Goya, luces y sombras
TVE comienza ma?ana, lunes, la emisi¨®n de una serie sobre el pintor de Fuendetodos
Los deslumbrantes escenarios naturales en que se desenvuelve la serie Goya, desde El Escorial hasta Do?ana, el impacto visual de este marco de lujo para los seis episodios de una hora que se estrenan ma?ana por TVE-1, encierran la historia convulsa de la ¨¦poca de Goya, la corte espa?ola durante el reinado de cuatro reyes, la ocupaci¨®n francesa y guerra de la independencia, de los que el pintor fue testigo excepcional, de 1746 a 1828. Y, ante ese tel¨®n de fondo, Goya, su rebeli¨®n genial contra el estilo de su tiempo, sus zozobras y contradicciones pol¨ªticas, las luces y sombras de sus pinceles y pasiones.
Cayetana, la duquesa de Alba, est¨¢ en primer t¨¦rmino de este friso. Despu¨¦s, las crisis de salud, el exilio interior en la Quinta del Sordo, donde estalla el realismo alucinado de las pinturas negras, antes del voluntario exilio a Burdeos.Fastuosos decorados del Patrimonio Nacional, en los que suenan el Quintettino, de Boccherini, y un adaggio del Concierto para violonchello y orquesta, de Carl-Philip-Emmanuel Bach, las dos obras b¨¢sicas que sirven de par¨¢frasis a la m¨²sica del catal¨¢n Xavier Montsalvatge, adem¨¢s de Haydn, Bach y el Orlando furioso, de Vivaldi.
"?Qu¨¦ desdicha de Espa?a, libertad hoy, cadenas ma?ana!", dice Goya antes de cruzar los Pirineos, mientras Fernando VII ex plica en su despacho, ante una naranja, por qu¨¦ le concede permiso para abandonar el pa¨ªs: "A ver si le olvidamos de una vez".
All¨ª arranca el primer episodio, con una mirada atr¨¢s, desde Francia, en la que este parlamento de Goya, interpretado por el catal¨¢n Enric Maj¨® -medio equipo t¨¦cnico y art¨ªstico es catal¨¢n-, pone ante el telespectador los trazos m¨¢s relevantes de la serie: "Hasta el silencio amargo de estos d¨ªas de sordera y de exilio me llegan, con frecuencia, las voces de mi madre, que me llama. Los secanos terribles de Arag¨®n. Mi pueblo, Fuendetodos..., visto desde la altura de los ¨²ltimos a?os de mi vida. Son los primeros tiempos del reinado de don Carlos III, que cumpli¨® dignamente, concienzudo y piadoso, con su oficio de rey. Le administr¨® al pa¨ªs las grandes medicinas del siglo XVIII: la Ilustraci¨®n, las loas al trabajo, ins¨®litas en tierras de mendigos, de hidalgos y de frailes. Las f¨¢bricas reales, los censos que dir¨¢n que apenas somos unos ocho millones de vasallos. Guerras contra Inglaterra y alianzas con Francia. ?Y qu¨¦ duro camino desde entonces..., por entre las pasiones de los hombres, a las que no fui ajeno! La ambici¨®n de los grandes, las secretas intrigas cortesanas, la locura y la muerte. Ochenta largos a?os. Casi un siglo de cambios prodigiosos, desde el antiguo r¨¦gimen, la santa Inquisici¨®n, los a?os de Godoy y su privanza, que tuvo tanta fuerza. La gran Revoluci¨®n de los franceses. La despiadada guerra por nuestra independencia, en la que triunfamos, pero a costa de terribles esfuerzos y de hondas divisiones. Y despu¨¦s de la guerra, la libertad luchando por abrirse camino frente a un poder rabioso y absoluto. Nombramientos, honores, procesos, memoriales. Pero he sobrevivido. Tenacidad..., astucia....aunque para lograrlo tuviera que pintar a cuatro reyes: Carlos III, Carlos IV, Jos¨¦ I, Fernando el Deseado, y morderme la lengua con frecuencia, hasta hacerla sangrar".
La vida de Goya que recrea el telefilme transcurre por estos cuatro ejes del relato: su familia, las tertulias en el c¨ªrculo de amigos e intelectuales afrancesados, la corte y los vaivenes pol¨ªticos, que se suceden similares a los que pas¨® nuestro siglo, y su actividad creadora, marcada por la sordera, por sus crisis de salud, por la pasi¨®n de Cayetana, la duquesa de Alba (interpretada por la italiana Laura Morante). Desde el primer momento en que aparece ante sus ojos, durante la fiesta que da la duquesa de Osuna: "Vi una mujer que ni te la imaginas, tan hermosa y desnuda como un cisne... No hay en ella ni siquiera un cabello que no inspire deseos", como escribe a su amigo Mart¨ªn Zapater.
'Las tripas del mundo'
Cuando la primavera de las luces y de la raz¨®n toca a su fin, cuando le sobrevienen las crisis, pinta para s¨ª mismo "las tripas del mundo, la corrupci¨®n y el vicio", los demonios y las brujas, un inundo ¨¢cido y corrosivo en el que ni siquiera pueden penetrar sus m¨¢s ¨ªntimos. Desastres, Disparates y Caprichos.
Trepa Goya en La cuca?a del primer episodio hasta alcanzar el m¨¢ximo poder, entrar en la Real Academia de las Tres Nobles Artes (cuando eran s¨®lo tres, pintura, arquitectura y escultura) y primer pintor de c¨¢mara del Rey, a costa de tragarse muchos sapos, incluida la condecoraci¨®n napole¨®nica de la berenjena. "Supo nadar y guardar la ropa", dice Salvador Pons, productor, guionista y principal inspirador de la serie. "Hemos procurado", dice Pons, "desmitificar el personaje, que normalmente ha tenido dos interpretaciones de una pieza: la de patriota hasta las cachas, el Goya del Dos de mayo, y la de gran progresista que le asignan incluso los cr¨ªticos marxistas. Es cierto que nada y guarda la ropa. Es un luchador nato, arranca desde abajo y desde lo m¨¢s humilde y defiende lo que le ha costado alcanzar, su profesionalidad, su prestigio, el dinero, su posici¨®n. Hemos procurado que el emparrilado de la serie sea rigurosamente hist¨®rico. Los hechos son todos hist¨®ricos, como la absoluta mayor¨ªa de los personajes; s¨®lo las motivaciones son fabuladas porque no es posible prescindir de hip¨®tesis dram¨¢ticas que den fuerza al relato. Hay que tener presente que Goya fue un testigo cualificado de su ¨¦poca, como el escritor o el periodista, que levanta acta, con los pinceles, de todo lo que ve. Yo siempre digo que denunci¨® los horrores e injusticias de la guerra como podr¨ªa hacerlo un miembro de Amnesty International. Hay una frase muy significativa de Malraux a prop¨®sito de esta contradicci¨®n entre su vida y su obra: los dibujos y obras de Goya podr¨ªan ser como el carn¨¦ de notas de un militante comunista cuyo pa¨ªs haya sido invadido por la Uni¨®n Sovi¨¦tica". Gabriel Castro, coguionista de la serie, agrega: "Su obra excede a su vida. Pact¨® con la realidad, pero su pintura nunca se dej¨® sobornar por el poder".
Acaba el relato, pasados los Pireneoss, con la imagen ?Inquietante de El perro, apenas la cabeza mirando a un cielo sin horizonte, indescifrable para sus cr¨ªticos, cargada de angustias, quiz¨¢ de esperanzas.
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