Estonia, ventana sovi¨¦tica a Occidente
Por los tejados medievales de la vieja Tallin, la capital de la Rep¨²blica Sovi¨¦tica de Estonia, se ha filtrado este verano la serie norteamericana Dallas. Lo ha hecho por las antenas que captan con nitidez los programas emitidos desde Helsinki (a 80 kil¨®metros), que son f¨¢cilmente comprensibles para los estonianos, hablantes de una lengua perteneciente a la misma familia que el fin¨¦s.La programaci¨®n finlandesa no figura en los peri¨®dicos locales ni en las gu¨ªas semanales de televisi¨®n: circula escrita a mano o a m¨¢quina, pero hoy en d¨ªa no incita ya a un acto clandestino. Ver la televisi¨®n finlandesa es una costumbre generalizada y los funcionarios oficiales estonianos hablan abier tamente de la ¨²ltima pel¨ªcula de Ingmar Bergman o el ¨²ltimo show brit¨¢nico de Benny Hill. Los ex pertos sostienen que las emisiones en lengua sueca (tambi¨¦n desde Finlandia) son m¨¢s cr¨ªticas de cara a la URSS que los espacios en idioma fin¨¦s.
Con un mill¨®n y medio de habitantes, Estonia es la rep¨²blica sovi¨¦tica de menor poblaci¨®n en todo el Estado. Al igual que las otras dos rep¨²blicas b¨¢lticas, Letonia y Lituania, funciona como una especie de ventana hacia Occidente para los vecinos rusos. Con ellos, Estonia comparte un destino com¨²n desde 1944, despu¨¦s de haher sido independiente entre 1918 y 1940. Bajo la ¨¦gida sovi¨¦tica, en funci¨®n del pacto Molotov-Ribbentrop en 1939, Estonia fue ocupada por las tropas nazis en 1941.
Tallin, con sus peque?os caf¨¦s y sus grupos de m¨²sica pop apreciados en toda la URSS, da a muchos rusos la impresi¨®n de estar en el extranjero. Pero, para el primer secretario del Partido Comunista de Estonia, K. G. Vaino, la Rep¨²blica est¨¢, en realidad, "en la primera l¨ªnea del antagonismo ideol¨®gico, donde la densidad del fuego antisovi¨¦tico de los centros de propaganda occidental es especialmente tangible". Esto incluye, seg¨²n Vaino, emisiones de radio hostiles en varios idiomas, incluido el estonia no, y algunas emisiones de televisi¨®n extranjeras que llevan consigo ideas y enfoques morales "ajenos a nosotros".
El fermento nacionalista
Pero los peligros, que advierten los dirigentes estonianos no proceden. s¨®lo de ¨¢llende los confines de la URSS, sino del fermento nacionalista local. Hace ahora un, a?o, el Comit¨¦ Central llam¨® la atenci¨®n desde Mosc¨² a los dirigentes locales del partido, acus¨¢ndoles de "no prestar la debida atenci¨®n a la educaci¨®n patri¨®tica e internacionalista", de no "investigar en profundidad las relaciones nacionales y la formaci¨®n de la conciencia internacionalista". El Comit¨¦ Central exhortaba, a la propaganda convincente de la "superioridad del modo de vida socialista" y a mostrar que "el destino hist¨®rico del pueblo de Estonia est¨¢ indisolublemente unido al desarrollo y fortalecimiento del Estado sovi¨¦tico". Tambi¨¦n la labor del partido en la educaci¨®n "moral y patri¨®tico-militar" de la juventud y entre los intelectuales dejaba que desear en la Rep¨²blica b¨¢ltica, a juicio de Mosc¨².
Comparando con la vecina Rep¨²blica federativa rusa, la vida en Estonia responde a unos patrones m¨¢s cercanos a Europa occidental y es notoriamente m¨¢s confortable. Para el viajero que llega a Tallin desde Mosc¨², la experiencia resulta chocante desde el aeropuerto, un moderno edificio donde predomina el rojo intenso. La terminal a¨¦rea fue construida por los finlandeses para la Olimpiada de 1980, cuyas competiciones de regatas se celebraron en esta ciudad, un d¨ªa perteneciente a la Liga Hanse¨¢tica. La mano finlandesa est¨¢ presente aqu¨ª en varias construcciones de envergadura: el puerto de yates y dos grandes hoteles que quiebran la silueta de Tallin, donde las elegantes villas de los a?os veinte se mezclan con f¨¢bricas atrapadas en suburbios de piedra gris que parecen surgidos de la revoluci¨®n industrial.
M¨²sica, vodka y religi¨®n
En la ciudad vieja, que reconstruyen los restauradores polacos, vetustas casonas coexisten con iglesias g¨®ticas y barrocas. Desde la torre de una de estas iglesias, nos dice la gu¨ªa, se ve¨ªan en el pasado "todas las cocinas de Tallin"; desde otra se ve Finlandia cuando hay buen tiempo". Finlandia se ve, adem¨¢s, en la barra del bar del hotel Viru de Tallin. Aqu¨ª no han llegado a¨²n las medidas antialcoh¨®licas propiciadas por Mijail Gorbachov. Los turistas del vodka es el nombre que reciben los finlandeses que acuden a Tallin a emborracharse, aprovechand¨® que el alcohol es mucho m¨¢s barato que en su pa¨ªs. "No calculamos su consumo de alcohol", nos dice el presidente del Presidium del Soviet Supremo de Estonia; Arnold Rutel. Unos 115.000 finlandeses llegaron a Estonia en 1984 aprovechando las fa ciudades existentes para desplazarse desde aquel lado de la frontera a ¨¦ste.
Tallin tiene aproximadamente medio mill¨®n de habitantes. Adem¨¢s de discotecas abiertas hasta la madrugada, ante las cuales los j¨®venes hacen horas de cola, la ciudad tiene un cabar¨¦ y tres espect¨¢culos de variedades. En uno de ellos, el Variet¨¦, asistimos a un strip tease. En dos ocasiones la vedette deja sus pechos al descubierto. Primero, uno solo, y m¨¢s tarde los dos conjuntamente, mientras sostiene con los brazos abiertos dos abanicos de plumas y la m¨²sica marca el crescendo final.
Pero l¨¢ m¨²sica en Estonia no es s¨®lo ligera. En las calles deTallin hay conciertos regulares de m¨²sica cl¨¢sica y, a finales de julio, centenares de coros y orquestas folcl¨¢ricas bajaron a la ciudad proce dentes de toda la Rep¨²blica para celebrar una fiesta tradicional que ahora, como los congresos de Partido o la planificaci¨®n econ¨®mica, se realiza cada cinco a?os.
En el centro de Tallin hay una librer¨ªa de viejo con un selecto es caparate de textos religiosos ale manes escritos en caracteres g¨®ticos publicados,en los siglos XVIII y XIX. La religi¨®n desem pe?a un papel importante en la vida de Tallin, donde funcionar ocho iglelias, la mayor¨ªa de ella protestantes. Al protestantismo estuvo ligada la influencia de la cultura alemana en Estonia. La Iglesia baptista celebra 11 misas a la semana y en sus ¨²ltimas fila dispone de auriculares con traducci¨®n simult¨¢nea al ruso, realizada con fuerte acento estoniano.Tanto aqu¨ª como en la Iglesia luterana el p¨²blico es m¨¢s bien joven. No ocurre lo mismo en el templo ortodoxo Alejandro Nevski, donde el domingo se concentran pulcras sancianas. En su atildado aspecto s¨®lo el tradicional pa?uelo de flores atado a la cabeza permite compararlas con las viejecitas que pueden verse en los templos de Zagorsk o en las peque?as iglesias de madera de la Rusia profunda.
Si vivir en Estonia resulta atractivo, llegar hasta aqu¨ª no es f¨¢cil en la actualidad, ya que la emigraci¨®n se encuentra restringida por todo un conjunto de medidas administrativas, pese a, que falta la mano de obra para la industria. Para traer gente de otras Rep¨²blicas las empresas deben pedir permiso al municipio. Lo com¨²n, seg¨²n explica un funcionario local, es recibir autorizaci¨®n para efectuar con tratos temporales que obligan los firmantes a regresar a su luga de origen al finalizar el plazo.
Un encuentro con la intelligentsia de Tallin pone de manifiesto que el idioma com¨²n m¨¢s c¨®modo con el extranjero no es el ruso, lengua de comunicaci¨®n entre las distintas nacionalidades de la URSS sino el ingl¨¦s, el alem¨¢n y otrai lenguas occidentales.
Durante la crisis polaca, a principios de los ochenta, 41 intelectuales estonianos mandaron una carta al Comit¨¦ Central del partido quej¨¢ndose de la rusificaci¨®n que, a su juicio, afectaba a la cultura estoniana. En diciembre de 1984, durante la conferencia ideol¨®gica dirigido por Mijail Gorbachov en Mosc¨² uno de los dirigentes del Partido Comunista de Estonia, R. Ristiaan hac¨ªa autocr¨ªtica com¨²n por habe prestado "poca atenci¨®n" a la "ense?anza del ruso a la juventud" en el transcurso de "largos a?os". En la actualidad el ruso puede estudiarse en la ense?anza preescolar pero la resistencia al uso del idioma es patente.
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