Maurice A. Ferr¨¦

Ser el primer candidato a la alcald¨ªa de Miami que ha conseguido el triunfo en seis per¨ªodos electorales consecutivos se ha convertido en un eslogan pol¨ªtico y en un orgullo personal para Maurice A. Ferr¨¦. Cuando se le pregunta por las razones de su ¨¦xito sonr¨ªe con cara de ni?o bueno y afirma que "se debe un poquito a la suerte y a cierta habilidad para reconocer la diversidad de una comunidad donde se mezclan diferentes culturas y razas".

La preocupaci¨®n por el desarrollo de la infraestructura de Miami y por la potenciaci¨®n de la cultura hispana son dos constarites en la trayectoria pol¨ªtica de Ferr¨¦ que se repiten en los motivos de su viaje espa?ol. Ferr¨¦, con su aspecto de ejecutivo tostado al sol de alguna playa paradisiaca, recorrer¨¢ las tierras extreme?as en busca de granito para la construcci¨®n de un parque de 20 hect¨¢reas que se construir¨¢ en las proximidades de la bah¨ªa de Miami. "Es un proyecto importante", dijo Ferr¨¦, "para una ciudad que s¨®lo tiene 90 a?os de vida y a la que faltan aspectos que confieran car¨¢cter a su fisonom¨ªa urban¨ªstica".La siguiente etapa de la comitiva norteamericana ser¨¢ Sevilla, donde Ferr¨¦ se entrevistar¨¢ con el comisario de la exposici¨®n mundial que se celebrar¨¢ en 1992 para conmemorar el quinto centenario del descubrimiento del Nuevo Continente. "Miami no participa de forma oficial en la exposici¨®n", explic¨® Ferr¨¦, "pero su cooperaci¨®n tiene sentido, ya que es la ciudad norteamericana de habla hispana que se encuentra m¨¢s cerca de La Espa?ola, primera tierra del continente que pis¨® Col¨®n. Por otra parte, en el centro de Miami el 60% de la poblaci¨®n es de habla hispana, lo que proporciona una idea del inter¨¦s que sienten los ciudadanos por el asunto". Ferr¨¦, de 49 a?os de edad, es graduado en ingenier¨ªa arquitect¨®nica.

Puertorrique?o de ascendencia cubana, casado con una venezolana y educado en Estados Unidos y Europa, opina que esta mezcla de culturas y visiones de la vida le ha dado la oportunidad de crear una imagen de Miami como ciudad internacional. "Es muy dif¨ªcil", afirma, "gobernar una ciudad donde cada comunidad posee distintos valores y cree en cosas diferentes que adem¨¢s tienen muy arraigadas". Ferr¨¦ considera que llegar a ser alcalde de Miami y satisfacer a los casi dos millones de personas que gobierna ha sido una ardua tarea.

Maurice Ferr¨¦ considera que en el gobierno local ha servido de puente entre razas y culturas. Cuando se le pregunta qu¨¦ aspecto de su actividad le gustar¨ªa que recordaran sus conciudadanos, afirma sin dudarlo que la preocupaci¨®n por ir amoldando un proceso en el que la participaci¨®n sea igual para todos. "Llegar a una sociedad en que todos sus miembros sean iguales", dice Ferr¨¦, "es imposible, pero s¨ª es factible que todos tengan la oportunidad de llegar a su meta".

A lo largo de la conversaci¨®n aflora varias veces la preocupaci¨®n por la discriminaci¨®n racial que existe en Estados Unidos y de la que no se ha librado una ciudad cosmopolita como Miami. "Para la mentalidad europea, acostumbrada a enfrentarse a luchas sociales", dice Ferr¨¦, "es muy dif¨ªcil comprender los conflictos raciales. El problema es lento y duro de solucionar, pero estamos en el camino correcto". Mientras tanto, Ferr¨¦ se debe conformar con haber nombrado al primer abogado de la ciudad y el primer jefe de polic¨ªa negros en la corta historia de Miami.