La Democracia Cristiana celebra "la muerte de los gobiernos rojos" en Italia
Los dirigentes democristianos brindaban ayer con champa?a en su sede romana de Piazza de Ges¨´ por una victoria que no esperaban en las elecciones del domingo y el lunes pasados, mientras a 100 metros de distancia, en Botteghe Oscure, los comunistas viv¨ªan momentos de soledad observando los titulares de los diarios que anunciaban, como esquelas mortuorias "la defunci¨®n de los gobiernos rojos" en las mayores ciudades del pa¨ªs, como Roma, Tur¨ªn, Mil¨¢n, G¨¦nova y Venecia.
Un editorial de La Repubblica recordaba ayer cuando, 10 a?os atr¨¢s, en pleno triunfo de la izquierda, se publicaba en el mismo diario: "Est¨¢ emergiendo una nueva sociedad convencida de que se pueda vivir sin la Democracia Cristiana, o al menos sin su hegemon¨ªa". Hoy, por el contrario, la bandera blanca democristiana vuelve a ondear sobre los principales ayuntamientos del pa¨ªs.Luigi Pintor, en Il Manifesto, escribi¨® ayer con amargura: "Por lo que parece, moriremos democristianos. Se cierra un decenio. El voto del domingo es de restauraci¨®n social, antirreformador". "No es por exceso de audacia por lo que ha perdido la izquierda", a?ade y culpa a todo el pa¨ªs, que "tiene el vientre blando, una barriga m¨¢s importante que su cabeza, y se nutre sobre todo de intereses particulares".
Mientras los democristianos exultan porque en Roma han obtenido, dicen, el mayor triunfo desde la liberaci¨®n, en el partido comunista ha empezado, con seriedad, el proceso de an¨¢lisis y de revisi¨®n. El primero que ha levantado la voz con fuerza es Napoleone Colajani, senador, miembro del comit¨¦ central. Colajani ha sido tajante: "Si no actuamos con rapidez, nos hundiremos; lentamente, porque tenemos ra¨ªces profundas, pero inexorablemente". Y acusa a su partido de haber basado su pol¨ªtica en "una feroz competici¨®n con todos y en una guerra sin cuartel a Craxi". Y a?ade: "Desguarnecidos de programas e ideales, los hemos suplido con una pol¨ªtica craxiana, es decir, de espect¨¢culo". Y concluye: "Es necesario un viraje, una ruptura; hay que votar m¨¢s dentro del partido, hace falta mayor democracia interna y m¨¢s contacto con las realidades del pa¨ªs, porque si no nuestra diversidad nos aislar¨¢ y esterilizar¨¢".
An¨¢lisis de los resultados
El PCI ha anunciado ya la reuni¨®n del comit¨¦ central para analizar los resultados del voto del domingo. Desde ayer, en cinco ciudades clave -Roma, Tur¨ªn, Mil¨¢n, Bari y Venecia-, es posible -y en algunas, como Roma y Mil¨¢n, obligatorio-, crear un Gobierno pentapartido (igual que en el Gobierno central), con la Democracia Cristiana (DC) y sin los comunistas.En Roma, la Democracia Cristiana tiene un problema con el candidato que, presentado el segundo en la lista, ha obtenido sin embargo m¨¢s votos de preferencia que el n¨²mero uno, hombre del aparato, el senador y ex ministro Nicola Signorello. Se trata del periodista televisivo, miembro del Opus Dei, Alberto Michelini, presentado como independiente en las listas de la DC. Los grupos cat¨®licos insistieron para que el partido lo presentase como n¨²mero uno. Pero los grandes personajes democristianos romanos, empezando por Giulio Andreotti, se opusieron. No quer¨ªan dar la imagen de una Democracia Cristiana romana papista, ya que el mismo Ciriaco de Mita sigue insistiendo en que la DC es un partido de inspiraci¨®n cristiana, pero no "el partido de los cat¨®licos".
Se da por descontado que Michelini no ser¨¢ el alcalde, y ya ha pedido, al parecer, que se le d¨¦ la pol¨ªtica cultural del Ayuntamiento. Si as¨ª fuera, los famosos veranos romanos del popular concejal comunista Nicolini, con sus sambas y sus pel¨ªculas gay, pasar¨ªan a manos del Opus Dei. Alguien ha ironizado ya diciendo que se pasar¨ªa "de Nicolini a Michelini", y "del flamenco al gregoriano".
Es posible que los democristianos puedan dejar la alcald¨ªa de Roma a un socialista, a cambio de que Craxi prometa formar gobiernos con los democristianos, sin los comunistas, donde sea posible, empezando por Tur¨ªn y Mil¨¢n.
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