Reticencias de Mitterrand y apoyo de Kohl

El presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, y el canciller (jefe de Gobierno) de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), Helmut Kohl, se entrevistaron ayer durante m¨¢s de dos horas en Par¨ªs, sin testigos, para hablar fundamentalmente de la posici¨®n europea frente al proyecto estadounidense de la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI), m¨¢s conocida como guerra de las galaxias.El encuentro tuvo una importancia especial porque faltan menos de 15 d¨ªas para que comiencen en Ginebra las negociaciones de desarme nuclear con la URSS y porque EE UU ha lanzado una nueva ofensiva diplom¨¢tica para lograr que sus aliados formen un frente com¨²n en apoyo de sus tesis. La entrevista Mitterrand-Kohl fue preparada por los respectivos ministros de Defensa, Charles Hernu y Manfred Woerner, quienes celebraron dos reuniones previas en la capital francesa.

Las autoridades de Par¨ªs, sin atacar frontalmente el programa de investigaci¨®n cient¨ªfica propuesto por Ronald Reagan, se muestran inquietas, y esc¨¦pticas sobre el resultado efectivo de ese plan y sus repercusiones en la opini¨®n p¨²blica europea. Francia est¨¢ preocupada tambi¨¦n por las recientes declaraciones de pol¨ªticos dem¨®cratacristianos alemanes, m¨¢s propicios a apoyar a Reagan.

La RFA, que depende de Estados Unidos para su, defensa, estima que el programa puede tener derivaciones tecnol¨®gicas y cient¨ªficas de importante aplicaci¨®n en la industria y est¨¢ dispuesta a asociarse de alguna forma a ¨¦l. Francia, por el contrario, no forma parte de la organizaci¨®n militar de la OTAN; posee su propia fuerza nuclear y est¨¢ m¨¢s interesada en lanzar un programa espacial europeo, en el que Par¨ªs podr¨ªa ser el l¨ªder. Bonn, sin embargo, se muestra muy reacio a participar.

Temor franc¨¦s

El Gobierno de Mitterrand, sin querer significarse demasiado frente a Washington, no oculta su preocupaci¨®n. El ministro de Asuntos Exteriores, Roland Dumas, intent¨® restar importancia a las diferencias y se?al¨® que, en cualquier caso, tienen por delante 15 o 20 a?os para pensar en la iniciativa de defensa estrat¨¦gica. Par¨ªs teme la militarizaci¨®n del espacio, entre otros motivos porque no tiene ni recursos ni tecnolog¨ªa suficientes para subir al carro y lanzar su propio programa. Adem¨¢s, el Gobierno socialista, poco propicio a las concesiones respecto a la URSS, desea sin embargo una mejora de relaciones Este-Oeste y cree ¨¦sta se ver¨ªa abortada a causa de la petici¨®n norteamericana de seguir adelante con la SDI.Los europeos, Francia incluida, intentan ocultar sus diferencias para no provocar malas interpretaciones en Mosc¨², y Mitterrand y Kohl se han esforzado en dar una imagen de uni¨®n. Mitterrand fue uno de los primeros en apoyar el despliegue de los euromisiles y procura preservar sus relaciones con EE UU. Las autoridades norteamericanas, por su parte, aun reconociendo que el programa "no despierta unanimidad" entre sus aliados, intentan restar importancia al escepticismo franc¨¦s.