El goteo sobre Catalu?a
Una vez es la Audiencia Nacional, que no reconoce la unidad ling¨¹¨ªstica del catal¨¢n cuando ten¨ªa la oportunidad de romper una lanza en favor de la verdad y la raz¨®n en el contencioso balear planteado contra una orden ministerial; otra es este mismo d¨ªar¨ªo comentando que el presidente Pujol "sentenci¨®" que Catalu?a es una naci¨®n y tiene su cultura y su lengua propia, en una reciente conferencia de prensa; una tercera es el problema permanente de la financiaci¨®n, realmente el m¨¢s grave, cada vez m¨¢s dif¨ªcil y sin cuya soluci¨®n poca cosa es posible; otra m¨¢s es esta erosi¨®n continua de lengua, usos y costumbres, fomentada por fuerzas de distinto y poderoso signo, que van socavando la moral de unas gentes que antes se manifestaban y ahora ya no, porque est¨¢n cada vez m¨¢s acogotadas por los impuestos y la amenaza del paro. Otra, el problema de Banca Catalana, que no se resuelve e impide una pol¨ªtica relajada y amistosa con el Gobierno central. Otra, las notitas de Juan Cueto, ocurrente y dicharachero, al que por lo visto no le gusta la simpleza de que en Iberia se digan cosas en lenguas auton¨®micas...Son las gotas m¨¢s o menos gruesas que no cesan de caer. El cerco se va haciendo cada vez m¨¢s tenso y estrecho, y el resultado previsible es que Catalu?a no se podr¨¢ realizar como pueblo. Esto se masca. Pero un sentimiento de frustraci¨®n va ciment¨¢ndose en lo m¨¢s profundo del ser catal¨¢n, y cuanto m¨¢s estrecho sea el cerco menos comprensi¨®n y solidaridad real habr¨¢, y m¨¢s desaz¨®n y m¨¢s miedo. ?Es a este sojuzgamiento al que se aspira? La¨ªn Entralgo expuso en este peri¨®dico un pent¨¢logo a mi juicio esclarecedor. Se preguntaba: ?qu¨¦ debemos hacer los espa?oles para ser verdaderamente europeos y verdaderamente espa?oles? Y contestaba con un primer mandamiento: revisar lealmente la historia que se nos ha ense?ado a la luz de lo que hoy somos y queremos ser.
Mientras la Audiencia Nacional -cuya raz¨®n de ser, por otra parte, pocos entienden- no revise la historia -aparte de valorar ponderadamente las pruebas de que ha de valerse-, mientras los diarios no adopten una actitud as¨¦ptica, mientras los se?ores como Cueto no se callen cuando nada tienen que decir, mientras se machaquen m¨¢s o menos declarada o encubiertamente y desde distintas atalayas nuestras posibilidades de ser lo que queremos y tenemos derecho a ser, me temo que nadie puede pretender identificaci¨®n alguna.
La primera ense?anza de la historia es que es la naturaleza la que marca el camino, y muchos catalanes nunca podremos sentirnos lealmente espa?oles si antes no hemos podido realizarnos como catalanes, individual y colectivamente. Y vaya todo esto, adem¨¢s, para quienes no consiguen comprender las ¨²ltimas manifestaciones del se?or Barrera.-
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