Un director comunicativo para una gran orquesta

La Sinf¨®nica de RTVE ha celebrado en el Teatro Real, de Madrid, su vig¨¦simo aniversario con el mismo programa de su presentaci¨®n oficial en el Teatro de la Zarzuela el 27 de mayo de 1965: Prokofiev, Falla, Wagner y Beethoven. F¨®rmula, por cierto, empleada en anteriores conmemoraciones, tal como la del d¨¦cimo aniversario o la despedida del director-fundador, Igor Markevitch, en diciembre de 1982. Suele olvidarse que la misma se mana en que la orquesta iniciaba su andadura con los citados grandes autores de repertorio y estrenaba director de m¨¢ximo post¨ªn, tal el inolvidable Igor M¨¢rkevitch, interven¨ªa en el 39? Festival de la Sociedad Internacional de M¨²sica Contempor¨¢nea, celebrando en Madrid dos conciertos de m¨²sica contempor¨¢nea con obras de Garc¨ªa Abril, ?scar Espl¨¢, Joaqu¨ªn Rodr¨ªgo, Ernesto Halffter, Xavier Montsalvatge, Bo Nilsson, Ame Nordheim, Kazimierz Serocki, Anton Webern, Igor Stravinski y Arnold Sch?mberg. En las audiciones, dirigidas por el entonces titular de la Sinf¨®nica, Od¨®n Alonso, colabor¨® la coral Tom¨¢s Luis de Victoria, fundada y dirigida por el joven Jes¨²s L¨®pez Cobos, hoy al frente de la Nacional y de la Opera de Berl¨ªn. Por su parte, el jovenc¨ªsimo G¨®mez Mart¨ªnez, disc¨ªpulo a la saz¨®n de Crist¨®bal Halffter, trabajar¨ªa pronto la direcci¨®n orquestal en uno de los cursos de Markevitch patrocinados por la Direcci¨®n General de Radiotelevisi¨®n. As¨ª pues, como ¨¦l ha recordado en art¨ªculo reciente, G¨®mez Mart¨ªnez hizo sus primeras armas directoriales con la orquesta de la que hoy es maestro titular.

Me gusta extraordinariamente encontrar l¨®gica a la historia, tantas veces aparentemente caprichosa, de las cosas y los hechos, y por eso evoco los anteriores datos. En resumen, significar¨ªan una cierta continuidad en el desarrollo de una formaci¨®n sinf¨®nica cuya calidad sonora e interpretativa ha madurado notablemente gracias al trabajo de Markevitch, los distintos titulares espa?oles (Garc¨ªa Asensio y Ros Marb¨¢, que accedieron al puesto por oposici¨®n, y Od¨®n Alonso, nombrado tras concurso) y algunos visitantes de la categor¨ªa de Sergiu Celibidache o Lorin Maazel. Se ha roto un tanto la continuidad en la atenci¨®n a la m¨²sica de nuestro tiempo, que es hoy menor que a?os atr¨¢s, y han aparecido en el horizonte serios nubarrones conflictivos que ser¨¢ preciso despejar hasta restablecer un clima de confianza en el que se mueva a gusto y rinda con eficacia la gran profesionalidad de la Sinf¨®nica de RTVE. La ausencia voluntaria de los profesores en el c¨®ctel que sigui¨® al concierto no deja de ser triste y preocupante.

Si exceptuamos la traducci¨®n del preludio y muerte de Trist¨¢n e Isolda, en el que se toc¨® bien pero apenas se ahond¨® en la significaci¨®n de una de las cimas del amor rom¨¢ntico llevado a los pentagramas, tanto la Sinfon¨ªa cl¨¢sica, de Prokoflev, como la Quinta sinfon¨ªa, en do menor, de Beethoven, tuvieron por parte de G¨®mez Mart¨ªnez versiones voluntariosas, brillantes, densas y ¨¢giles, seg¨²n cada caso, firmemente construidas y expuestas con una dosis de comunicatividad que constituye para m¨ª uno de los rasgos m¨¢s interesantes del director granadino. Por encima de todo se alz¨® un Falla excelente.

Las danzas de El sombrero de tres picos lucieron en su fuerza de ritmo, de color y de guito; en la gracia de sus viejos aires granadinos —como en la primera danza— o en el crescendo inusitado de la farruca o la jota final. Con la dedicada a la orquesta, antes de iniciar la segunda parte de su actuaci¨®n, la ovaci¨®n m¨¢s larga de la tarde fue la dispensada a la interpretaci¨®n de Falla, en la que culmin¨® un ¨¦xito prolongado con la propina m¨¢s querida por Markevitch: el intermedio de La boda de Luis Alonso, de Ger¨®nimo Gim¨¦nez.