Mayo del 68
Fue un a?o de revuelo. En Francia estalla el mayo del 68 y De Gaulle disuelve el Parlamento. En Checoslovaquia florece la primavera de Praga, que termina con la invasi¨®n sovi¨¦tica. En Estados Unidos -aparte los asesinatos de Robert Kennedy y Mart¨ªn Luther King- hay manifestaciones violent¨ªsimas contra la guerra de Vietnam, y los atletas negros en M¨¦xico levantan los pu?os en se?al de protesta. Fueron estallidos sociales contra el poder, que hicieron temblar el orden establecido.Y como la fiesta camina pareja con lo social, no pod¨ªa faltar revuelo taurino. Sucedi¨® en Madrid el 18 de mayo, tal d¨ªa como hoy hace exactamente 17 a?os, cuando El Cordob¨¦s, entonces el amo de la fiesta, toreaba, m¨¢s o menos, a su segundo enemigo, m¨¢s o menos. De repente se tir¨¦ al ruedo un espectador elegantemente vestido de negro. ?Qui¨¦n puede ser?
?Es Miguel¨ªn!, corre la voz por el tendido. ?Miguel¨ªn? Pues s¨ª, es Miguel¨ªn, matador de toros. ?Miguel¨ªn se ha tirado en el toro del Cordob¨¦s! ?Miguel¨ªn est¨¢ preso de la fiebre del 68! Se va hacia el toro, le agarra un pit¨®n, le acaricia el testuz, le abraza. "Hace un gesto como expresando que andar a cachetes con aquel toro es como coser y cantar", escribi¨® un cr¨ªtico. Puede que s¨ª, porque enseguida el ch¨®fer de El Cordob¨¦s se tira al ruedo e intenta aprehender al ¨ªntruso. Una parte del p¨²blico protesta y otra aplaude.
Miguel¨ªn es detenido y encarcelado durante 24 horas. Tiene que pagar una multa de 40.000 pesetas, "por poner en trance peligroso el orden en la plaza, sin que felizmente ocurrieran graves consecuencias", seg¨²n la autoridad competente. Al d¨ªa siguiente Miguel¨ªn iba a actuar en la misma plaza pero se le proh¨ªbe, "en previsi¨®n de unas posibles alteraciones de orden en la plaza como consecuencia del incidente". En aquellos tiempos imperaba el orden sobre todo.
Desde el coche patrulla que le lleva a los calabozos, Miguel¨ªn explica a los periodistas que el toro era "una burra". Y a?ade: "El Cordob¨¦s me est¨¢ haciendo la vida imposible". Se dec¨ªa en los mentideros taurinos que El Cordob¨¦s le quitaba de carteles a Miguel¨ªn, a quien vio como una amenaza a su comodidad. "Desaf¨ªo mano a mano a El Cordob¨¦s con toros de Miura", reta Miguel¨ªn. De eso, nada: El Cordob¨¦s no ha visto toros de Miura ni en fotograf¨ªas.
A los taurinos, amigos del orden, les cay¨® mal el gesto de Miguel¨ªn: un mal compa?ero, dijeron estos amigos de la comodidad. Los m¨¢s exigentes aficionados aplaudieron el gesto: ya era hora de que se protestara contra esos utreros engordados y descastados, dijeron. Abc, en un editorial, adopt¨® una postura intermedia: no aprob¨® la acci¨®n de Miguel¨ªn, que iba en contra del buen orden, pero pidi¨® toros con "casta, a?os, trap¨ªo y poder. En otro caso ( ... ) se habr¨¢ firmado la sentencia de muerte de la Fiesta m¨¢s bella del mundo".
El gesto de Miguel¨ªn fue totalmente conforme con su car¨¢cter: siempre hab¨ªa tenido algo de loco y anarquista este murciano-gaditano. Desde que rompi¨® fuerte en la fiesta a fines de los a?os cincuenta, hab¨ªa tenido una carrera desigual: algunas temporadas alternaba con las figuras en la lidia de toros de el modos, otras mataba los encierrros duros y con pitones. Su estilo era espectacular, bullidor, a veces, tremendista. Sin embargo sab¨ªa torear como pocos. Miguel¨ªn estaba dispuesto para todo, incluso hab¨ªa protagonizado una pel¨ªcula de toros. Si hab¨ªa alg¨²n torero que se pudiera tirar en un toro de El Cordob¨¦s, ¨¦se era Miguel¨ªn.
Pocas revoluciones cuajan. ?Acaso en Francia todav¨ªa "se proh¨ªbe prohibir"? ?La primavera ha florecido en Praga este a?o con la libertad de aqu¨¦lla de hace tres lustros? ?En los guetos de Nueva York, Chicago y Detroit los negros disfrutan de plena democracia? Tras su gesto de rebeli¨®n, Miguel¨ªn volvi¨® a torear burras y hasta altem¨® con El Cordob¨¦s.
Ahora el diestro amotinado tiene 47 a?os y vive en Algetiras con su esposa y cuatro hijos. Tiene una ganader¨ªa de segunda en San Roque que produce al a?o un centenar de reses para festejos econ¨®micos. Pero no torea en p¨²blico y se niega a hablar de su gesto de aquel revuelto a?o. Los molinos de viento no se derriban con lanzas de madera.
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