Enga?oso t¨ªtulo

Ha sido tan castigado el p¨²blico con las chabacanas comedietas que el cine espa?ol realiza con no poca frecuencia, que, resulta l¨®gico el evidente apriorismo de cr¨ªticos y espectadores ante una pel¨ªcula de t¨ªtulo, "tan terrible, La hoz y el Mart¨ªnez, interpretada, adem¨¢s, por Andr¨¦s Pajares, uno de los inevitables de esas comedietas actuales (antes lo fueron Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez, Gracita Morales o Alfredo Landa), y producida por Jos¨¦ Frade, que, al acercarse a este g¨¦nero, suele situarse en las ant¨ªpodas del cine m¨¢s, serio e interesante que espor¨¢dicamente financiaba.Ni siquiera el nombre del director, ?lvaro S¨¢enz de Heredia, en cuyo primer filme, Freddie el croupier, mostr¨® excelentes actitudes para la comedia, el cine de acci¨®n y la narrativa bien entendida, era en este caso una garant¨ªa a tener en cuenta, toda vez que tras otras burdas comedietas se han encontrado a veces hasta directores de mayor peso espec¨ªfico.

Es, sin embargo, La hoz y el Mart¨ªnez, m¨¢s inteligente de lo que su t¨ªtulo promete, ni original ni renovadora, pero resuelta en su puesta en escena con mayor imaginaci¨®n de la que es habitual en equivalentes espa?olas, generalmente s¨®lo bien intencionadas en su af¨¢n de divertimento. El juego del equ¨ªvoco (aqu¨ª, la semejanza fisica entre un fontanero madrile?o y un diplom¨¢tico sovi¨¦tico que debe firmar un tratado de paz con su hom¨®logo estadounidense) pasa eventualmente por los chistes baratos que parecen inevitables en el g¨¦nero, pero tiene a su favor una estructura dram¨¢tica que no se conforma con cubrir el expediente.

S¨¢enz de Heredi¨¢ trabaja su proyecto con ambici¨®n profesional y sin pretensiones pedantes. Quiere entretener y hacer re¨ªr, y aun dentro del disparate, tan inveros¨ªmil como en otras astracanadas extranjeras que hablan igualmente de las grandes potencias con t¨®picos elementales, lo logra con facilidad.

Andr¨¦s Pajares, en ¨¦ste sentido, prescinde bastante de gracietas f¨¢ciles e interpreta sus personajes con seriedad, mostrando que tras el caricato existe la posibilidad de un buen actor. No es La hoz y el Mart¨ªnez (da hasta pudor escribir el t¨ªtulo) un filme en modo alguno excepcional, pero s¨ª una sorpresa que gana puntos en su necesaria comparaci¨®n con otros intentos de comedia del cine espa?ol m¨¢s joven. En muchos aspectos, cuanto otros directores comienzan a aprender, en manos de S¨¢enz de Heredia es ya materia de oficio.