El arte hondo y magistral de Christa Luwdig
El primer concierto del A?o Europeo de la M¨²sica ha estado a cargo de Christa Luwdig (1928), una maestra del lied en todas las dimensiones del t¨¦rmino. Dentro del cielo Grandes recitales l¨ªricos en el teatro Real, la mezzosoprano berlinesa, acompa?ada por Edelmiro Arnaltes, explic¨® qu¨¦ es y c¨®mo se hace el lied rom¨¢ntico alem¨¢n, desde la sencillez de La trucha hasta el dramatismo de La muerte y la muchacha, dos polos de la expresi¨®n schubertiana. El sufriente Brahms encontr¨® en la voz y el arte de la Luwdig luces y sombras para el bosque y la noche, la paz y la borrasca, la vida, el amor y la muerte. Quiz¨¢ fue el momento de mayor introspecci¨®n de toda la tarde, pues la int¨¦rprete nos llev¨® hasta las m¨¢s escondidas galer¨ªas y soledades de unos poemas que alcanzan m¨¢xima expresi¨®n trascendente en el sentir dolido de Brahms.
El salto a Franz Liszt fue f¨¢cil y, una vez m¨¢s, el p¨²blico pudo comprobar en qu¨¦ larga medida desconoce la personalidad del genial h¨²ngaro, capaz de servir con singular sentido el texto y el significado de cada poes¨ªa.
Los lieder de Mahler, especialmente A medianoche, y los de Strauss -con los maestros La noche y Dedicatoria- extienden hasta nuestros d¨ªas ese siglo largo que fue el XIX por una de sus v¨ªas sustantivas y cordiales: la alianza estrecha de poes¨ªa y m¨²sica, de l¨ªrica y dram¨¢tica, de popularismo y arte culto. Christa, cuyo magisterio se evidencia por sus extraordinarias posibilidades a una edad que supone para otras silencio o penosa prolongaci¨®n, desde su t¨¦cnica perfecta, desde su concepto desentra?ador hasta de la ¨²ltima palabra, del m¨¢s breve silencio, del m¨¢s d¨²ctil acento, hizo prodigios que se reflejaban en sus gestos y actitudes de suprema elegancia. Ante las grandes ovaciones nos regal¨® con el precioso Si hubiese sabido, de Chaikovski, y se despidi¨® con la Canci¨®n de cuna de Brahms. ?Brava maestra!.
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