El D¨ªa de la Mujer Trabajadora
PARECE INDUDABLE que la condici¨®n de la mujer el la sociedad espa?ola ha mejorado durante los ¨²ltimos a?os. Donde m¨¢s, seguramente, en el terreno legal, que explica c¨®mo debieran ser las cosas. Donde menos, casi sin duda, en la vida cotidiana, donde no son los cambios legislativos, las ideolog¨ªas pol¨ªticas o las modas, sino las concepciones m¨¢s profundas, a veces incluso inconscientes, la gu¨ªa fundamental de los comportamientos. El D¨ªa de la Mujer Trabajadora -que rememora la muerte de 129 obreras en 1910, ocurrida en el interior de una f¨¢brica en huelga de Nueva York- es una buena ocasi¨®n para recordar cu¨¢n lejos se halla todav¨ªa la sociedad espa?ola de unos comportamientos y de unos h¨¢bitos en los que la divisi¨®n sexista de la sociedad no desempe?ase ning¨²n papel y fuesen ¨²nicamente los talentos personales, sin atenci¨®n al sexo (tal como reza la propia Constituci¨®n), quienes contaran como valor social y profesional.Ser mujer significa todav¨ªa un plus de dificultades en el trabajo, en el estudio o en la vida familiar. Las relaciones laborales, las escalas de valoraci¨®n de la eficacia profesional y los criterios de adopci¨®n de decisiones discriminan gravemente a las mujeres, que por el solo hecho de serlo quedan perjudicadas, en la gran mayor¨ªa. de los casos, a la hora de tener acceso a puestos de responsabilidad. Basta con leer las estad¨ªsticas sobre la presencia de la mujer en la vida p¨²blica espa?ola, en el mundo de la empresa o en los propios medios de comunicaci¨®n (de lo que no escapan tampoco peri¨®dicos corno ¨¦ste). Los atributos externos de la feminidad, en cambio, tienen una presencia creciente e instrumentalizada en la Prensa y en la televisi¨®n, que siguen ofreciendo, fundamentalmente en la p?iblicidad, una imagen objetual y denigrante del cuerpo de la mujer, entendido como cebo sexual para el consumo.
Adem¨¢s, en momentos de crisis econ¨®mica y de destrucci¨®n de puestos de trabajo como los que atraviesan actualmente las sociedades europeas.-y m¨¢s a¨²n la espa?ola-, la mujer sufre con mayor dureza los efectos de los cambios sociales. El mundo del empleo se cierra para muchas mujeres que en otras circunstancias habr¨ªan podido constituirse en personas econ¨®micamente independientes. Un rnercado de trabajo degradado e ilegal, propio del capitalismo decimon¨®nico, sin seguridad de ning¨²n tipo, sin movimientos sindicales ni solidaridad, a veces fundamentado en el trabajo dom¨¦stico, se abre, alternativamente, como ¨²nica perspectiva para la obtenci¨®n de ingresos. En los grupos de edad que se incorporan por vez primera al mundo laboral espa?ol se da la circunstancia agravante de que mujeres con id¨¦ntico o mejor nivel de estadios y preparaci¨®n laboral que los hombres obtienen una cuota menor de puestos de trabajo, tanto en cifras absolutas como en comparaci¨®n con el resto de Europa. Otro tanto cabr¨ªa decir del elevado n¨²mero de mujeres trabajadoras que no percibe salario alguno -alrededor del 12% de la poblaci¨®n fe menina ocupada- porrealizar tareas en. negocios familiares. Y no est¨¢ de m¨¢s recordar que uno de los m¨¢s importantes circuitos de trabajo negro se produce entre las empleadas dom¨¦sticas, -que en muchos casos se ven sometidas a jornadas incontroladas, sin descansos se manales ni vacaciones, s¨¢n cotizaci¨®n a la Seguridad Social y a veces con el plus,-de humillaciones que puede suponer el recibir un trato sexista y discriminatonio.
Y es qu¨¦ quiz¨¢ sea precisamente en el ¨¢rea de la fa milia y de la vida privada donde persistan todav¨ªa los mayores obst¨¢culos, algunos de ellos de responsabilidad p¨²blica. A los dos a?os de Gobierno socialista, no existe, por ejemplo, una pol¨ªtica de planificaci¨®n familiar. A pesar de la buena voluntad del Instituto,de la Mujer, no parece haber entre nuestros pol¨ªticos una seria conciencia de la necesidad de una pol¨ªtica de la mujer orientada tanto a la prestaci¨®n de ayuda p¨²blica a las mujeres discriminadas o agredidas como a la compensaci¨®n de los desequilibrios sexistas que se producen en la vida social. O, en algunos casos, se producen sucesos de insensatez o, imprudencia, tales como algu na sugerencia que podr¨ªa comportar que el tratamiento permisivo de la prostituci¨®n, en vez de ser completado con una pol¨ªtica de ayuda a las mujeres prostiltuidas y de represi¨®n de quienes las explotan como esclavas se xuales, significase luz verde para la legalizaci¨®n del proxenetismo o de la trata de blancas.
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