Leonor Men¨¦ndez
La oficiala mayor de la universidad Complutense, jubilada tras 40 a?os de funcionaria, se considera 'una soltera de la guerra de 1936'
Leonor Men¨¦ndez lleg¨® a la universidad en 1931 y termin¨® Derecho en 1936, lo que estableci¨® un azaroso paralelismo entre su carrera y la II Rep¨²blica. Tras la guerra, y siguiendo una vocaci¨®n de hormiguita que siempre le acompa?¨®, hizo el doctorado para ir mejor cubierta a alguna hipot¨¦tica oposici¨®n. En los a?os cuarenta las oposiciones se convocaban a cuentagotas, como un escaso man¨¢ ministerial. Por fin, en diciembre de 1944, Leonor obtuvo plaza de jefe de negociado del Ministerio de Educaci¨®n junto a otra mujer y ocho hombres.
"Oye, ?admiten a mujeres?", era la pregunta de la aspirante a opositora en aquellos a?os de posguerra. Y es que Leonor Men¨¦ndez, tan ajena a la pol¨ªtica en sus a?os estudiantiles, tan enemiga de los des¨®rdenes universitarios, tan seriamente dedicada a estudiar Derecho antes del 36, descubri¨® que la guerra hab¨ªa cambiado su vida. "Hubo un retroceso claro para la mujer, y aunque tuvieras el mismo t¨ªtulo, la mayor parte de las oposiciones eran 's¨®lo para hombres'. Una perspectiva, la de la mujer en el hogar, que a ella, cat¨®lica, mujer de orden y por tanto inclinada a la derecha, le result¨® mucho m¨¢s moderada de lo que su ya moderada vida pod¨ªa soportar. Y que ni siquiera pudo cumplir, porque no se cas¨®, o mejor a¨²n, no pudo casarse, porque su solter¨ªa no ha sido elecci¨®n sino necesidad. "Me he quedado soltera por razones sociol¨®gicas y estad¨ªsticas, porque yo ten¨ªa 23 a?os cuando acab¨® la guerra, pertenec¨ªa a esa generaci¨®n, y claro, la mitad de los hombres estaban muertos".La estudiante Men¨¦ndez hab¨ªa dise?ado su biograf¨ªa como si se tratara de un libro abierto. Primero acabar Derecho, aunque aquellos republicanos a poco estuvieron de hacerla perder, el ¨²ltimo curso, porque los reiterados des¨®rdenes de primeros del 36 obligaron a cerrar la Universidad, que s¨®lo se abri¨® para los ex¨¢menes. Y ya abogada, preparar oposiciones, hacerse novia de un chico de la misma profesi¨®n, "para poder participar en las mismas inquietudes". Un programa de vida en el que no cab¨ªa la aventura ni la equivocaci¨®n. La guerra, sin embargo, decidi¨® por ella, la mitad de los hombres estaban muertos; los abogados estaban muy solicitados; no pudo ser.
Quedaba su trabajo de funcionaria, iniciado en la Universidad de San Bernardo en 1945 y lleno de ascensos. Un trabajo que la distanciaba de la mujer media de su ¨¦poca, pero que nunca la hizo volar m¨¢s all¨¢ de la mesa del despacho. Leonor Men¨¦ndez, soltera, ha sido el espejo vac¨ªo de la mujer espa?ola tradicional, pero no su ant¨ªtesis. Hija de su tiempo, Men¨¦ndez consigui¨® la independencia econ¨®mica, pero se detuvo ah¨ª. Y cuando se le comentan las ventajas de vivir sola, la libertad de no tener que conservar a un hombre a cualquier precio, matiza que "no he elegido vivir sola, me he quedado sola". Vivi¨® con sus padres hasta que murieron y luego con una t¨ªa hasta que tambien falleci¨®.
Sus 40 a?os de funcionaria han sido casi todo en su vida, una suerte de matrimonio subsidiario. Un mundo sobre el que se muestra diplom¨¢tica, funcionaria hasta al fin. "Todos los rectores han sido estupendos, cada uno a su modo. Gonz¨¢lez ?lvarez, un gran intelectual; Bustelo tambi¨¦n, e incluso me dijo, ya de rector, que me conoc¨ªa desde su ¨¦poca de estudiante. Le contest¨¦, "ventajas de ser vieja". Ahora, la jubilaci¨®n le obliga a dejar su imperio de expedientes. ?Qu¨¦ hacer? "Me dedicar¨¦ a viajar, hasta donde lleguen las perritas".
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