Proseguir en el rigor
LAS PALABRAS del ministro de Econom¨ªa y Hacienda al presentar las l¨ªneas de la pol¨ªtica econ¨®mica para el resto de la legislatura no ofrecen lugar a dudas: va a continuar la filosof¨ªa de rigor y de ajuste, con la contenci¨®n de la inflaci¨®n y del d¨¦ficit p¨²blico como m¨¢ximas prioridades. Las posiciones defendidas por Miguel Boyer en los 31 meses que ha dirigido la econom¨ªa espa?ola siguen siendo determinantes.Una y otra vez, los datos que definen la coyuntura del mundo occidental confirman que la recesi¨®n no ha terminado y que las recetas cl¨¢sicas para combatirla, sean las que sean, fracasan ante una realidad cambiante y, en muchos de sus aspectos, totalmente nueva. Se combinan altas tasas de inflaci¨®n con paro elevado, crecimientos del producto interior bruto significativos con brutales endeudamientos exteriores.
Reagan aplica, aunque lo niegue normas keynesianas dentro de un esquema monetarista y Gobiernos socialistas se transmutan en ardientes defensores del liberalismo y de la ineficacia del sector p¨²blico. Espa?a, que es un pa¨ªs subsidiario dentro de este mundo, padece de los mismos interrogantes y de los mismos males para corregirlos. Hay pocos principios aplicables universalmente, pero entre ellos los m¨¢s indiscutibles parecen ser esa lucha contra la inflaci¨®n y contra el d¨¦ficit.
La locomotora norteamericana, que tiende a tirar del resto de las econom¨ªas del mundo occidental, ha ralentizado su marcha. Su econom¨ªa s¨®lo creci¨® en el segundo trimestre del a?o un 1,7%, frente a un 3,1 % previsto. Las autoridades espa?olas, a la vista de estos datos -que implican un dinamismo decreciente del comercio exterior-, han tomado buena nota de la coyuntura y han tomado buena nota de la coyuntura y han rebajado sustencialmente sus objetivos de crecimiento:
la econom¨ªa de nuestro pa¨ªs s¨®lo crecer¨¢, en el mejor de los casos, un 1,9% durante el ejercicio, lo que significa, en pura l¨®gica, que algunos de los desequilibrios estructurales -por ejemplo, el paro- no tendr¨¢n arreglo. Otras magnitudes, ciertamente m¨¢s aut¨®nomas de la pol¨ªtica interna que se practique, parece que mejorar¨¢n; ¨¦ste es el caso del consumo privado, cifrado entre un 0,7% y un 1%, y de la inversi¨®n, de tres a cuatro puntos.Pero donde la incertidumbre es m¨¢s notable es en la lucha contra la inflaci¨®n. La primera previsi¨®n para el a?o fue de un 7% y se abandon¨® en cuanto se conoci¨® el comportamiento del ¨ªndice de precios al consumo de los cuatro primeros meses del a?o; luego se situ¨® entre el 8% y el 8,5% y ahora se ajusta la previsi¨®n al 7,9%, en un momento en el que los primeros indicios parecen indicar una desaceleraci¨®n importante en los meses de junio y julio. El ministro de Econom¨ªa declar¨® que el Gobierno intervendr¨¢ indirectamente, a trav¨¦s de la pol¨ªtica monetaria y la comercial, para cortar los brotes inflacionistas. Sin embargo, los interrogantes se hacen mucho m¨¢s agudos al conocer que la Administraci¨®n se propone cortar la inflaci¨®n para 1986 al mismo porcentaje del actual ejercicio, un 7,9%. Para ello cuenta con una inflaci¨®n real cercana al 6%, m¨¢s una inflaci¨®n inducida por la entrada en vigor del impuesto sobre el valor a?adido de entre un punto y medio y dos puntos. Sin embargo, todos los estudios realizados por el sector privado y algunos de la misma Administraci¨®n (recu¨¦rdese el informe del Ministerio de Industria, cuando su titular era Carlos Solchaga, a los presidentes de las compa?¨ªas el¨¦ctricas) aprecian un contenido inflacionario del IVA mucho m¨¢s fuerte, de hasta cuatro puntos.
La historia se complica si se relaciona la inflaci¨®n con el nivel de d¨¦ficit p¨²blico. Al cambiar la filosof¨ªa de financiar el d¨¦ficit con deuda p¨²blica en vez de tirar de manivela, se ha cambiado el esquema de una inflaci¨®n directa a una inflaci¨®n retardada que amenaza con estallar este a?o o el siguiente. El informe realizado en el banco emisor, con el visto bueno de alguno de sus responsables, indicaba un nivel de inflaci¨®n para 1986 del 15%, lo que dobla a lo previsto, si se manten¨ªa la misma tendencia del d¨¦ficit estructural y sin considerar la influencia exterior en la econom¨ªa.
Solchaga no quiso comprometerse en cifras de contenci¨®n del d¨¦ficit para este a?o y el siguiente, aunque la definici¨®n de "ser¨ªa suicida echar a perder el rigor de dos a?os dando alegr¨ªa a los presupuestos" es bastante definitoria. Las palabras son acertadas, pero falta ver c¨®mo se instrumentan en la pr¨¢ctica. Mientras tanto, un ex vicepresidente del Gobierno, el profesor Fuentes Quintana, hacedor o inspirador de la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola durante muchos a?os, ha pronunciado unas palabras demoledoras: gane quien gane las pr¨®ximas elecciones, habr¨¢ que hacer una pol¨ªtica de austeridad para los cuatro a?os siguientes.
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