Los sandinistas apuestan por la apertura
El presidente nicarag¨¹ense, Daniel Ortega, ha asegurado a cuantos pol¨ªticos occidentales conversaron con ¨¦l en los ¨²ltimos d¨ªas que su Gobierno est¨¢ decidido a sostener y ampliar la apertura pol¨ªtica estrenada en las pasadas elecciones. El di¨¢logo interno, que tanto preocupa ahora a quienes boicotearon los comicios, seguir¨¢ abierto en virtud de una resoluci¨®n que adoptar¨¢ la Asamblea Nacional, en cuya agenda inmediata figuran tambi¨¦n una ley de amnist¨ªa para todos los alzados en armas y una revisi¨®n de las incautaciones realizadas por decreto.El nuevo Gobierno transfiere as¨ª al Parlamento cuestiones que en el pasado resolv¨ªa por s¨ª mismo, tratando de ajustarse a la separaci¨®n de poderes instituida en las democracias liberales. Dirigentes sandinistas han destacado el car¨¢cter irreversible del r¨¦gimen parlamentario, aunque eso no les obliga a renunciar a la hegemon¨ªa conseguida en las urnas. En palabras de un cuadro medio, "la izquierda en el poder no tiene por qu¨¦ ser m¨¢s sospechosa que la derecha y nadie pone en duda la democracia italiana porque un partido hegemonice el Gobierno durante m¨¢s de 39 a?os". El Frente Sandinista ha asumido que su proyecto no est¨¢ re?ido con las leyes parlamentarias y que probablemente s¨®lo bajo esta f¨®rmula tiene la oportunidad de sobrevivir ante el permanente acoso norteamericano. Con todas sus contradicciones internas, Managua retoma
de esta manera la utop¨ªa de una revoluci¨®n en libertad, que tantas esperanzas despert¨® seis a?os atr¨¢s.
Fidel Castro elabor¨® con otras palabras la base te¨®rica de este singular experimento: "Podr¨¢ haber (en Nicaragua) una econom¨ªa capitalista; lo que no habr¨¢ jam¨¢s es un Gobierno al servicio de los capitalistas". Despu¨¦s de subrayar el car¨¢cter original de cada revoluci¨®n, que est¨¢ obligada a elaborar sus propias recetas, a?adi¨® que ¨¦l no tiene la menor, contradicci¨®n con la pol¨ªtica realista y sabia" que lleva a cabo el Frente Sandinista.
Los proyectos prioritarios que van a someterse al Congreso nicarag¨¹ense revelan ante todo una voluntad de coexistencia.
El mantenimiento del di¨¢logo con todos los partidos y la redacci¨®n de una carta magna que garantice un sistema de libertades con elecciones peri¨®dicas, compromisos asumidos expresamente por el presidente Ortega, constituyen mensajes destinados no s¨®lo a la oposici¨®n interna, sino tambi¨¦n a Washington, a fin de que revise su prop¨®sito de reanudar el financiamiento de las guerrillas antisandinistas.
No basta la amnist¨ªa
Una r¨¢pida ejecuci¨®n de esta pol¨ªtica restar¨ªa argumentos al presidente norteamericano, Ronald Reagan, para justificar su apoyo a la oposici¨®n armada y obligar¨ªa a las fuerzas contrarrevolucionarias a replantear sus planes de guerra, ya que en otro caso quedar¨ªan al descubierto sus proclamas de que luchan por la instalaci¨®n de un r¨¦gimen democr¨¢tico. Es hora de comprobar la veracidad de su disposici¨®n a renunciar a la lucha si se garantiza el libre juego pol¨ªtico.La apertura es tambi¨¦n una condici¨®n para que la amnist¨ªa arreje frutos positivos. Sin ese di¨¢logo interno es casi seguro que los alzados en armas decidir¨¢n seguir por la v¨ªa violenta. Castro no tuvo inconveniente en apuntar que la paz debe ser fruto de concesiones mutuas. Es cierto que hablaba de la paz entre naciones, pero su planteamiento tiene tambi¨¦n una lectura en el caso nicarag¨¹ense. La ainnist¨ªa no basta por s¨ª sola, como se ha manifestado reiteradamente en todos los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina que por una causa u otra viven bajo un estado de violencia.
La primavera pol¨ªtica de Managua es, por lo dem¨¢s, la baza m¨¢s firme para que los congresistas norteamericanos puedan resistir las presiones de Reagan en favor de las guerrillas. Los 12 pa¨ªses europeos, Espa?a entre ellos, que a fines de septiembre firmaron la declaraci¨®n de San Jos¨¦, en favor de las soluciones pol¨ªticas que propone el Grupo de Contadora, no podr¨ªan cruzarse de brazos. As¨ª lo declar¨® en Managua el socialdem¨®crata alem¨¢n Hans Wischnewski.
En la trastienda de la apertura sandinista est¨¢ presente el motivo central del discurso de Castro: "El pueblo nicarag¨²ense quiere paz, necesita paz y tiene derecho a la paz". El comandante cubano respondi¨® tambi¨¦n a los pretextos empleados por Washington para justificar su guerra sucia.
"Se dice que Nicaragua quiere exportar su revoluci¨®n a El Salvador. En los a?os treinta, antes de que existiera la revoluci¨®n cubana o la nicarag¨²ense, tuvieron lugar grandes luchas en El S alvador y se habla de 30.000 campesinos asesinados. Diez a?os antes de la victoria sandinista ya estaban luchando los salvadore?os.
Retirada de asesores cubanos
Se habla tambi¨¦n, dijo Castro, el armanientismo de Nicaragua. "Ning¨²n pueblo se desarma y se pone de rodillas cuando se le amenaza. Tenemos un deseo sincero de paz, pero si se nos ataca, nos defenderemos". En palabras del comandante cubano, una intervenci¨®n de Estados Unidos en cualquier pa¨ªs de Centroam¨¦rica ser¨ªa una ofensa tan grande que tardar¨ªa mucho tiempo en ser borrada. Generar¨ªa una resistencia interminable del pueblo, se convertir¨ªa en un genocidio intolerable para el mundo y finalmente el invasor tendr¨ªa que retirarse. Castro anunci¨® a los cancilleres de Contadora su decisi¨®n de retirar a todos sus asesores militares de la regi¨®n en. cuanto se firmen los tratados que se est¨¢n negociando.Daniel Ortega se ha declarado, por su parte, dispuesto a cumplir con antelaci¨®n compromisos tales como la reinserci¨®n de los alzados en armas y la apertura de un di¨¢logo interno. Nicaragua reclama su derecho a realizar sin agresiones externas una revoluci¨®n dentro de un marco democr¨¢tico.
El nuevo Gobierno merece, cuando menos, el beneficio de la duda.
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