George Roy Hill
El director de 'El golpe' y 'Dos hombres y un destino' presenta una pel¨ªcula sobre el conflicto palestino-israel¨ª
La novela de John Le Carr¨¦ La chica del tambor ha sido el soporte literario sobre el que ha dirigido su hasta ahora ¨²ltima pel¨ªcula George Roy Hill, un cineasta de la generaci¨®n de los sesenta a quien se deben grandes ¨¦xitos de taquilla -Matadero 5, El golpe, Dos hombres y un destino, El mundo seg¨²n Garp- y otros t¨ªtulos que coinciden con los anteriores en su presentaci¨®n de personajes so?adores que tratan de huir del mundo en que viven.
Dirigi¨® Hill su primera pel¨ªcula cuando ya hab¨ªa cumplido los 40 a?os. No era, por tanto, de la misma juventud de sus contempor¨¢neos -Penn, Mulligan, Schaffner, Frankenheimer...-, aquellos muchachos procedentes de la televisi¨®n que quiso impulsar el, cine norteamericano por los caminos de la cr¨®nica social, lejos de la evasi¨®n cl¨¢sica de las ¨¦pocas anteriores. "Aunque m¨¢s que hablar de la realidad yo quer¨ªa tambi¨¦n evadirla", dice ahora Hill, a los 63 a?os, nervioso, sujet¨¢ndose las manos para impedirles mayor libertad, con aspecto joven, salvo esa leve barriguita que le asoma en su bien conservado aspecto atl¨¦tico. "Los personajes sobre los qu¨¦ he hecho mis pel¨ªculas han creado su propio entorno, mienten en gran medida, como la propia Charlie de La chica del tambor, que ha idealizado toda su vida. Es una mentirosa nata y de ah¨ª la fascinaci¨®n que ejerce sobre los israel¨ªes. Los personajes de El golpe, por ejemplo, tambi¨¦n crearon a su alrededor un mundo completamente falso. Yo dir¨ªa que mis personajes no son tanto pacifistas como so?adores".La chica del tambor (Diane Keaton en la pel¨ªcula) es una joven actriz que cree en la causa palestina; sin embargo, es reclutada por el contraespionaje israel¨ª, que, aprovechando sus cualidades para el fingimiento, lanza a la muchacha a una rocambolesca aventura en busca de un l¨ªder palestino. Cumplida la misi¨®n, que la joven actriz ha aceptado por amor, queda vencida y desolada, sin nuevas ilusiones ni esperanzas.
"Es la primera pel¨ªcula pol¨ªtica que he filmado nunca", confirma Hill, "en la medida en que aborda un tema pol¨ªtico de actualidad. Hace a?os dirig¨ª para televisi¨®n El juicio de Nuremberg. Era la ¨¦poca en que me interesaban estas historias, vinculadas a la historia real, que dej¨¦ al comenzar mis largornetrajes".
Aunque otras pel¨ªculas de Hill se refer¨ªan igualmente a hechos reales (el bombardeo de Dresde en Matadero 5, pel¨ªcula retenida durante varios a?os por la censura franquista), resolv¨ªa sus conflictos por los caminos de la fantas¨ªa. "En las pel¨ªculas taquilleras normales existe una clara diferencia entre el bien y el mal. Creo que en mis pel¨ªculas, El mundo seg¨²n Garp, por ejemplo, existe una mayor amb¨ªvalencia, incluso una confusi¨®n sobre d¨®nde est¨¢n esos valores. No quiero poner a los buenos con sombrero blanco y a los malos con sombrero negro. La chica del tambor trata de la cuesti¨®n palestina, pero no toma partido claro a favor de palestinos o israel¨ªes. Cualquiera de las dos partes hacen cosas realmente incre¨ªbles, y las dos partes, al mismo tiempo, son v¨ªctimas".
En cualquier caso, es la pel¨ªcula de Hill con menos sentido del humor. "Es cierto. Siempre trato de ver las historias de mis pel¨ªculas bajo un prisma humor¨ªstico, porque es algo inevitable en m¨ª, pero La chica del tambor no, se prestaba a ello". No es una tristeza derivada de esos casi 20 a?os de trabajo en el cine: "Al contrario, ahora tengo m¨¢s motivos de risa. Veo mejor el laido rid¨ªculo de las cosas".
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