Luciano Benetton
El mayor de cuatro hermanos, hu¨¦rfanos y pobres, que han levantado una de las empresas m¨¢s pr¨®speras de Italia
?rase una vez en el V¨¦neto, en el norte pobre de una Italia apenas salida de la II Guerra Mundial, una familia no rica, con cuatro hijos todav¨ªa peque?os, hu¨¦rfanos de un padre que muri¨® sin dejar herencia. Parece una historia sensiblera, ni que pintiparada para un libro del coraz¨®n; naturalmente, en clave moderna. No existen en este caso esos peque?os escribanos florentinos que trabajaban por la noche, en vez de dormir, como en la vieja literatura infantil italiana. Los protagonistas son dos emprendedores hermanos, poco m¨¢s que adolescentes, que un d¨ªa se pusieron manos a la obra.
As¨ª naci¨® la fortuna de la familia Benetton, hoy una de las primeras industrias italianas en el campo del vestido deportivo y juvenil: 622.000 millones de liras de facturaci¨®n en 1984, de los cuales el 55% los ellas en Espa?a; tres f¨¢bricas en Europa, una de ellas pr¨®xima a Barcelona, y un total de 20.000 empleados. Y adem¨¢s, un avi¨®n privado, una mansi¨®n renacentista en la provincia de Treviso, en el V¨¦neto, y una estructura empresarial futurista."?Como comenc¨¦?", se pregunta hoy el mayor de los hermanos, Luciano, de 50 a?os. "Creo haber tenido, al mismo tiempo, intuici¨®n y suerte, e incluso un poco de inconsciencia frente al riesgo. Entonces ten¨ªamos poco que perder". ?l y su hermana Giuliana, la segunda de los cuatro, hoy de 47 a?os y dise?adora de gran parte de los modelos que llevan la etiqueta Benetton, son aut¨¦nticos self-ma-den-men.
A finales de los a?os cincuenta los dos trabajaban juntos en el sector de las prendas de punto. Estudios hab¨ªan hecho pocos. Luciano era representante de jerseis, trabajo que consideraba poco atrayente. En aquellos a?os, la lana estaba considerada principalmente como una defensa contra el fr¨ªo; hab¨ªa pocos colores y los modelos eran casi iguales. "Me di cuenta", dice Luciano, "que ser¨ªa suficiente con tener una buena idea, pues el boom econ¨®mico estaba a las puertas y el sector pod¨ªa entrar en una gran expansi¨®n". La idea le vino a Luciano durante los Juegos Ol¨ªmpicos de Roma, en 1960. Italia se llen¨® entonces de turistas j¨®venes, y no s¨®lo de norteamericanos ricos, sino de chavales que andaban con el saco de dormir a cuestas y con grandes jerseis cubretodo como vestimenta com¨²n. Fue como una iluminaci¨®n: el mayor de los Benetton pens¨® que podr¨ªa haber prendas de punto deportivas, pr¨¢cticas, pero al mismo tiempo alegres. Comenzaba, pues, la aventura. ?Y el capital? Cerca de 30.000 liras, poca cosa incluso para aquellos tiempos, sirvieron para comprar una tejedora, que instalaron en casa, en un piso del pueblo, cercano a Treviso, donde los Benetton hab¨ªan nacido y vivido hasta entonces.
Las primeras ganancias sirvieron para levantar la primera industria, un barrac¨®n de 144 metros cuadrados. Y despu¨¦s, el gran salto. ?Por qu¨¦ no arriesgarse y pedir a un buen arquitecto que proyectara una aut¨¦ntica f¨¢brica? El desaf¨ªo fue aceptado por un profesional famoso, Tobia Scarpa, quien admiti¨® ser pagado s¨®lo cuando los negocios anduviesen bien.
A Luciano y a Giuliana se le hab¨ªan unido para entonces sus otros dos hermanos, Gilberto y Carlo -hoy de 43 y 41 a?os, respectivamente-. Y juntos, comenzaron a invertir cada lira que ganaban en tiendas propias que impusieran el estilo joven para una clientela siempre m¨¢s amplia; primero, en Italia; despu¨¦s, en Europa, y al fin, en Estados Unidos y Jap¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.