La Europa que nos espera
El ingreso en la CEE plantea para Espa?a un nuevo modo de hacer negocios
El Gobierno espa?ol, muy pronto, estar¨¢ dividido en dos mitades: Madrid y Bruselas. Aqu¨ª y all¨ª hacen falta pol¨ªticos y t¨¦cnicos competentes, pero una gran parte de las medidas que regir¨¢n la vida econ¨®mica espa?ola, los derechos y obligaciones, van a venir dictadas por la Comunidad. El ingreso introduce un cambio de referencia institucional. "Hay dos recursos de poder, pero la Administraci¨®n nacional ya no es el ¨²ltimo. Est¨¢ el comunitario, final y decisivo", apunta un representante espa?ol, ante la CEE.Desde el 1 de enero es necesario disputar en m¨¢s de 150 comit¨¦s y organismos comunitarios la salvaguardia de los intereses espa?oles, la obtenci¨®n de alg¨²n beneficio o. el bloqueo de una disposici¨®n perjudicial. Tambi¨¦n desde Madrid los ministerios tendr¨¢n que ampliar sus horizontes. La pol¨ªtica decidida ha de estar dise?ada en funci¨®n de la Comunidad. M¨¢s de la mitad de los efectivos de alto nivel de departamentos como Agricultura, Econom¨ªa y Hacienda, Industria o Transportes tendr¨¢n que volcarse en esta actividad.
Y tambi¨¦n los usos de trabajo. Ahora se impone la coordinaci¨®n, la defensa de los objetivos globales, la cohesi¨®n de las propuestas por encima de intereses parciales o corporativos. En esa tarea consumir¨¢ sus esfuerzos una reforzada Secretar¨ªa de Estado para las Relaciones con la CEE. Los ministros tendr¨¢n que hacer frente a un vaiv¨¦n continuo desde las deliberaciones en el palacio de la Moncloa a los Consejos de Ministros de la Comunidad. La Representaci¨®n Permanente de Espa?a en Bruselas, sucesora de la Misi¨®n, asegurar¨¢ el trabajo d¨ªa en la Comisi¨®n, y el Consejo asistir¨¢ a los comit¨¦s consultivos y preparar¨¢ las reuniones decisorias.
En medio est¨¢n los 1.500 funcionarios comunitarios que corresponden de cupo a Espa?a, dos centenares de alto nivel. Aunque en el Mercado Com¨²n el criterio de nacionalidad es un argumento pr¨¢cticamente prohibido, nadie duda de la utilidad de elaborar directivas y disposiciones desde una postura espa?ola, de incorporar parte de nuestro derecho y nuestra cultura a las decisiones de la CEE.
La CEE es un c¨²mulo de intereses, donde las pol¨ªticas comunes se interpretan casi siempre como el ejercicio de un complicado equilibrio que comporta beneficios. Ah¨ª Espa?a tendr¨¢ que desarrollar una pol¨ªtica complicada, de apoyos cambiantes. Los Gobiernos de Italia y Grecia ya han expresado la conveniencia de que Espa?a y Portugal se sumen a una pol¨ªtica de solidaridad mediterr¨¢nea. Por las caracter¨ªsticas de nuestra econom¨ªa y por la situaci¨®n geogr¨¢fica, la alianza natural ha de ser ¨¦sta, en el intento de lograr equilibrar el norte de Europa desarrollado con el sur, m¨¢s atrasado y gravemente afectado por los desequilibrios regionales. Y en esa conjunci¨®n de objetivos han de jugarse batallas decisivas para industriales, viticultores, aceituneros, hortelanos y fruteros. Pero en esa pol¨ªtica de futuro dentro del Mercado Com¨²n, la puesta en escena tiene episodios cambiantes dictados por el logro de cada inter¨¦s concreto. En eso los italianos son maestros. No en vano Italia es el pa¨ªs miembro que ob
La Europa que nos espera
tiene mayores ayudas y cr¨¦ditos m¨¢s abultados.En el fondo, lo que est¨¢ en juego para Gobierno y empresas es conseguir una parte importante de la tarta presupuestaria de la CEE, que asciende el a?o pr¨®ximo a 3,5 billones de pesetas. De ellos hay que descontar los 170.000 millones que consumen los gastos de funcionamiento, pero hay que a?adir m¨¢s de 700.000 millones de cr¨¦ditos privilegiados que otorgar¨¢ en conjunto el Banco Europeo de Inversiones aparte de otros recursos extraordinarios que la CEE arbitra en caso de urgente necesidad. Para pertenecer a la Comunidad hay que contribuir, pero el aliciente lo constituyen los fondos que pueden revertir en nuestro beneficio directo.
Todav¨ªa es pronto para concretar los profundos cambios que la condici¨®n comunitaria va a ocasionar a la sociedad espa?ola. La vida subir¨¢, pero mejorar¨¢ de calidad. La econom¨ªa espa?ola, protegida y subvencionada, tendr¨¢ que aprender a apa?arse por s¨ª sola. La competencia ser¨¢ brutal y vamos a asistir a un proceso muy din¨¢mico de aparici¨®n y desaparici¨®n de empresas. Un t¨¦cnico con bastante experiencia comunitaria opina que "el Gobierno ha negociado el tratado y algo ha aprendido, pero la empresa espa?ola no sabe lo que le espera".
En el mundo de los negocios del Mercado Com¨²n, la obsesi¨®n es comerciar. Y a esa actividad tendr¨¢n que dedicarse agricultores y empresarios, colocados ahora ante el reto del descubrimiento de Europa. Porque en medio de la crisis, aqu¨ª m¨¢s aguda, con una tecnolog¨ªa atrasada, unas estructuras de producci¨®n menos eficaces, unas explotaciones agrarias con los problemas cr¨®nicos del mini y latifundio, lo que Espa?a principalmente aporta es un mercado apetitoso de 38 millones de consumidores para una Europa excedentaria.
Matrimonios de empresas
Los empresarios holandeses, alemanes, belgas, italianos o franceses ya han empezado a moverse. Cada d¨ªa las oficinas comerciales espa?olas en el exterior, la Misi¨®n en Bruselas, el Ministerio de Econom¨ªa y hasta la Secretar¨ªa de Estado para las Relaciones con la CEE reciben decenas de consultas sobre c¨®mo conseguir licencias para invadir Espa?a de bienes de equipo, leche, mantequilla, carne, trigo e incluso zapatos, que nos sobran. La soluci¨®n est¨¢ en pactar, dicen los expertos, porque han cambiado fundamentalmente las reglas del juego. Para la empresa espa?ola, ha llegado la hora de la colaboraci¨®n, del do ut des, del 'hag¨¢moslo juntos'. Es el momento de la subcontrataci¨®n, de buscarse socios que distribuyan y complementen el producto. Pero para eso hay que organizarse.
La propia Comunidad ha entendido esa necesidad y tiene en marcha una Oficina de Matrimonios de Empresas, dirigida por un italiano, Luigi Morosi, que ahora se dedica en un 90% a Espa?a y Portugal. Su funci¨®n es poner en contacto a empresas de distintos pa¨ªses que puedan complementar su actividad y establecer contratos de colaboraci¨®n.
La CEE tambi¨¦n promueve y concede ayudas a organizaciones agrarias, incentiva las agrupaciones de cornercializaci¨®n. Todos los sectores productivos cuentan con representaci¨®n en Bruselas y defienden sus intereses ante los m¨²ltiples comit¨¦s consultivos, de los que s¨®lo para la agricultura existen 26, organizados por productos. Pero con el derecho comunitario en la mano las asociaciones empresariales espa?olas tendr¨¢n que cambiar de naturaleza y perder¨¢n gran parte de sus actuales competencias, no podr¨¢n decidir ya sobre condiciones comerciales y fijaci¨®n de precios.
Hasta ahora la econom¨ªa espa?ola tiene cuatro representantes en Bruselas: dos por CEOE y dos por las c¨¢maras de comercio. Antes de un a?o tendr¨¢n que ser centenares, que se sumar¨¢n a los 7.000 representantes europeos que integran los numeros¨ªsimos lobbies sectoriales ante la CEE. En el Mercado Com¨²n, la pol¨ªtica de pasillos ha perdido su significado peyorativo. Se trata de la justificada defensa de intereses, de conseguir influencia y obtener informaci¨®n.
La hora de los 'consultings'
Para una empresa puede ser decisivo conocer antes que nadie la posibilidad de importar una partida de camisetas o de cualquier otro producto con arancel cero, porque siempre se trata de un contingente limitado. Saber a d¨®nde exportar, c¨®mo y cu¨¢ndo, resuelve los resultados de un ejercicio y significa sembrar para asegurarse un futuro. "Lo importante es lo que no est¨¢ en el tratado de adhesi¨®n", afirma un asesor, de empresas acostumbrado a bucear en los recovecos de las normativas. El derecho comunitario tiene a veces fisuras y, como asegura un empresario, "los pa¨ªses comunitarios, sin arancel, han creado otros mecanismos muy sutiles para proteger sus mercados. Tienen una. experiencia de 20 a?os, mientras nosotros, protegidos por un arancel alto, no nos hemos preocupado y ahora hay que empezar de cero". A dar informaci¨®n se dedican los consulting, que proliferan como hongos, dispuestos a asesorar a bajo precio. Uno de ellos, Irelco, que hered¨® en su d¨ªa asuntos de otra empresa -APROCE- en la que colabor¨® Joaqu¨ªn Almunia, el actual titular de Trabajo, en sus a?os de Bruselas, tiene su punto de mira puesto en nuestro pa¨ªs. Irelco lleva siete a?os asesorando a El Corte Ingl¨¦s (legislaci¨®n comparada sobre grandes almacenes, horarios comerciales, etc¨¦tera), ha hecho un estudio sobre el sector de vinos de jerez, gestiona un contrato para asesorar a la Xunta de Galicia y organiza el primer lobby espa?ol de los productores de aceituna de mesa, que exportan cada a?o por valor de 23.000 millones de pesetas.
Tambi¨¦n el ex ministro Fernando Mor¨¢n piensa dedicar parte de su experiencia adquirida al frente de la negociaci¨®n como titular de Exteriores en asesorar a las empresas de cara a la CEE, desde su puesto de presidente de la sociedad Servicios Integrados de Asesoramiento y Gesti¨®n. El gabinete jur¨ªdico Pombo abrir¨¢ pr¨®ximamente una oficina en Bruselas, muy cerca del edificio Berlaymont, sede de la Comisi¨®n de la CEE. Otros prefieren concertar acuerdos de colaboraci¨®n con gabinetes ya establecidos en la capital europea.
Un derecho nuevo desde enero
Con el nuevo a?o, el derecho espa?ol se ver¨¢ engrosado por 35.000 p¨¢ginas del Bolet¨ªn Oficial de las Comunidades -100.000 folios Dina-4 escritos a doble espacio-, donde se recopilar¨¢n las normas del derecho derivado comunitario. Se trata de algo m¨¢s de 900 directivas y otros muchos regiamentos y decisiones que desde el 1 de enero ser¨¢n ley. Las normas comunitarias ser¨¢n de aplicaci¨®n directa sin necesidad de su publicaci¨®n en el BOE, a pesar de que el art¨ªculo 1.5 del C¨®digo Civil as¨ª lo dispone. El Tratado de Adhesi¨®n recoge la cesi¨®n de soberan¨ªa para la aplicaci¨®n de un derecho supranacional.Para su versi¨®n en espa?ol han trabajado -y todav¨ªa contin¨²an- 13 equipos de traductores en Espa?a, 30 ling¨¹istas y juristas traductores espa?oles en la Comisi¨®n Europea y otros nueve en el Consejo de Ministros. La CEE mete prisa porque el 1 de enero todo ello ha de estar publicado para su plena puesta en vigor, y existe el serio peligro de que las normas relativas al sector agrario no est¨¦n traducidas a tiempo. En caso de conflicto, es la propia Comisi¨®n la que correr¨ªa con las compensaciones derivadas de alg¨²n incumplimiento.
El derecho comunitario tendr¨¢ que ser aplicado por los jueces espa?oles, lo cual acentuar¨¢ gravemente la lentitud con que se mueve la justicia espa?ola. Todav¨ªa nadie ha previsto de qu¨¦ forma van a adquirir el conocimiento de ese cuerpo de derecho, ni siquiera si van a recibir cada d¨ªa el Bolet¨ªn Oficial de las Comunidades.
Entre los abogados espa?oles se tiene la impresi¨®n de que, para salir del paso, los jueces van a optar por someter muchos de los temas a consulta (decisi¨®n prejudicial) del Tribunal de Justicia de la CEE, lo que alargar¨¢ entre uno y tres a?os los procesos. Si Bruselas es la capital de la CEE, para Espa?a, un pa¨ªs con gusto por el litigio, lo ser¨¢ sobre todo Luxemburgo, sede del tribunal comunitario. El principal problema, seg¨²n el jurista Rodrigo Ur¨ªa, es que "se trata del primer caso de un pa¨ªs importante, econ¨®micamente hablando, que se adhiere a la CEE con un sistema jur¨ªdico obsoleto".
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