Espa?a es un pa¨ªs serio lleno de humoristas, seg¨²n Torrente Ballester
"Incluso en un pa¨ªs como Espa?a, cuyo principal defecto es la seriedad, ha habido humoristas excelentes y numerosos". La afirmaci¨®n del escritor Gonzalo Torrente Ballester tuvo como marco la mesa redonda celebrada en el seminario que, bajo el t¨ªtulo de Humor o violencia, ¨¦sta es la cuesti¨®n, se viene celebrando en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo, de Santander, bajo la direcci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa P¨¦rez, Peridis. La aseveraci¨®n del autor gallego no parece excesiva, a la vista de los humoristas que han participado en el seminario.
Peridis plante¨® como punto de partida del seminario la existencia de una ¨²nica salida para el ser humano ante la existencia de una violencia cada vez m¨¢s sofisticada, indiscriminada e institucional, y propone el humor como ant¨ªdoto ante el hecho violento. Antiguo remedio que, como recordar¨ªa Torrente Ballester en su investigaci¨®n-conferencia en la mesa redonda, hunde sus or¨ªgenes en la iron¨ªa distanciada y en el escepticism,o" de que hace gala Cervantes. En sus obras y en su actitud ante la vida, de la intransigencia como negaci¨®n del humor, del dogmatismo y el fanatismo como elemento opuesto, habl¨® en el seminario el pol¨ªtico vasco Ricardo Gard¨ªa Damborenea.
Violencia rid¨ªcula
Para M¨¢ximo San Juan, M¨¢ximo, el humor es violento incluso en su ingenuidad; supone en ocasiones una agresi¨®n; en otras servir¨ªa precisamente para desviar dicha agresi¨®n. Partiendo del axioma de que toda modificaci¨®n de la realidad engendra un grado de violencia, el humor evidencia, seg¨²n M¨¢ximo, que la violencia "no es que sea mala, es que es rid¨ªcula. El humor es el m¨¢s pac¨ªfico de los medios violentos", afirm¨®. Para Jos¨¦ Mar¨ªa Castillo, m¨¢s conocido como Chumy Ch¨²mez, el humor ha debido sufrir la violencia ejercida durante el r¨¦gimen anterior, que lo someti¨® a una dura represi¨®n.Andr¨¦s R¨¢bago, cuyos dibujos tanto bajo la firma de Ops como de Jon¨¢s aparecen en numerosos medios de comunicaci¨®n del pa¨ªs, conferenci¨® en torno al Humor negro, la ¨²ltima esperanza blanca. R¨¢bago plante¨® dicho humor no como la consecuencia de la maldad intr¨ªnseca de aqu¨¦l, sino como la respuesta a una nada esperanzadora sociedad, en cuyo seno engendra los poderes para su propia destrucci¨®n. Para R¨¢bago, nada es totalmente blanco ni completamente negro, y el humor debe romper con esa falsa imagen de espejo.
Si las intervenciones del pol¨ªtico Garc¨ªa Damborenea y del escritor Torrente Ballester llevaron hasta el aula del seminario que dirige Peridis, a los desertores de otros cursos o seminarios menos atractivos, la mayor capacidad de convocatoria extra del seminario la demostr¨® Jos¨¦ Luis Coll, quien hizo peque?a la ya de por s¨ª reducida aula en la que han sido confinados los humoristas. Recibido con un aplauso que s¨®lo media docena de eruditos obtienen en las aulas de la Magdalena a lo largo de los tres meses de cursos de verano, Coll no defraud¨® a aquellos que esperaban una reflexi¨®n profunda sobre el humor, en general, y su manera de enfocarlo, en particular.
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