"La militarizacion del espacio complica las negociaciones de desarme", seg¨²n Kurt Waldheim
Pregunta. ?C¨®mo analiza las actuales negociaciones de reducci¨®n de armas nucleares y la eventualidad de un conflicto nuclear?Respuesta. No comparto el entusiasmo provocado por la reanudaci¨®n de las conversaciones de Ginebra. El ¨²nico hecho positivo de esta nueva ronda negociadora es que, al menos, conversan. Pero las posiciones de ambas superpotencias no han cambiado y es dif¨ªcil que cedan. El panorama es sombr¨ªo, pero no creo que conduzca a una guerra que implicar¨ªa el fin de la humanidad.
P. ?C¨®mo valora los efectos de la militarizaci¨®n del espacio?
R. Significa una nueva implicaci¨®n en la espiral armamentista y, evidentemente, constituye un peligro adicional y una dificultad suplementaria para el desarme. La URSS y varios pa¨ªses occidentales han expresado sus temores ante las investigaciones norteamericanas de un nuevo sistema defensivo espacial. Los EEUU han dicho que s¨®lo se trata de investigaciones. Pero hablamos de armamento, y en el momento en que se construye una nueva arma, ya constituye un peligro. Nunca, en la historia de la humanidad se ha construido un arma que no haya terminado utiliz¨¢ndose.
P. ?C¨®mo analiza usted que todas las negociaciones internacionales realmente decisivas, como las de desarme entre las superpotencias, se desarrollen fuera de la ONU?
R. Siempre ha habido dos canales de negociaci¨®n, uno de ellos multilateral, representado por las Naciones Unidas. Luego, existe la aproximaci¨®n bilateral, adoptada por las superpotencias, que llevan a t¨¦rmino desde hace a?os conversaciones, desgraciadamente sin grandes resultados. ?sta es la realidad, aunque no estemos de acuerdo.
P. ?Cree que las Naciones Unidas han perdido la influencia pol¨ªtica que ten¨ªan en su fundaci¨®n?
R. Las Naciones Unidas nunca han tenido poder pol¨ªtico. La Carta de las Naciones Unidas estable ce que son los grandes quienes tienen que ponerse de acuerdo. Los padres fundadores de la ONU pensaban que los grandes ser¨ªan capaces de reunirse para resolver los conflictos en cualquier parte, pero cuando a¨²n no estaba seca la tinta de la Carta de las Naciones Unidas comenz¨® la 'guerra fr¨ªa'.
P. ?Qu¨¦ piensa de las acusaciones de que la ONU est¨¢ bajo el control del Tercer Mundo?
R. Al principio, despu¨¦s de su fundaci¨®n, cuando s¨®lo ten¨ªa 51 miembros, la ONU era una organizaci¨®n enteramente pro-occidental. Ahora, la cantidad de los pa¨ªses miembros se ha triplicado, hasta alcanzar los 158 miembros. Las Naciones Unidas no est¨¢n bajo el control del Tercer Mundo; una cosa es que los pa¨ªses del Tercer Mundo sean mayor¨ªa, pero esto no supone unanimidad en su voto.
P. ?Cree que hay una campa?a para minimizar el papel de la ONU, por ejemplo, en la retirada norteamericana de la UNESCO?
R. No, no creo que pueda hablarse de campa?a. Lo que s¨ª pienso es que existe una enorme y creciente falta de inter¨¦s por parte de los pa¨ªses occidentales, y sobre todo de los EEUU. Por supuesto, lo lamento, y espero que la medida del Gobierno estadounidense no sea seguida de otras semejantes en otros organismos de la ONU. Gran Breta?a ya ha advertido de su posible retirada en el plazo de un a?o. Espero que eso no suceda, porque el vac¨ªo ser¨ªa dificil de llenar, aunque la UNESCO ya prepara nuevas v¨ªas de financiaci¨®n.
P. Las dos comunidades chipriotas han llegado a un acuerdo para el establecimiento de una rep¨²blica federal. ?Cree Vd. en un pr¨®ximo final del conflicto?
R. He presidido seis reuniones, en Viena y Nueva York, entre las dos comunidades chipriotas. Las pasiones que rodean el conflicto son tan intensas que las posibilidades de llegar a un compromiso son reducidas. Yo no puedo ser optimista. S¨®lo espero que esta sea la base para futuras soluciones.
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