Klaus Barbie, en espera del ¨²ltimo gran proceso
Klaus Barbie, antiguo jefe de la Gestapo en Lyon, protagonizar¨¢ probablemente el ¨²ltimo gran juicio de la historia por cr¨ªmenes contra la humanidad. Reclu¨ªdo desde hace dos a?os en la c¨¢rcel de Saint Joseph, donde ocupa una zona aislada para evitar que otros presos le ataquen, Barbie, que tiene 72 a?os y pesa 55 kilos, se prepara para enfrentarse a 108 acusadores privados: los familiares de 55 jud¨ªos (casi todos ni?os) deportados en los ¨²ltimos meses de guerra y del otro centenar de personas (entre ellas, el padre del actual ministro de Justicia franc¨¦s, Robert Badinter) que subieron al ¨²ltimo tren de la muerte que sali¨® de Lyon camino de los campos de concentraci¨®n alemanes y que no regresaron nunca.Cuando el Gobierno boliviano del presidente Siles Zuazo decidi¨® conceder la extradici¨®n de Klaus Barbie, refugiado en aquel pa¨ªs latinoamericano desde hace m¨¢s de 30 a?os, muchos franceses se alegraron y unos pocos se atemorizaron. Por fin, pensaron unos y otros, se va a saber la verdad sobre la detenci¨®n y muerte del h¨¦roe de la resistencia, Jean Moulin, arrestado por Barbie gracias, seg¨²n muchos contempor¨¢neos, a la delaci¨®n de un compa?ero.
Las esperanzas y temores eran injustificados: seg¨²n las leyes francesas han quedado prescritos todos los delitos cometidos en aquellos a?os, salvo precisamente los cr¨ªmenes contra la humanidad, para los que no habr¨¢ nunca olvido legal. Barbie no tiene que responder de la muerte de Moulin ni de la de otros resistentes: s¨®lo de la deportaci¨®n de jud¨ªos.
El juez Christian Riss le ha interrogado repetidamente, y el atestado est¨¢ pr¨¢cticamente cerrado. El juicio podr¨ªa celebrarse a finales de este a?o o a principios de 1986, pero todav¨ªa existen dudas: algunos creen que las pruebas reunidas contra ¨¦l son demasiado d¨¦biles y que la investigaci¨®n deber¨ªa continuar.
El informe parte de los trabajos realizados privadamente por un matrimonio, Serge y Betty Marsfeld, que han dedicado su vida a perseguir a antiguos nazis; pero a juicio del abogado de Barbie, Jacques Verges, es incompleto y poco serio. Otros temen que el juicio se convierta en un espect¨¢culo: Verges quiere que sea retransn?tido en directo por televisi¨®n, para lo que har¨ªa falta el consentimiento del acusado y una ley aprobada por el Parlamento.
El juez, por el momento, se ha limitado a pedir reformas de la sala en la que tendr¨¢ lugar la vista, porque es muy peque?a y no podr¨¢ dar cabida a los 20 observadores independientes, los acusadores, el p¨²blico y la Prensa. Al parecer, se estudia la posibilidad de construir una galer¨ªa suplementaria y de fabricar una gran caja de vidrio donde colocar a Barbie. No en balde se recuerda que el mismo d¨ªa de su llegada a Francia la polic¨ªa detuvo en las proximidades del aeropuerto a una anciana que ocultaba una escopeta bajo el abrigo.
La defensa de Klaus Barbie se basar¨¢ en su inocencia: el ex jefe de la Gestapo niega rotundamente haber intervenido en los dos hechos que se le imputan: "Yo responder¨ªa de lo que hice, si hiciera falta, pero no de algo con lo que no tuve nada que ver".
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