarrollo de los sistemas defensivos no permit¨ªa un sistema de defensa efectivo.
Pero en nuestros d¨ªas, ambas razones han sido puestas en cuesti¨®n. La iniciativa sovi¨¦tica de proceder al rearme tanto ofensivo como defensivo ha introducido un desequilibrio de fuerzas en zonas de vital importancia en caso de crisis. Adem¨¢s, contamos ahora con nuevas tecnolog¨ªas capaces de hacer posible una defensa de car¨¢cter no nuclear realmente defensiva.
Por este motivo, y habida cuenta de la pavorosa capacidad de destrucci¨®n de las armas nucleares, debemos buscar otros caminos de disuasi¨®n b¨¦lica. Se trata de una obligaci¨®n militar y moralmente necesaria. No hay duda de que debe de haber alg¨²n camino mejor para reforzar la paz y la estabilidad, un camino que nos aleje, en la medida de lo posible, de un futuro que descansa sobre la perspectiva de una represalia nuclear r¨¢pida y masiva, y que nos conduzca a la consecuci¨®n de unos sistemas defensivos que no representen una amenaza para nadie.
El 23 de marzo de 1983 hice p¨²blica mi decisi¨®n de dar un importante paso hacia este objetivo, y establecer un programa de investigaci¨®n intensivo y comprehensivo, a Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI), destinado a eliminar, en definitiva, la amenaza planteada por los misiles bal¨ªsticos nucleares.
Tecnolog¨ªas avanzadas
La SDI es un programa centrado en tecnolog¨ªas de defensa avanzadas, cuyo objetivo es procurar una mejor base para disuadir cualquier tipo de agresi¨®n, reforzar la estabilidad y aumentar la seguridad de Estados Unidos y sus aliados. Este programa de investigaci¨®n podr¨¢ ofrecer a un futuro presidente y a un futuro Congreso el conocimiento t¨¦cnico necesario para tomar una decisi¨®n sobre la conveniencia del desarrollo y posterior despliegue de sistemas defensivos avanzados.
Al mismo tiempo, Estados Unidos est¨¢ comprometido en negociar acuerdos equitativos y verificables que desemboquen en una reducci¨®n real de la capacidad de los arsenales nucleares de ambas partes. En este sentido, mi Administraci¨®n ha propuesto a la Uni¨®n Sovi¨¦tica una serie de medidas sobre control de armamentos. Estamos trabajando incansablemente por que estos esfuerzos tengan ¨¦xito, pero podemos y debemos ir m¨¢s all¨¢ en el reforzamiento de la paz.
Nuestro programa de investigaci¨®n SDI es un complemento a los esfuerzos que estamos llevando a cabo para reducir nuestro armamento, al tiempo que nos sirve de ayuda en la construcci¨®n de un mundo m¨¢s estable y seguro. Nuestra investigaci¨®n, por otra parte, es coherente con todas las obligaciones que hemos contra¨ªdo mediante la firma de tratados, incluido el Tratado de Misiles Antibal¨ªsticos de 1972 (ABM).
A corto plazo, la SDI es tambi¨¦n una respuesta al continuado y extensivo esfuerzo de los sovi¨¦ticos en misiles antibal¨ªsticos, cuyo despliegue empieza a ser real. As¨ª, la SDI se convierte en un poderoso mecanismo de disuasi¨®n frente a cualquier decisi¨®n sovi¨¦tica de incrementar su capacidad de defensa en misiles antibal¨ªsticos, m¨¢s all¨¢ de lo permitido por el tratado sobre los ABM. A largo plazo, confiamos en que la SDI constituir¨¢ un mecanismo de importancia vital tanto para Estados Unidos como para la Uni¨®n Sovi¨¦tica, mediante el cu¨¢l ambas naciones puedan alcanzar acuerdos seguros sobre muy importantes reducciones de armamento y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, llegar incluso a la eliminaci¨®n de los misiles bal¨ªsticos y las armas nucleares que transportan.
Nuestros intereses vitales est¨¢n estrechamente unidos a los de nuestros aliados. Su seguridad y la nuestra es la misma. Ellos, de su lado, tambi¨¦n conf¨ªan en nuestras fuerzas nucleares para disuadir un ataque contra ellos. Por eso, a la vez que mantenemos nuestras promesas sobre la SDI, continuaremos trabajando junto a nuestros amigos y aliados. Nos aseguraremos de que, en el caso de una futura decisi¨®n sobre el desarrollo y despliegue de sistemas defensivos -decisi¨®n en la que la consulta con nuestros aliados jugar¨¢ un papel de importancia- se reforzar¨¢ tanto su seguridad como la de Estados Unidos contra cualquier agresi¨®n.
En relaci¨®n con el desarrollo de la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica, he hecho un llamamiento a los mejores cient¨ªficos estadounidenses para que se vuelquen en la causa del reforzamiento de la paz mundial, mediante la consecuci¨®n de logros que conviertan a los misiles bal¨ªsticos actuales en armas obsoletas y carentes de potencia. En breve, mi propuesta consiste en orientar la proa de nuestra tecnolog¨ªa hacia la construcci¨®n de un mundo m¨¢s seguro y estable. Y quiero subrayar que, mediante la puesta en marcha de este programa de investigaci¨®n, Estados Unidos no pretende obtener ninguna superioridad de car¨¢cter militar ni conseguir ventajas de orden pol¨ªtico. S¨®lo nos anima el prop¨®sito de buscar una reducci¨®n de los peligros de una guerra nuclear.
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