La nueva crisis urbana vista desde la econom¨ªa
Los primeros ayuntamientos democr¨¢ticos tuvieron que hacer frente a las urgencias derivadas de la crisis urbana que hab¨ªan heredado y se vieron obligados a dedicar sus mejores hombres y esfuerzos a ordenar y racionalizar el crecimiento urban¨ªstico acelerado que se hab¨ªa producido, a dotar de las infraestructuras b¨¢sicas a los barrios m¨¢s necesitados y a dar servicios a los sectores sociales en trance de marginaci¨®n.Todav¨ªa no cubiertas. satisfactoriamente todas estas demandas, nos encontramos con lo que acertadamente se est¨¢ dando en llamar- una nueva crisis urbana que tiene como eje central la crisis econ¨®mica, y donde sus consecuencias: el paro, la aparici¨®n de bolsas de pobreza, la econom¨ªa sumergida, la marginaci¨®n laboral de j¨®venes y viejos, pasan a ser los problemas m¨¢s urgentes y que determinan el pulso de la vida cotidiana en la ciudad.
As¨ª, pues, actualmente nuestros ayuntamientos, -como el resto de los niveles de la Administraci¨®n- se encuentran inmersos en esta nueva crisis urbana, sufriendo la contradicci¨®n de tener el paro como principal problema y a¨²n no disponer de estrategias locales de fomento de la ocupaci¨®n suficientemente dise?adas, que permitan la canalizaci¨®n de una forma artictilada del conjunto de los recursos,municipales para su soluci¨®n.
Planificaci¨®n a largo plazo
Este evidente retraso entre la ciudad administrada y la ciudad vivida seguramente es consecuencia de las reservas mentales existentes en digerir que no estamos ante una crisis que ser¨¢ superada en pocos. a?os, sino que nos encontrarnos ante un problema estructural de modificaci¨®n del modelo de organizaci¨®n econ¨®mico- social que requiere -aunque pueda parecer contradictorio- a la vez acciones inmediatas y planificaciones a largo plazo.
A pesar de todo -y en este caso todo significa escasez de medios y de recursos-, la necesidad ha obligado a los equipos de gobierno municipales m¨¢s sensibles a actuar poniendo en marcha diferentes experiencias que se han centrado en los planes de ocupaci¨®n y en el fomento del cooperativismo y autoempleo.
Estas experiencias han sido -y son- iniciativas desiguales y, en algunas ocasiones, rodeadas de problemas, pero de un gran valor, pues -adem¨¢s de aliviar la situaci¨®n de las bolsas m¨¢s negras de paro- nos permiten empezar a intercambiar experiencias y estudiar su generalizaci¨®n.
Otro valor que hay que anotar en la cuenta de estas primeras expenencias, municipales ha sido la confirmaci¨®n de que el nivel local puede ser una de las claves en el inicio de soluci¨®n de la crisis econ¨®mica general, ya que la escala local permite ver y actuar sobre toda una serie de espacios eces n¨®micos imposibles de detectar desde una escala superior.
Evidentemente, no se ha descubierto nada absolutamente nuevo -pues tanto en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos como en Estados Unidos de Am¨¦rica existen desde hace a?os diversos programas de desarrollo econ¨®mico local-, pero ha servido para que los ayuntamientos adquieran conciencia de las posibilidades de actuaci¨®n que tienen en este campo.
Del an¨¢lisis de las primeras experiencias parece deducirse un cierto agotamiento de una etapa inicial caracterizada por la provisionalidad, en la que se han seguido unos criterios de car¨¢cter asistencial y la necesidad de abrir una nueva etapa donde cada vez m¨¢s se hace imprescindible la existencia de una pol¨ªtica global del conjunto del ayuntamiento encaminada hacia el desarrollo econ¨®mico y la creaci¨®n de ocupaci¨®n.
El esfuerzo que significa para los Ayuntamientos dotarse de estos programas econ¨®mico-sociaIes requiere el funcionamiento -a manera de motor de todo este proceso- de departamentos espec¨ªficos que se ocupen de la coordinacion y animaci¨®n de la vida socioecon¨®mica de la ciudad.
Una primera tarea a realizar por estos departamentos es mejorar el nivel de conocimiento de la realidad econ¨®mica de la ciudad por parte de los ayuntamientos. Hoy es necesario para cualquier intento serio de planificaci¨®n conocer con la m¨¢xima precisi¨®n posible no ¨²nicamente la escueta cifra del n¨²mero de parados, sino las caracter¨ªsticas m¨¢s destacadas de este paro -edad, sexo, nivel de estudios, localizaci¨®n...-, as¨ª como la estructura socio-econ¨®mica de la ciudad: n¨²mero de empresas y comercios, actividades a las que se dedican, n¨²mero de trabajadores que emplean, f¨®rmula jur¨ªdica a la que le, acogen...
Cooperaci¨®n de las Administraciones
Para esta tarea -como para el conjunto de las actividades de car¨¢cter socio-econ¨®mico- parece necesaria la cooperaci¨®n entre los diferentes niveles de la Administraci¨®n -local, provincial, auton¨®mica, central- para conseguir la existencia de una pol¨ªtica integrada en materia de ocupaci¨®n que -a buen seguro- servir¨ªa para evitar duplicaciones, reducir gastos y mejorar la eficacia.
Ahora bien -las experiencias extranjeras nos indican- para el pleno ¨¦xito de una estrategia local de ocupaci¨®n, adem¨¢s, es necesaria la participaci¨®n activa de los agentes econ¨®micos locales -empresarios, trabajadores, parados, comerciantes, entidades financieras y de ahorro, gestores, cooperativistas...- para lograr, mediante la concertaci¨®n, que ¨¦stos no sean ¨²nicamente los programas econ¨®mico-sociales del ayuntamiento, sino del conjunto de la ciudad.
Podr¨ªamos decir que las estrategias locales de ocupaci¨®n tienden a configurarse como un gran movimiento ciudadano ante un prpblema como es el paro -que afecta a toda la comunidad-, que demanda la movilizaci¨®n de los recursos locales -tanto humanos como materiales- para la creaci¨®n de nuevas actividades econ¨®micas y nuevos puestos de trabajo.
Estas nuevas iniciativas coinciden con una apreciaci¨®n general de que la crisis afecta sobre todo a las grandes empresas industriales que se encuentran inmersas en procesos de reconversi¨®n y que la creaci¨®n de ocupaci¨®n se generar¨¢ -principalmente- a trav¨¦s de las peque?as y medianas empresas.
No se ha de olvidar que las peque?as y medianas empresas ocupan una proporci¨®n de mano de obra m¨¢s elevada que las grandes empresas, y que el capital necesario para la creaci¨®n de estos puestos de trabajo en las peque?as empresas representa un tercio de lo que le necesita en las grandes.
Pero -cuidado- cuando se habla de peque?as y medianas empresas nos estamos refiriendo a su volumen, no a su forma jur¨ªdica o al sector a que se dedican.
Todo este fen¨®meno -de contornos a¨²n imprecisos- que significa la irrupci¨®n dentro de la actividad econ¨®mica de nuevos actores sociales que tienen unos objetivos, unas formas organizativas y unas caracter¨ªsticas diferentes tanto de la iniciativa econ¨®mica privada como del sector p¨²blico, es lo que se ha dado en llamar tercer sector o econom¨ªa social.
Los ayuntamientos han de disponer de toda una serie de servicios. y de infraestructuras para ayudar a estos ciudadanos emprendedores acrear sus nuevas iniciativas econ¨®micas, que pueden generar ocupaci¨®n. De la misma manera que la realizaci¨®n de una pol¨ªtica, municipal deportiva exige la existencia de unas infraestructuras -pistas polideportivas, piscinas, centros de iniciaci¨®n deportiva... - o una pol¨ªtica cultural requiere la existencia de una infraestructura -museos, teatros, escuelas de arte...-, una pol¨ªtica de car¨¢cter socio-econ¨®mico para la ciudad requiere tambi¨¦n la existencia de unas infraestructuras: centros de informaci¨®n y asesoramiento, hoteles de empresa o f¨¢bricas relevo, ferias de promoci¨®n...
En definitiva, el objetivo ¨²ltimo ser¨ªa que cuando un ciudadano emprendedor se dirija a su ayuntanuento con un proyecto econ¨®mico bajo el brazo -susceptible de crear nuevos puestos de trabajo-, no recoja ¨²nicamente buenas palabras y palmaditas en la espalda, sino servicios y ayudas concretas para convertir en realidad su iniciativa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Relaciones administraciones
- Opini¨®n
- Pol¨ªtica urban¨ªstica
- Infracciones urban¨ªsticas
- Pymes
- Corrupci¨®n urban¨ªstica
- Ayuntamientos
- Administraci¨®n local
- Desarrollo urbano
- Corrupci¨®n pol¨ªtica
- Delitos urban¨ªsticos
- Corrupci¨®n
- Pol¨ªtica laboral
- Delitos
- Empresas
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Urbanismo
- Econom¨ªa
- Trabajo
- Justicia