Punto de referencia singular
Manuel Sacrist¨¢n era hombre de salud quebradiza y, sin embargo, parece incre¨ªble que est¨¦ muerto. Cuando me dieron la noticia sent¨ª una conmoci¨®n inusitada, como si terminase una fase de mi propia vida. Supongo que muchos hombres y mujeres de mi generaci¨®n habr¨¢n sentido lo mismo, porque Sacrist¨¢n fue un punto de referencia singular e irrepetible en unos, momentos igualmente singulares e irrepetibles de nuestra trayectoria cultural y pol¨ªtica. Para alguno de nosotros, Manuel Sacrist¨¢n irrumpi¨® en esta trayectoria en 1956-1957, cuando en la universidad de Barcelona se constituy¨® el primer n¨²cleo organizado del PSUC y ¨¦l acababa de regresar de Alemania, convertido ya en militante comunista. Para un grupo de j¨®venes esperanzados, pero bastante provincianos como nosotros, Manuel Sacrist¨¢n fue una enciclopedia marxista y una cabeza alemana que nos abr¨ªa ventanas insospechadas. ?l y su compa?era, Giulia Adinolfi, eran una pareja ins¨®lita en el panorama de la Barcelona de aquellos a?os.Luego las cosas se complicaron. Yo me fui al exilio y ¨¦l se implic¨® a fondo en la direcci¨®n clandestina del PSUC, cosa que siempre me pareci¨® un error porque no era ese su terreno. Cuando regres¨¦ a Barcelona, expulsado del PSUC tras la crisis Claud¨ªn-Sempr¨²n (con los que me aline¨¦), la situaci¨®n ya no era la de cinco a?os antes. Manuel Sacrist¨¢n me ayud¨® moral y materialmente en unas circunstancias que no se olvidan. Luego coincidimos todav¨ªa en batallas importantes, como la c¨¦lebre Capuchinada de 1966 y los primeros pasos del movimiento de penenes. Pero las respectivas trayectorias divergieron cada vez m¨¢s y cuando a?os m¨¢s tarde nos volvimos a encontrar en el seno del PSUC, ¨¦l se etaba ya alejando y los problemas con que todos nos enfrent¨¢bamos eran otros.
Desde entonces pas¨¢bamos meses y hasta a?os sin vemos. Sab¨ªamos que no coincid¨ªamos en el an¨¢lisis de cosas fundamentales y as¨ª se comprobaba cuando nos encontr¨¢bamos. Pero incluso en las situaciones m¨¢s dispares, en los momentos de mayor alejamiento, era imposible sentirse indiferente ante lo que Sacrist¨¢n hac¨ªa y dec¨ªa.
La obra que ha dejado no es sistem¨¢tica, debi¨® consumir muchas horas en traducciones y sus ense?anzas se realizaron en c¨ªrculos no muy amplios. En parte, esto se debe a su propia opci¨®n y por eso alg¨²n d¨ªa habr¨¢ que valorar lo que sus ensayos y traducciones han aportado a la apertura y a la normalizaci¨®n cultural de este pa¨ªs. La palabra marxismo no se puede pronunciar, desde luego, en castellano sin citar a Manuel Sacrist¨¢n.
Babelia
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