El obispo de Huelva censura los placeres "en el comer, en el beber y en el holgar" del Roc¨ªo
El obispo de Huelva, Rafael Gonz¨¢lez Moralejo, ha advertido que los principales peligros para el Roc¨ªo son: "el af¨¢n por el dinero; el deseo y la b¨²squeda del placer, en el comer, en el beber, en el holgar, en todo lo que sacia y satisface la pasi¨®n de los sentidos".
El obispo, ha lanzado un mensaje de alerta a los presidentes y hermanos mayores de las hermandades de Nuestra Se?ora del Roc¨ªo, al objeto de que la pr¨®xima celebraci¨®n rociera no pierda su car¨¢cter religioso y popular. En su exhortaci¨®n cit¨® "el mundo, el demonio y la carne" como los tres males que acechan a la romer¨ªa del Roc¨ªo, una de las de mayor raigrambre en la comunidad andaluza.El obispo se refiere al grave problema de la "masificaci¨®n", que puede convertir a la fiesta del Roc¨ªo "en un simple fen¨®meno sociol¨®gico, en el que toda una serie de aspectos culturales, folcl¨®ricos e incluso paganos hagan que lo estrictamente religioso quede ahogado por la resaca avasalladora de las reacciones multitudinarias".
Gonz¨¢lez Moralejo, que se pregunta de d¨®nde llegan los riesgos verdaderos que existen en el Roc¨ªo, afirma que, "ciertamente, pueden provenir de influencias extra?as, interesadas en desvirtuar los actos religiosos, aprovechando el r¨ªo revuelto de las grandes concentraciones rocieras", aunque no excluye de responsabilidad a la Iglesia y a las hermandades.
Dos soluciones o v¨ªas de soluci¨®n afirma el obispo que es necesarlo aplicar a los problemas que se plantean como consecuencia de la masificaci¨®n del Roc¨ªo. Una depende de las autoridades civiles para que procuren, sobre todo, proveer el "buen orden", la seguridad y la sanidad p¨²blica y garantizar la libre y ordenada celebraci¨®n de los actos religiosos. La otra soluci¨®n es de ¨ªndole religiosa y depende ya de nosotros, es decir, la Iglesia". Asimismo, se refiere a las soluciones de tipo t¨¦cnico en las que ha de haber estrecho acuerdo entre la autoridad civil y la eclesi¨¢stica.
"Pero hay algo mucho mas importante", recalca, "y que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de la t¨¦cnica log¨ªstica". "Consiste", dijo, "en extremar el cuidado de los hermanos por vivir el Roc¨ªo con profundo esp¨ªritu de religiosidad y de fe. Consiste en crear un ambiente, aunque provenga de una peque?a proporci¨®n de personas entre la ingente muchedumbre que acude al Roc¨ªo, que d¨¦ a toda la aldea una t¨®nica de recogimiento, de sincera piedad, de religiosidad aut¨¦ntica".
Sin embargo, dir¨ªa que el crear ese ambiente exige, como condici¨®n indispensable, "que por nuestra parte no haya, concesiones ni debilidades frente a aquellos riesgos a que antes he hecho menci¨®n". Al respecto cita tres normas principales: "Dar ejemplo de austeridad en todo lo que toca al dinero, renunciando al derroche, a todo exceso, a toda desproporci¨®n, a toda ostentaci¨®n no justificada, que pueda herir la sensibilidad de tantos hombres que sufren paro, pobreza, hambre y necesidad; que deis ejemplo de sobriedad en el comer, en el beber, en el holgar, en dar satisfacci¨®n a los sentidos, sin ir m¨¢s all¨¢ de lo que es exigido por una vida de consumo normal".
Termin¨® Gonz¨¢lez Moralejo diciendo que si el comportamiento del rociero se basa en lo anteriormente citado, se lograr¨¢ que el Roc¨ªo sea "agua limpia y cristalina que refleje la claridad del cielo".
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