El pianista Ach¨²carro, uno de los grandes
En medio de largas ovaciones toc¨® Joaqu¨ªn Ach¨²carro en el teatro Real para el ciclo A?o Europeo de la M¨²sica, del Banco de Bilbao. El programa, importante, enfrentaba los nombres de Bach -seg¨²n Buson?- y Schumann a los espa?oles Falla, Alb¨¦niz, Granados y Mompou.El pianista bilba¨ªno, un maestro en la historia de nuestra interpretativa y en el panorama internacional, obtiene desde hace 20 a?os ¨¦xitos resonantes en todo el mundo. La cr¨ªtica m¨¢s exigente escribe sobre la personalidad, el pensamiento y el estilo de Ach¨²carro, y, sin embargo, tengo la sensaci¨®nde que los espa?oles no tenemos situ¨¢do en el lugar que le corresponde a este artista de cinco estrellas y una m¨¢s: la de su honestidad art¨ªstica puesta al servicio de la verdad musical, a la que aporta puntos de vista valiosos y personales.
A?o Europeo de la M¨²sica
Ciclo del Banco de Bilbao.Joaqu¨ªn Ach¨²carro, pianista. Obras de Bach-Busoni, Schumann, Falla Alb¨¦niz, Granados y Mompou. Teatro Real. Madrid, 23 de mayo.
Quiz¨¢ uno de los secretos de cuanto hace Ach¨²carro reside en su condici¨®n de rom¨¢ntico instintivo y moderado reflexivo. Su pianismo liga con el neorromanticismo de la ¨²ltima oleada, sin caer en algunos excesos, a la vez que contin¨²a la gran tradici¨®n europea, dentro de la cual la espa?ola tiene su cap¨ªtulo.
Los Estudios sinf¨®nicos de Ach¨²carro pueden situarse, por calidad, junto a las versiones de los mejores; entre ellas, la de Ach¨²carro podr¨ªa reconocerse con facilidad por la honda visi¨®n de lo rom¨¢ntico, desentra?ado en sus m¨¢s subterr¨¢neas galer¨ªas y expuesto sin exceso ni desm¨¢n: con la valent¨ªa de la austeridad y la doble autenticidad de decir lo que se siente y sentir lo que se dice.
La brav¨ªsima visi¨®n rom¨¢ntica y rica de coloraciones pudo servir para un Bach repensado por el gran Ferrucio Busoni y, en mayor medida, para las iberias de ese formidable esp¨¦cimen metarrom¨¢ntico que se llam¨® Isaac Alb¨¦niz, la extremada poes¨ªa de Granados en La maja y el ruise?or y para el ¨²ltimo alquitaramiento de la sensibilidad, o sea, Federico Mompou.
Los restos del naufragio
Antes, luchando a brazo partido con los restos del naufragio rom¨¢ntico y andalucista, Manuel de Falla y su Fantas¨ªa b¨¦tica. Ach¨²carro no dramatiza (bastante fuego hay dentro) ni trivializa la p¨¢gina m¨¢s intelectual del andalucismo musical. Nos da una B¨¦tica grave, s¨ª, mas no por ello desarraigada del paisaje, olvidada del gesto o amortiguada de luz; una B¨¦tica en la que el int¨¦rprete reinicia la trayectoria del compositor: analizar y descubrir al mismo tiempo la Andaluc¨ªa intrahist¨®rica y sufriente, alejada de la fiesta y los faralaes convencionales.Cala la Fantas¨ªa b¨¦tica en el hond¨®n sensible y conceptual de Joaqu¨ªn Ach¨²carro, que nos la transmite con evidente poder¨ªo y ensimismado estremecimiento. El recital tuvo que prolongarse con varias propinas ante las ovaciones.
Joaqu¨ªn Ach¨²carro, bilba¨ªno, abandon¨® la universidad a los 17 a?os para dedicarse a la m¨²sica, y desde entonces su ¨¦xito ha sido sostenido. Empez¨® ganando el premio de Virtuosismo, el Masaveu, y, en Par¨ªs, el Gontau Biron en el Concurso Internacional Marguerite Long. Debut¨® en Londres en el Royal Festival Hall con la Orquesta Sinf¨®nica de Londres despu¨¦s de obtener, en 1959, el premio Internacional de piano en Liverpool. Desde entonces ha recorrido el mundo.
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