Fuerte pol¨¦mica sobre la decisi¨®n de Mitterrand de convocar un refer¨¦ndum sobre Europa
La oposici¨®n francesa y los medios pol¨ªticos europeos se interrogan con curiosidad sobre la "sorprendente iniciativa para transformar las instituciones comunitarias" anunciada a principios de este mes por el presidente Fran?ois Mitterrand. El presidente de la Rep¨²blica y su entorno mantienen un silencio absoluto, pero las especulaciones se han disparado. Para unos se trata de un acuerdo o tratado franco-alem¨¢n, al que otros socios podr¨ªan sumarse; para otros, de la creaci¨®n de una conferencia intergubernamental de los diez encargada de preparar la reforma. Los hay incluso que piensan en un refer¨¦ndum sobre la ampliaci¨®n o en la propuesta de elegir un presidente de Europa.
Mitterrand tiene dos pasiones reconocidas: el gusto por la sorpresa y Europa, entendida como una estructura que se basa en el papel de Francia y de la Rep¨²blica Federal de Alemania. Todo el mundo recuerda que uno de sus principales discursos fue pronunciado ante el Parlamento Europeo, el pasado 24 de mayo. Mitterrand se ha dado cuenta, dolorosamente, puesto que ha sido en su propia carne, que es imposible poner en marcha una pol¨ªtica de relanzamiento econ¨®mico si no existe una previa coordinaci¨®n dentro de los diez.
Este convencimiento y la idea de que una mayor uni¨®n pol¨ªtica en Europa beneficia a su pa¨ªs, le llevaron a tomar muy en serio su reciente presidencia de la CEE. En seis meses, de junio a diciembre del a?o pasado, Mitterrand despleg¨® todas sus dotes y armas para intentar solucionar el problema de Gran Breta?a y convencer al canciller Helmut Kohl que hab¨ªa llegado el momento de que Bonn y Par¨ªs tomaran las riendas en la mano.
Liderazgo franco-alem¨¢n
Desde entonces, Mitterrand no ha dejado un solo d¨ªa de insistir en la RFA para lograr que sus grandes socios se suban al tren de la "transformaci¨®n de las instituciones europeas". Algo debe haber conseguido, cuando ha decidido anunciar la sorpresa, inconcebible sin el apoyo de Kohl.
Nada se sabr¨¢ de cierto probablemente hasta la cumbre europea prevista para el pr¨®ximo mes de junio en Mil¨¢n (Italia). Mitterrand defender¨¢ all¨ª la creaci¨®n de una conferencia intergubernamental que prepare un nuevo tratado en el que se plasmen esas transformaciones. El punto de partida puede ser el informe preparado por la Comisi¨®n Dooge -creada en la cumbre de Fontainebleau- que ser¨¢ hecho p¨²blico a mediados de este mes. Francia ha estado representada por uno de los padres de la CEE, Maurice Faure, viejo amigo del presidente Mitterrand, luego compartir¨¢ las conclusiones. La idea de una conferencia intergubernamental tropezar¨¢, sin embargo, con la oposici¨®n decidida de Dinamarca y Grecia y, sobre todo, del Reino Unido, siempre dispuesto a disipar cualquier humor europe¨ªsta del canciller Kohl.
Si la convocatoria de esa conferencia fracasa, Mitterrand, seg¨²n algunos expertos, intentar¨ªa un acuerdo franco-alem¨¢n, un tratado bilateral, abierto a todo el que quiera a?adirse. Una soluci¨®n de este tipo colocar¨ªa a Gran Breta?a en una disyuntiva delicada, porque se arriesgar¨ªa a quedar fuera de un proyecto de Europa (como ya estuvo fuera de su creaci¨®n) y a ser considerada como un "compa?ero lento" o "de segunda clase".
El factor sorpresa
El refer¨¦ndum de que hablan otros ex¨¦getas del pensamiento presidencial podr¨ªa tratar muy bien, caso de que realmente forme parte de la sorpresa, de ese acuerdo o de alguno de los puntos de su contenido. Si fuera as¨ª, tendr¨ªa la ventaja para Mitterrand de que podr¨ªa lograr una alta participaci¨®n en Francia y un resultado positivo, lo que no le vendr¨ªa nada mal desde un punto de vista personal. El presidente franc¨¦s tiene problemas de popularidad (se encuentra en los porcentajes m¨¢s bajos de la historia de la V Rep¨²blica) y un refer¨¦ndum convocado por ¨¦l y presentado como un gran ¨¦xito podr¨ªa convertirse a sus ojos en una especie de plebiscito, precisamente cuando los socialistas van a perder la mayor¨ªa en el Parlamento.
"Todo son suposiciones", insiste un alto funcionario pr¨®ximo al El¨ªseo. "Antes de la cumbre de Mil¨¢n no se sabr¨¢ nada". En cualquier caso, estas hip¨®tesis cuentan en Francia con m¨¢s defensores que otras ideas sugeridas en los medios de comunicaci¨®n, como por ejemplo un refer¨¦ndum sobre la ampliaci¨®n de la CEE. "Si esa es la sorpresa que nos reserva el presidente, ser¨ªa m¨¢s bien desagradable y poco afortunada", afirmaba un funcionario del Partido Socialista, que no olvida que Georges Pompidou estuvo a punto de perder el refer¨¦ndum sobre la adhesi¨®n de Gran Breta?a.
Otras posibilidades ser¨ªan un refer¨¦ndum sobre la conversi¨®n de la moneda europea (el ECU) en un aut¨¦ntico billete canjeable en el banco (lo que no atrae en absoluto a Bonn ni apasionar¨ªa a los franceses como para llevarles a las urnas), o sobre la figura de un presidente de Europa, lo que tendr¨ªa la ventaja de dividir a la derecha francesa, dado que Valery Giscard D'Estaing se presentar¨ªa inmediatamente como candidato. Sea cual fuere la sorpresa reservada por Mitterrand, lo m¨¢s seguro es que implique a otros pa¨ªses y, fundamentalmente, a la RFA.
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