Los cr¨ªmenes de Pinochet
Ayer y hoy he comprado su peri¨®dico, como cotidiamente lo hago, y, al leerlo, en sus p¨¢ginas, sobre grandes avisos comerciales, he visto una noticia sobre el degollamiento de tres personas. Ello me ha impactado.En ellas se dice: "Que en un lugar pr¨®ximo del aeropuerto de la capital de Chile han aparecido los cad¨¢veres de tres personas degolladas".
Los nombres corresponden a Manuel Guerrero, Nelson Berm¨²dez y Jos¨¦ Manuel Parada. Un cuarto cad¨¢ver habr¨ªa aparecido cerca de la Asociaci¨®n General de Trabajadores de la Educaci¨®n (AGECH) y corresponder¨ªa a Santiago Nattino Allende. Las noticias me han dejado anonadado.
Cuatro personas m¨¢s, entre las m¨¢s de 30.000 ya asesinadas, por luchar por esa utop¨ªa llamada democracia, me lleva a reflexionar sobre las palabras vertidas por un alto personero de nuestro Gobierno a su peri¨®dico, tiempo atr¨¢s, sobre la venta de armas. ?l dijo algo as¨ª como: "Si nosotros no las vendemos, otros las vender¨¢n". Esta tesis no es una cuesti¨®n econ¨®mica, sino ¨¦tica.
La noticia sangrienta, que es cotidiana desde hace m¨¢s de 11 a?os en ese peque?o pa¨ªs suramericano llamado Chile, nos debe llevar a todos los espa?oles a meditar si es ¨¦tico que nuestro pa¨ªs siga vendiendo armas a un r¨¦gimen que, en su forma y esencia, es contrario al nuestro.
Pinochet, como es sabido, sustenta el despreciable r¨¦cord de asesinatos institucionalizados desde los tiempos de Hitler.
Usted, como yo, y la gran mayor¨ªa de este pa¨ªs, es dem¨®crata y la venta de armas a un Gobierno inmoral como el de Pinochet opaca el ¨¦xito del Gobierno espa?ol al lograr el ingreso a la CEE. Las armas que se venden a Pinochet no son para que se defienda de una agresi¨®n extranjera, sino, por el contrario, las emplee contra el pueblo indefenso para mantener el sistema de dominaci¨®n impuesto desde la metr¨®polis imperialista.
Creo que usted estar¨¢ de acuerdo conmigo sobre la conveniencia de revisar nuestra pol¨ªtica de ventas de armas a r¨¦gimenes fascistas, que las usan para segar las vidas de quienes, como usted y yo, y tantos y tantos, gritan: ?Democracia ahora!.- Mario P¨¦rez.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.