Relaciones Este-Oeste
La v¨ªspera del aniversario del Acta de Helsinki y de los encuentros Este-Oeste de oto?o, tanto Mosc¨² como Washington se lanzan a una carrera de proposiciones seductoras para demostrar su buena voluntad. Pero este arranque est¨¢ m¨¢s bien fallido: mientras el n¨²mero uno sovi¨¦tico anuncia que cesan todas las pruebas nucleares hasta el 1 de enero de 1986 y pide a Reagan que haga lo mismo, ¨¦ste le invita a inspeccionar las pruebas americanas.Es cierto que la URSS est¨¢ dispuesta a abstenerse de pruebas nucleares incluso el a?o pr¨®ximo, con la condici¨®n de que EE UU cese tambi¨¦n en las suyas. Pero esta proposici¨®n nos devuelve un viejo problema a¨²n sin solucionar desde la firma del tratado de 1.963, que pros- crib¨ªa las pruebas nucleares en la atm¨®sfera: el de control de pruebas subterr¨¢neas. ( ... )
Washington estima que un control mutuo es necesario para las pruebas de potencias muy d¨¦biles. Mosc¨² parece haber admtido este argumento cuando acept¨®, hace unos a?os, el principio de verificaci¨®n sobre el terreno en casos limitados, y preferiblemente por medios autom¨¢ticos (las cajas negras). Pero realmente nadie, especialmente Francia, parece dispuesto a pasarse sin estos tests tan ¨²tiles para la modernizaci¨®n y la miniaturizaci¨®n de los arsenales at¨®micos. Por eso las proposiciones de estos ¨²ltimos d¨ªas no ir¨¢n muy lejos. A pesar de todo, es preferible que las superpotencias rivalicen en el plano de las iniciativas pac¨ªficas, aunque sean verbales, que en las pol¨¦micas a¨²n mas f¨²tiles de un pasado reciente.
Par¨ªs, 31 de julio
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