Iberoam¨¦rica, una definici¨®n que compromete
La inasistencia del ministro Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall al Congreso Iberoamericano de Educaci¨®n, realizado en Bogot¨¢ (Colombia) del 27 al 29 de mayo, recuerda otra falta, la de Miguel Boyer, y obliga a una reflexi¨®n necesaria sobre los compromisos que emergen al asumir una definici¨®n iberoamericana.,Cuando los americanos que viven al sur del r¨ªo Grande, que les separa de Estados Unidos, organizan una actividad com¨²n la definen como latinoamericana. Si en ella participan tambi¨¦n los pa¨ªses de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, la definici¨®n pasa a ser iberoamericana.
As¨ª, en aquel continente existen la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina (CEPAL), el Sistema Econ¨®mico Latinoamericano (Sela), la Federaci¨®n Latinoamericana de Periodistas (Felap) y otras instituciones con el mismo calificativo, y que s¨®lo enumerarlas har¨ªa una lista infinita.
Por otro lado, y por lo general con sede en Espa?a, se crearon organismos como la Oficina de Educaci¨®n Iberoamericana (00) y la Asociaci¨®n Iberoamericana de Periodismo Cient¨ªfico y se realizaron acciones como el Encuentro Iberoamericano en la Democracia, organizado por el Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana, que llevan esa denominaci¨®n con el prop¨®sito de incluir a Espa?a y Portugal.
La reflexi¨®n que se impone, entonces, es que Espa?a asume un compromiso especial cuando impulsa o participa en la organizaci¨®n de una reuni¨®n, actividad o congreso de car¨¢cter iberoamericano, y que faltar despu¨¦s a la cita constituye un desaire grave, una falta de consideraci¨®n hacia pueblos a los que proclama su hermandad y hacia Gobiernos con los que se compromete en programas compartidos.
El fin de la dictadura franquista y la democratizaci¨®n espa?ola fueron un aliciente para que en Am¨¦rica Latina se aceptara una nueva relaci¨®n con Espa?a. Hasta entonces hablar de este pa¨ªs era hacerlo de su Rep¨²blica, de sus exiliados y de sus luchadores contra el autoritarismo. Al menos lo era para quienes tienen una visi¨®n progresista, democr¨¢tica y pluralista de la sociedad.
Deuda y colonialismo
Dos hechos produjeron en Latinoam¨¦rica un impulso hacia su unidad: el abrazo asfixiante de la deuda externa y la actitud colonialista del Reino Unido y sus aliados en la guerra de las Malvinas.
Los compromisos con una potencial comunidad iberoamericana de naciones, basada en el respeto mutuo, fueron proclamados por los jefes de Estado y de Gobierno de la mayor¨ªa de sus pa¨ªses y asumidos o comprendidos por gran parte de sus ciudadan¨ªas. Esto obliga a ser consecuentes, y los ejemplos citados justifican la reflexi¨®n.
Por iniciativa conjunta de la CEPAL y del Gobierno espa?ol se convoc¨® en 1981 una conferencia iberoamericana de cooperaci¨®n econ¨®mica, que se realiz¨® en Madrid. En ese encuentro se analizaron las consecuencias que para Am¨¦rica Latina tendr¨ªa el ingreso de Espa?a en la CEE y se resolvi¨® que en una segunda conferencia se estudiar¨ªan las acciones que podr¨ªan paliar los efectos negativos y se intentar¨ªa establecer una estrategia com¨²n.
Esa nueva conferencia, convocada en Lima en 1983, tuvo que ser anulada en el ¨²ltimo momento por la ausencia del ministro Miguel Boyer, a pesar de que el hoy canciller de Uruguay y entonces secretario ejecutivo de la CEPAL, Enrique Iglesias, vino expresamente a Madrid para gestionar una presencia espa?ola de alto nivel. -
Esa ausencia, aparte de negar con hechos la ret¨®rica de la hermandad, dificult¨® la b¨²squeda de soluciones conjuntas para los problemas emergentes del ingreso ib¨¦rico en la CEE y contribuy¨® a dejar las relaciones con Am¨¦rica Latina entre los flecos finales de la negociaci¨®n comunitaria, lo que es todo un s¨ªmbolo de la importancia que. se adjudic¨® a este tema.
Con todo, la de Boyer fue menos trascendente que la de Maravall, pues si es bastante dif¨ªcil, por no decir imposible, pensar en una comunidad econ¨®mica iberoamericana, es Plenamente aceptable hablar de una comunidad cultural, sobre la base de valores comunes y con el respeto debido a las diferencias nacionales que existen tanto en Am¨¦rica como en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica.
El congreso de Bogot¨¢ fue convocado por el presidente Belisario Betancur, que tuvo la delicadeza de venir a recibir el Premio Pr¨ªncipe de Asturias a la Cooperaci¨®n Iberoamericana, y organizado por la Oficina de Educaci¨®n Iberoamericana (OEI), una instituci¨®n con sede en Madrid.
Los Gobiernos de Colombia y Costa Rica, apoyados por otros 12 de aquel continente, propusieron convertir a la OEI en una suerte de Unesco iberoamericana, en una organizaci¨®n de Estados iberoamericanos para la educaci¨®n, la ciencia y la cultura.
La proposici¨®n significa algo m¨¢s que un simple cambio de nombre, ya que implica el compromiso de actuar juntos para mantener, defender y desarrollar una cultura com¨²n que reconoce en las lenguas ib¨¦ricas su v¨ªnculo de uni¨®n.
El empe?o fue avalado adem¨¢s por un encuentro de dos decenas de ex presidentes constitucionales iberoamericanos, aval que no alcanz¨® a deslucir la presencia entre ellos de alg¨²n golpista como el uruguayo Jorge Pacheco Areco o el argentino Arturo Frondizi, cuyas presencias fueron contrapesadas por ex de reconocidos compromisos democr¨¢ticos, como Adolfo Su¨¢rez, la boliviana Lidia Gueiler, el dominicano Juan Bosch, la portuguesa Mar¨ªa Lurdes Pintasilgo y otros.
Pues bien, a esa cita falt¨® Maravall. Es cierto que Felipe Gonz¨¢lez expres¨® p¨²blicamente su apoyo a la propuesta de Colombia y Costa Rica. Es posible que el ministro haya estado muy ocupado y quiz¨¢ tambi¨¦n preocupado por la inminencia del fallo sobre la ley org¨¢nica del Derecho a la Educaci¨®n (LODE). Es posible adem¨¢s que haya considerado que bastaba con enviar a Bogot¨¢ a un digno representante, como Joaqu¨ªn Arango. Pero es casi seguro de que si se hubiese tratado de una conferencia de ministros de la CEE se habr¨ªa enterado de la sentencia de la LODE en Estrasburgo.
, periodista, es corresponsal en Espa?a de IPS.
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