La 'conexi¨®n' india
Misterio sobre el alcance real de la tupida red de espionaje descubierta en un pa¨ªs clave para la estabilidad asi¨¢tica
Lo que pudo haber comenzado como un espionaje industrial, encaminado a lograr que tal o cual sociedad vendiera sus productos, se fue convirtiendo en una red de informaci¨®n a la que no escapaban ni los m¨¢s importantes secretos de Estado. El asesinato de Indira Gandhi dio origen a una investigaci¨®n sobre el funcionamiento de los servicios de seguridad. Como el propio primer ministro, Rajiv Gandhi, ha reconocido, el descubrimiento de la red de espionaje fue pr¨¢cticamente una, pura casualidad. Sin embargo, una vez puesta en marcha la m¨¢quina y cogido un hilo del ovillo, los resultados son espectaculares.Seg¨²n el diario indio The Statesman, 1.500 funcionarios han sido interrogados y sometidos a vigilancia. Las detenciones han ido aumentando tanto en n¨²mero como en calidad: en menos de una semana han comparecido ante los tribunales el secretario privado de uno de los principales consejeros de Gandhi, tres funcionarios y un oficinista de la oficina particular del primer ministro, un colaborador de la oficina de prensa del presidente, dos consejeros del ministro de Finanzas y otros dos del ministro de Defensa, am¨¦n de dos empresarios indios. El primer se cretario de Rajiv Gandhi, P. C. Alexander, present¨® la dimisi¨®n, inmediatamente aceptada, como responsable moral de la existencia de topos en su estrat¨¦gica oficina.
La lista de implicados no se ha cerrado: en las ¨²ltimas horas se habla de nueve detenidos, pero las informaciones son confusas por que el primer ministro se ha negado hasta ahora a mantener un debate parlamentario, alegando que la investigaci¨®n prosegu¨ªa y que el secreto era fundamental para el buen ¨¦xito de la operaci¨®n. Rajiv Gandhi, que prometi¨® en su toma de posesi¨®n luchar contra la corrupci¨®n de la Administraci¨®n p¨²blica, puede haber visto en este esc¨¢ndalo un buen medio para sacudir la conciencia y los temores de un funcionariado mal pagado y acostumbrado a cobrar sobornos y comisiones a cambio de cual quier gesti¨®n.
Si desde el punto de vista interno el esc¨¢ndalo puede resultar saludable, desde el punto de vista internacional las consecuencias pueden ser serias. Hasta el momento s¨®lo ha sido confirmada la expulsi¨®n de un diplom¨¢tico franc¨¦s, el coronel Alain Bolley, agregado militar adjunto en Nueva Delhi, reclarnado discretamente por el Quai d'Orsay "para mantener consultas en Par¨ªs". Sin embargo, los diarios indios y la agencia Tass aseguran que hay implicaciones de la Rep¨²blica Federal de Alemania y de Estados Unidos y que otros tres ciudadanos franceses, esta vez hombres de negocios, han abandonado precipitadamente el pa¨ªs. Uno de ellos ser¨ªa el aut¨¦ntico cerebro de la red, el que compraba y vend¨ªa.
Silencio culpable
El silencio de las autoridades francesas s¨®lo puede ser interpretado como un reconocimiento. Bolley, que intent¨® defenderse solo, puede haber sido muy bien el hombre encargado de obtener informaci¨®n para asegurar la consecuci¨®n de los importantes contratos: la venta de 40 aviones Mirage 2.000 y de 400 ca?ones de 155 mm., negocios por valor de m¨¢s de 2.000 millones de d¨®lares. En su lucha por conocer antes que nadie las necesidades militares de la India, el agregado franc¨¦s puede haber obtenido tambi¨¦n documentos de alto valor nacional, clasificados; como secretos.?Ad¨®nde fueron a arar esos documentos? ?ste es, sin duda, uno de los aspectos m¨¢s delicados del esc¨¢ndalo, desde el punto de vista franc¨¦s. Algunos diarios indios sugieren la existencia de una multinacional de espionaje, con un ¨²ltimo destinatario: la CIA. ?Bolley pasaba informaci¨®n a sus primos norteamericanos de acuerdo con sus superiores o por su cuenta? Si fuera cierto, como se afirma en Nueva Delhi, que Par¨ªs ha prometido castigarlo, significar¨ªa que el Coronel obten¨ªa un beneficio personal.
La implicaci¨®n de la agencia norteamericana fue r¨¢pidamente se?alada, pese a que la Embajada de EE UU asegure que ning¨²n ciudadano de su pa¨ªs ha recibido una orden de expulsi¨®n. ?Por qu¨¦, entonces, todo el mundo apunta con el dedo a Washington?
Otra casualidad puede haber puesto a los indios sobre la pista. Dos diarios norteamericanos publicaron hace algunas semanas informaciones que s¨®lo pod¨ªan salir de sendos documentos altamente secretos, elaborados por el servicio de contraespionaje indio, el Raw, y dirigidos personalmente al primer ministro. Los dos diarios citaban fuentes del comit¨¦ del Senado norte americano para asuntos de inteligencia. La deducci¨®n no era muy dif¨ªcil: la CIA pose¨ªa informaci¨®n sobre dos de los temas m¨¢s candentes y preocupantes para la defensa india: las actividades de agentes de Nueva Delhi en Sri Lanka y el plan elaborado en vida de Indira Gandhi -y rechazado por ¨¦sta- para bombardear las instalaciones nucleares de Pakist¨¢n, en un golpe de mano similar al que realizaron los israel¨ªes contra la planta nuclear iraqu¨ª.
Beneficio para la URSS
El estallido del esc¨¢ndalo tendr¨¢, probablemente, consecuencias pol¨ªticas y econ¨®micas. Rajiv Gandhi mantiene sus planes para visitar pr¨®ximamente Estados Unidos, pero ante la opini¨®n p¨²blica india ha sido Occidente, y no la Uni¨®n Sovi¨¦tica, quien ha sustra¨ªdo, comprado u obtenido documentos que comprometen la seguridad de su pa¨ªs. Mosc¨² tiene que sentirse satisfecho, especialmente cuando algunos expertos han querido ver en el sucesor de Indira Gandhi un hombre m¨¢s pr¨®ximo a Occidente que su madre, que mantuvo siempre buenas relaciones con el Kremlin.Desde el punto de vista econ¨®mico, la URSS puede estar tambi¨¦n contenta. Su Ej¨¦rcito posee un ca?¨®n de prestaciones parecidas a las del modelo franc¨¦s y sus aviones pueden competir con el Mirage. La diplomacia francesa tendr¨¢ que hacer ahora esfuerzos muy grandes para evitar vetsie expulsada de un mercado potencialmente rico, en unos momentos en los que exportar constituye la ¨²nica forma de enjugar el d¨¦ficit.
Francia ya hab¨ªa tenido que bajar el precio de su Mirage 2.000 para colocar un primer lote en la India. Ahora, probablemente, no conseguir¨¢ el nuevo contrato y tendr¨¢ que acudir a otros mercados, todav¨ªa m¨¢s competitivos. Los diplom¨¢ticos franceses se preguntan tambi¨¦n sobre las posibles consecuencias en la pol¨ªtica interna india. Algunas voces se han alzado ya en Nueva Delhi pidiendo que los temas de seguridad nacional dependan directamente de militares y no de funcionarios civiles, como ocurre actualmente. Un cambio semejante es poco probable, pero si ocurriera conceder¨ªa al Ej¨¦rcito indio un protagonismo que no ha tenido hasta ahora.
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