Portugal: una coalici¨®n fr¨¢gil y un sistema en crisis
El primer ministro portugu¨¦s, el socialista Mario Soares, considera que en su residencia oficial de S¨¢o Bento hay un fantasma por conjurar: el de Oliveira Salazar. Las palabras del l¨ªder del Partido Socialista (PS) y cabeza de la coalici¨®n de gobierno con el Partido Socialdem¨®crata (PSD) de Mota Pinto, se refieren a un fantasma est¨¦tico, todav¨ªa presente en la mansi¨®n, 15 a?os despu¨¦s de la muerte del dictador. ?ste tambi¨¦n vive en un internado para ni?os del obispado de Bragan?a que ha pasado a llamarse Fundaci¨®n Casa de Trabajo Doctor Oliveira Salazar.Son s¨®lo dos an¨¦cdotas. La ¨¦poca salazarista apenas si es un punto de referencia. Ni siquiera la Confederaci¨®n Empresarial Portuguesa (CIP), que ataca abiertamente la viabilidad del actual sistema pol¨ªtico, reivindica la vuelta atr¨¢s. "No queremos cambiar del parlamentarismo de ahora al corporativismo de entonces", asegura uno de sus vicepresidentes, Rui Manuel Nogueira.
Cuando en el Portugal azotado por la crisis, escapado in extremis de la bancarrota, amenazado por el hambre y la miseria, desilusionado del funcionamiento de los partidos y esc¨¦ptico ante las posibilidades de recuperaci¨®n, se habla de cambiar el sistema, no se cuestiona al r¨¦gimen democr¨¢tico. Se propugna un cambio constitucional y de pr¨¢ctica pol¨ªtica que permita superar el bloqueo y la inoperancia de las f¨®rmulas que se han revelado in¨²tiles.
Las reglas del juego
Tan descartada est¨¢ la vuelta a la situaci¨®n anterior al 25 de abril de 1974 como la recuperaci¨®n de los fervores revolucionarios que, en opini¨®n de los actuales gobernantes portugueses, situaron al pa¨ªs en 1975 al borde de una dictadura comunista. El proceso, ha derivado hacia una democracia pluralista homologable con las de los pa¨ªses europeos, en la perspectiva de la integraci¨®n en la CEE, prevista para el 1 de enero de 1986.
Hay cuatro grandes partidos: el socialista (PS), el socialdem¨®crata (PSD), el comunista (PCP) y el Centro Democr¨¢tico y Social (CDS). Son los ¨²nicos que obtuvieron representaci¨®n parlamentaria en las ¨²ltimas elecciones, celebradas el 25 de abril de 1983. PS y PSD, los dos mayoritarios, formaron una coalici¨®n con la garant¨ªa te¨®rica de estabilidad que da contar con el 70% de los diputados. Pero, en la pr¨¢ctica, ¨¦ste es un Gobierno tan inestable como los anteriores, amenazado en todo momento de ruptura y que, como asegura el vicepresidente del PSD y, ministro de Justicia, Rui Machete, apenas si hace otra cosa que "navegaci¨®n costera", es decir, al d¨ªa, sin perspectiva de futuro, sin saber qu¨¦ ocurrir¨¢ ma?ana.
En diciembre, Soares y el viceprimer ministro y titular de Defensa, Mota Pinto, l¨ªderes del PS y el PSD respectivamente, renegociaron los t¨¦rminos del acuerdo. Decidieron aplazar la definici¨®n de sus estrategias separadas de cara a las elecciones municipales y presidenciales (previstas para final dea?o); acordaron descongelar los alquileres; fijar las indemnizaciones de las empresas nacionalizadas; crear comisiones para la reforma de la Administraci¨®n p¨²blica y la tutela de las empresas del Estado, y establecer los t¨¦rminos de una nueva reforma agraria. El precio era la paz, que el PSD dejara de ser desde el Gobierno un partido de oposici¨®n.
Rui Machete, de 44 a?os, ve en el PS y el PSD una voluntad de mantener el pacto, pero reconoce que el compromiso de diciembre no ha sido sometido a una prueba real. De aqu¨ª a finales de febrero se sabr¨¢ si la coalici¨®n es estable" El vicepresidente del PSD, uno de los hombres menos quemados por la acci¨®n de gobierno, reconoce que su partido re¨²ne en su diversi dad intereses no siempre coinci dentes y que la falta de un liderazgo claro agudiza las tensiones. No obstante, reivindica para et PSD un papel fundamental: "Es un partido profundamente popular, con capacidad de movilizaci¨®n s¨®lo comparable a la del PCP".
Antonio Capucho, de 39 a?os ex secretario general del PSD hasta el ¨²ltimo congreso y l¨ªder parla mentario a pesar de pertenecer al sector minoritario, aseguraba la seman¨¢ pasada, en una conversaci¨®n informal en la Asamblea Nacional, que "la coalici¨®n quiz¨¢s no resista la prueba de las presidenciales, pero s¨ª la del presupuesto", que se discute ahora.
La visi¨®n del poeta Manuel Alegre, diputado socialista y amigo personal de Soares, es m¨¢s pesimista. Alegre denuncia la "esquizofrenia de un poder alejado de la realidad, que habla de que todo va bien, como si estuviera ciego ante los hechos", y pide abiertamente una regeneraci¨®n del sistema que, en su opini¨®n, debe pasar por una reforma del sistema electoral, que responsabilice a los elegidos directamente ante los electores y elimine la mediocridad. "Entre el cacique natural y el cacique del sistema, prefiero el natural", asegura.
Jaime Gama, ministro de Asuntos Exteriores, considerado como el delf¨ªn de Mario Soares en el Partido Socialista, dice que "el PSD es el PSD que existe" y que "la coalici¨®n es entre este PS y este PSD" y confla en la supervivencia de la coalici¨®n.
La inestabilidad del actual Gobierno no es excepcional. Antes se ensayaron pr¨¢cticamente todas las f¨®rmulas posibles: Gobiernos mi noritarios del PS, de iniciativa presidencial, de centro-derecha y de socialismo-derecha (PS y CDS). Todas fueron inestables. Y todas, con su clientelismo e inoperancia, contribuyeron al crecimiento de un malestar profundo sobre el papel de los actuales partidos. Lo que en definitiva parece en crisis es lo que los portugueses llaman el sistema y que en castellano parece m¨¢s apropido llamar modelo. Precisamente el caldo en que se cuece el proyecto pol¨ªtico que se articula en torno al presidente Eanes.
La guerrilla institucional Gobierno-Presidencia -iniciada con el mensaje de fin de a?o de Eanes, muy cr¨ªtico con el gobierno y la actual pr¨¢ctica pol¨ªtica- encaja en esta din¨¢mica de renovaci¨®n o cambio del sistema que parece pasar, a medio plazo, por una nueva revisi¨®n constitucional.
Para Jaime Gama, el esquema pol¨ªtico "deber¨¢ evolucionar en el sentido de permitir una convergencia entre el presidente y el Gobierno", con o sin alteraci¨®n del sistema constitucional. Un an¨¢lisis en el que la coincidencia es casi absoluta y para el que la v¨ªa m¨¢s l¨®gica es otra revisi¨®n constituci¨®nal (la ¨²ltima, en 1982, redujo los poderes del presidente) que, probablemente, estar¨¢ el presente a?o en el programa de la mayor¨ªa de los candidatos a la jefatura del Estado.
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