Carros de combate del cuartel sevillano de Las Canteras maniobran habitualmente sobre un yacimiento arqueol¨®gico
Seg¨²n el arque¨®logo Fernando Amores, parece ser el conjunto de restos m¨¢s importante de Espa?a
Los carros de combate del cuartel Las Canteras pasean sus toneladas durante sus maniobras sobre una parte de las necr¨®polis de lo que, seg¨²n Fernando Amores, arque¨®logo provincial de Bellas Artes, podr¨ªa ser el m¨¢s importante conjunto arqueol¨®gico de la Pen¨ªnsula. Situado a 16 kil¨®metros de Sevilla, en la dehesa conocida por Los Alcores, aloja importantes yacimientos que van desde la Edad del Cobre hasta la dominaci¨®n isl¨¢mica. Una parte de la dehesa es propiedad del marqu¨¦s del Gandul, y otra del Ej¨¦rcito. En la confluencia de las dos se abre una zona de unas 100 hect¨¢reas, de tierra yerma en su mayor¨ªa, que alojan un n¨²cleo dolm¨¦nico de la Edad del Cobre y una gran variedad de enterramientos, que muestran el proceso humano desde la sedentarizaci¨®n hasta la Edad Moderna. En la zona propiedad del Ej¨¦rcito hacen sus pr¨¢cticas los carros de combate.
Por iniciativa del que fue capit¨¢n general de la II Regi¨®n Militar hasta noviembre de 1983, Manuel Saavedra Palmeyro, en la actualidad director del Museo del Ej¨¦rcito, se realiz¨® en la zona una colaboraci¨®n Ej¨¦rcito-Universidad sin precedentes en trabajos arqueol¨®gicos. Ahora, cuando Fernando Amores ha descubierto un circo y un anfiteatro romanos, ese trabajo ha sido olvidado y todo sigue como antes.El conjunto arqueol¨®gico del Gandul se encuentra muy cerca de Sevilla. Sobre unas rocas elevadas, que describen una perfecta mesa en forma circular de unas 42 hect¨¢reas, se encuentra la ciudad de los vivos, en realidad una superposici¨®n de ciudades de distintas ¨¦pocas. Esta mesa no necesitaba protecci¨®n m¨¢s que por el lado norte, que se cubr¨ªa con murallas. M¨¢s all¨¢ de lo que fueron las murallas, se extienden en abanico 100 hect¨¢reas sobre las que se fueron situando las sucesivas necr¨®polis.
Los estudios realizados hasta el momento muestran la existencia de un conjunto dolm¨¦nico de la Edad del Cobre; dos de estas construcciones est¨¢n completamente restauradas y en alguna de ellas se encontraron l¨¢minas de oro, demostrativas de la importancia de la ciudad. Varias tumbas par¨¢sitas de la Edad del Bronce rodean algunos d¨®lmenes. Del Bronce final y Tartesos existe una necr¨®polis completa, en la parte norte, denominada El Bencarr¨®n, en donde llegaron a encontrarse hasta marfiles fenicios. A¨²n no se han hallado los enterramientos iberos, pero es demostrable que la ciudad sirvi¨® de campamento militar durante la II Guerra P¨²nica. Del Imperio Romano se conserva la ciudad y todo tipo de enterramientos.
Inmediatamente despu¨¦s de las murallas, entre la ciudad y la necr¨®polis, el arque¨®logo Fernando Amores, de 29 a?os, descubri¨® hace poco varios edificios p¨²blicos que se ignoraba existieran. As¨ª, un anfiteatro, algo menor que el de la ciudad de It¨¢lica, y un circo, cuya existencia no es habitual en las ciudades romanas del Sur.
Fernando Amores afirma con cautela que se puede tratar del grupo de yacimientos m¨¢s importante de la Pen¨ªnsula. En un solo lugar conviven restos importantes de todas las culturas enumeradas. Son yacimientos muy completos y el estado de conservaci¨®n de la mayor¨ªa es bastante bueno.
A todo esto hay que a?adir la circunstancia favorable de que la ciudad medieval se halle desplazada y no justo encima de las otras, ya que los ¨¢rabes eran en extremo aficionados a hurgar en el lugar donde se establec¨ªan, con el fin de utilizar los materiales all¨ª existentes.
Entrenamiento de carros
Fuentes expertas en arqueolog¨ªa se?alan la triste casualidad de que una buena parte de la necr¨®polis sirva como campo de entrenamiento para carros de combate: "El da?o que estas pr¨¢cticas puedan causar es dif¨ªcil de evaluar; depende del tipo de tumba u objeto que pisen y a la profundidad que est¨¦n enterrados. S¨ª ocurre que el continuo pasar de las cadenas de los carros transforma la topografia y afecta a la visi¨®n del terreno y a su car¨¢cter de necr¨®polis. Tampoco es bueno el endurecimiento que adquiere el suelo al ser machacado constantemente".No hace mucho tiempo, cuando se realizaron trabajos en la zona por iniciativa del teniente general Saavedra Palmeyro, la zona del Ej¨¦rcito fue convenientemente acordonada por arque¨®logos y se acotaron los espacios por donde los carros pod¨ªan circular, respet¨¢ndose as¨ª d¨®lmenes, t¨²mulos y dem¨¢s enterramientos. Hoy nadie se explica por qu¨¦ esa situaci¨®n no ha continuado y c¨®mo puede ser que los t¨²mulos tartesios, de 20 metros de di¨¢metro y 4 de altura, sirvan como plataforma para que maniobren los carros de combate. Es m¨¢s, algunos arque¨®logos muestran su preocupaci¨®n y escepticismo respecto a que eso sea posible, ya que en las cercan¨ªas se acaba de construir una c¨¢rcel militar de m¨¢xima seguridad.
Seg¨²n Fernando Amores, si se pudieran realizar trabajos sistem¨¢ticos en la zona, se aportar¨ªan muchos datos y se conocer¨ªa mejor una importante, por extensa, etapa hist¨®rica, adem¨¢s de rellenar lagunas como el nombre de la ciudad romana, lo cual a estas alturas sigue siendo un dilema. Bonsor la llam¨® "Lucurgentum", pero con lo que se sabe hasta el momento no se puede asegurar que se trate de esta ciudad.
Para Amores, la soluci¨®n ser¨ªa un proyecto de espacio p¨²blico para El Gandul y la sistematizaci¨®n de los trabajos arqueol¨®gicos que permitieran descubrir lo que ¨¦l ha demostrado, por estudios topogr¨¢ficos y prospecciones a¨¦reas, que se trata de un anfiteatro y un circo romanos y del estudio de las ciudades, cosa que ser¨ªa relativamente f¨¢cil por encontrarse unas sobre otras y en buen estado, ya que el olivar que las cubre apenas si necesita de un arado superficial.
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