Ivan Lawrence
El diputado conservador brit¨¢nico se convierte en 'Ivan el Terrible' tras irrumpir en la C¨¢mara de los Comunes y batir el r¨¦cord de oratoria
Sus se?or¨ªas se remov¨ªan impacientes en los esca?os de la C¨¢mara de los Comunes del Parlamento brit¨¢nico. Y ten¨ªan raz¨®n para ello. Eran m¨¢s de las cinco de la madrugada, y el cielo comenzaba a clarear sobre el T¨¢mesis, en cuya orilla se encuentra situado el palacio de Westminster, sede de la soberan¨ªa popular. Exactamente a las 5.12, el diputado conservador Ivan Lawrence, representante del distrito de Burton-on-Trent y uno de los m¨¢s famosos abogados criminalistas del Reino Unido, se levant¨® de su esca?o y pidi¨® la palabra.
El speaker, Bernard Weatherill, se la concedi¨® entre los bostezos del resto de los diputados. El tema a debate era verdaderamente "apasionante": la ley de aguas propuesta por el Gobierno, que contiene una cl¨¢usula por la que se a?ade fl¨²or al agua potable. Ivan Lawrence comenz¨® su exposici¨®n con estas palabras: "Me van a permitir mis honorables amigos una breve exposici¨®n sobre esta cuesti¨®n".La "breve" exposici¨®n dur¨® exactamente hasta las 9.35 de la ma?ana, cuatro horas 3,23 minutos de sopor¨ªfera charla sebre los peligros del fl¨²or en el agua. Cuando termin¨® de hablar, Ivan Lawrence no era ya Ivan Lawrence para el resto de los diputados. Su nuevo nombre: Ivan el terrible. Su haza?a, romper el record de oratoria en la C¨¢mara en lo que va de siglo y ser inscrito por tanto en el tradicional Guinness book of records.
El diputado hablador, que lleva dos legislaturas en la C¨¢mara, pertenece al Comit¨¦ de Asuntos Exteriores de la C¨¢mara, a la Comisi¨®n de Justicia y al Comit¨¦ de ayuda a los jud¨ªos sovi¨¦ticos. Lawrence naci¨® el 24 de diciembre de 1936 y se gradu¨® en Derecho en el prestigioso Christchurch College de Oxford. Casado, es padre de una hija y en sus ratos libres juega al f¨²tbol y al squash, toca el piano y le gusta viajar.
Los estudiosos del parlamento brit¨¢nico aducen que el famoso pol¨ªtico liberal Lloyd George, el mago de Gales, habl¨® durante cuatro horas y 51 minutos en 1909, durante la presentaci¨®n del presupuesto anual a la C¨¢mara. Pero los partidarios de Lawrence han manifestado que, aunque la cifra es exacta, sin embargo no puede: empa?ar el nuevo r¨¦cord establecido por el infatigable diputado, porque Lloyd George descans¨® en su intervenci¨®n durante media hora y, por tanto, Ivan el terrible ir¨¢ a las p¨¢ginas del Guinness, aunque su esfuerzo no haya podido batir el r¨¦cord de todos los tiempos en el Parlamento, un discurso de seis horas a cargo de Heriry Brougham en 1828, cuando se debat¨ªa el tema de la reforma legal en el Reino Unido.
Ivan el Terrible martille¨® a sus compa?eros de C¨¢mara sin un texto preparado y con un acompa?amiento de notas cient¨ªficas de apoyo desparramadas a lo largo de una fila entera de esca?os. En la realidad se trataba de una peque?a venganza de un grupo de 30 diputados conservadores rebeldes contra su propio gobierno que no hab¨ªa accedido al aplazamiento solicitado del debate. Aunque Lawrence lo niega, se trat¨® de un t¨ªpico caso de "filibusterismo", o "obstruccionismo", como se conocen estas t¨¢cticas en la jerga parlamentaria brit¨¢nica. Lawrence, un maestro de la oratoria forense, produjo toda clase de citas cient¨ªficos en apoyo de sus tesis, desde un informe de la asociaci¨®n de fontaneros australianos hasla una declaraci¨®n del concejal de aguas de la localidad de Wilmington, en el estado de Delaware, en Estados Unidos, para concluir que la introducci¨®n indiscriminada del fl¨²or en el. agua potable constituye "un atentado a las libertades individuales".
Los profundos argumentos no consiguieron despertar de su sopor a los sufridos diputados. En el curso de la intervenci¨®n, varios miembros de la C¨¢mara se trasladaron a los esca?os superiores para tratar de recuperar el sue?o perdido. Entretanto, el ministro de Salud, Ken Clarke, dormitaba pl¨¢cidamente. Un codazo de un compa?ero le despert¨® bruscamente cuando le toc¨® el turno de respuesta a Ivan el Terrible. "Hay que aprobar esta ley", dijo somnoliento, "con el fin de conseguir un menor porcentaje de muelas picadas en nuestros hijos". "Eso, eso, afir m¨® otro diputado reci¨¦n desperta do para quien un voto en contra de la ley de aguas supon¨ªa un voto a favor de los dolores de muelas. A las ocho de la ma?ana, un sol radiante que entraba a raudales por las, ventanas (de la c¨¢mara fue inca paz de despertar a sus se?or¨ªas. Pero un ruido desconocido ayud¨® a sacudir el sue?o de los diputados. A esa hora, el despertador de mu?eca de Iv¨¢n el Terrible comenz¨® a sonar. "Ustedes perdonen", dijo, "es la hora en la que acostumbro a despertarme". Y sigui¨® imperturbable.
A las 9.35, Lawrence termin¨® su breve intervenci¨®n. No ten¨ªa m¨¢s reinedio. A las diez ten¨ªa un juicio en el Old Bailey, sede de los tribunales penales de Londres, donde defiende a uno de los acusados en el robo de la Securities Express, una compa?¨ªa de transportes blindados que perdi¨® en un asalto 6 millones de libras (unos 1.200 millones de pesetas) hace dos a?os.
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