Cortas vidas, negras muertes
La edad media de los mineros fallecidos en accidente no supera los 30 a?os
"No puedo subir. No puedo. Pero los pies se me van solos para arriba. Me da hasta verg¨¹enza de m¨ª mismo no subir..., pero no puedo. He visto muchos accidentes, y ninguno me ha afectado tanto como este de ah¨ª arriba". Arriba est¨¢ la mina La Confiada. Y all¨ª, familiares y amigos de cuatro mineros, con un respeto sobrecogedor, esperan desde hace 10 d¨ªas el rescate del ¨²ltimo de los cuerpos sepultados el 4 de septiembre bajo 2.000 toneladas de carb¨®n. ?l es un minero de 56 a?os, jubilado por un accidente.Con los ojos enrojecidos y la voz entrecortada, acierta a decir todav¨ªa que ¨¦l, si volviera a trabajar, volver¨ªa a ser minero. Hace unos instantes el cuerpo de Marcelino Garc¨ªa, el primero de los mineros rescatados, ha recibido sepultura. Ahora, mientras habla, est¨¢n sacando de las entra?as de la tierra el cad¨¢ver de otro compa?ero. Hace apenas unas horas, a 80 kil¨®metros de aqu¨ª, una capa de antracita ha acabado con las vidas de un muchacho de 19 a?os y de un hombre de 49.
Un ruido tremendo y gritos
Antonio Iglesias tiene 23 a?os. Llevaba siete meses como ayudante en La Confiada. El d¨ªa 4 de septiembre, a las 8.20, estaba "dando tira" (pasando listones de madera para preparar los tajos) con otros 14 compa?eros. O¨ª un ruido tremendo y alguien que gritaba: 'Cuidado. Fuera, fuera. No s¨¦ m¨¢s. Yo sal¨ª corriendo hacia arriba. O¨ª gritos. Yo cre¨ªa que no hab¨ªa cogido a nadie". M¨¢s tarde comprobar¨ªan que cuatro compa?eros hab¨ªan quedado bajo 2.000 toneladas de carb¨®n y escombro. Hasta las cuatro de la tarde Antonio Iglesias no sali¨® de la mina. Qued¨® all¨ª, con los dem¨¢s, intentando ayudar a la brigada de salvamento.
Ahora, d¨ªas despu¨¦s del accidente, Antonio sigue subiendo a la mina, ayudando en las penosas tareas de rescate. Ahora d¨ªas despu¨¦s, todav¨ªa, Antonio cierra los ojos y le tiembla la voz cuando revive la tragedia. "A la mina se baja porque no hay m¨¢s remedio. Y sabes que esto pasa, que puede pasar, claro. Pero, a ver...". Y Antonio se queja de que "muera un torero, que es para sentirlo, y los peri¨®dicos y la tele se vuelquen, y mueran cuatro mineros y, apenas se d¨¦ algo."
Un viejo minero, de aqu¨ª, de Tudela Vegu¨ªn, dice que "no hay ninguna parte en la que se tenga que escapar tanto de la muerte como en la mina. Ni en los toros, por mucho que digan". Ten¨ªa 13 a?os cuando entr¨® en la mina. "Era muy distinto. Ahora el minero se jubila muy pronto, y los que le sustituyen no han adquirido su experiencia. Y mire, es m¨¢s dif¨ªcil sustituir a un minero viejo que a un Gobierno".
?l asegura que si tuviera que volver al trabajo, si pudiera, volver¨ªa a ser minero. "Yo creo que eres minero por vocaci¨®n. S¨ª, mi padre tambi¨¦n era minero. El trabajo en las minas hay que humanizarlo, pero hay que hacerlo. A m¨ª me ense?aron los mineros viejos. Antes, llegabas a picador despu¨¦s de muchos a?os".
Porque estremece o¨ªr que la edad media de los mineros muertos en los ¨²ltimos a?os no sobrepasa los 30 a?os. En el accidente de La Confiada quedaron atrapados dos j¨®venes de 23 y 27 a?os, otro de 33 y el cuarto ten¨ªa 47 a?os. Y dos de los que escaparon por segundos -uno de ellos fue sacado del carb¨®n por sus propios -compa?eros en el momento del derrabe- tienen 23 y 27 a?os. En el derrumbe de Tineo, en la explotaci¨®n La Rasa, que sucedi¨® 10 d¨ªas despu¨¦s, el carb¨®n aplast¨® las vidas de un muchacho de 19 a?os y de un hombre de 59.
Nadie habla en concreto del accidente de La Confiada, ni del m¨¢s reciente de La Rasa, pero la mayor¨ªa apunta como uno de los factores que m¨¢s influyen en los accidentes a la escasa formaci¨®n de los j¨®venes mineros. "Hay guajes que, a poco de entrar en la mina, ya est¨¢n picando", se lamenta un trabajador con largos a?os de experiencia en la miner¨ªa. Jos¨¦ Antonio Saavedra, secretario general de la miner¨ªa de UGT, y Manuel Nevado, que ocupa el mismo cargo en CC OO, est¨¢n de acuerdo con estas afirmaciones. Pero ellos van m¨¢s all¨¢. Para los dos dirigentes sindicales, la propia Administraci¨®n y los empresarios tienen una gran responsabilidad en los accidentes. A una y otros les acusan de que las labores de inspecci¨®n no sean demasiado rigurosas, que no se establezcan ni exijan medidas de segur ?dad adecuada y de que los ritmos de trabajo impuestos sean excesivos.
En las minas espa?olas, seg¨²n datos de los sindicatos, no se, invierte ni en seguridad ni en formaci¨®n. "Se busca el m¨¢ximo beneficio, en el tiempo m¨¢s corto posible", dice Saavedra. "Se quiere ganar m¨¢s, invirtiendo menos", asegura Nevado. Y Jos¨¦ ?ngel Fern¨¢ndez Villa, responsable de la miner¨ªa asturiana de UGT, aporta un dato estremecedor. "En B¨¦lgica, en Alemania, en Inglaterra, se invierten 33 pesetas por tonelada de carb¨®n en seguridad y formaci¨®n". En Espa?a, la media son cuatro pesetas. Pero no se tiene en cuenta que hay peque?as minas que no invierten un c¨¦ntimo.
Para Julio Gavito, consejero de Industria del Principado de Astur¨ªas, "el problema es que las minas asturianas son las peores del mundo. En otros pa¨ªses no se explotar¨ªan". Pero reconoce que hay una falta de preparaci¨®n. "Los mineros con experiencia se van jubilando. Y los que, todav¨ªa j¨®venes, la tienen, terminan march¨¢ndose a Hunosa; con lo que en las minas privadas, generalmente medianas o peque?as, se quedan con la gente menos preparada".
Hacerse en el tajo
El viejo minero jubilado dice que "el minero se hace en la mina. Pero eso cuesta muchos a?os. Los mineros de verdad saben m¨¢s que muchos ingenieros. Conocen la mina y saben los peligros. Ahora dicen que a los j¨®venes los ponen a picar en seguida. En mis tiempos no era as¨ª. Se empezaba poni¨¦ndoles en capas de poca potencia, y luego pasaban a otras mayores".
Enrique, 30 a?os, seis de ellos en la mina, ahora de baja por un accidente, dice que es verdad. ?l, como todos, aprendi¨® directamente. Cuando entr¨® no sab¨ªa nada. Sus compa?eros le han ido ense?ando. Lo que sabe, lo sabe por ellos. Los sindicatos est¨¢n hartos de denunciarlo, sin resultados. Como lo est¨¢n de exigir un mayor rigor en las direcciones t¨¦cnicas, en que la Administraci¨®n investigue los accidentes con car¨¢cter inmediato, en que la inspecci¨®n funcione, en que se pongan los medidas de seguridad necesarias.
"No podemos seguir as¨ª", dicen los dirigentes obreros. 'La vida de un minero es lo m¨¢s importante. La vida y su salud. Da rabia que s¨®lo se hable de esto cuando ocurre una muerte. Adem¨¢s que no se dice los mides de mineros que salvaron la vida, pero quedaron in¨²tiles, tullidos para siempre".
En La Confiada, 200 personas, mientras tanto, esperan en silencio. En silencio ver¨¢n sacar uno a uno los cuerpos destrozados de sus familiares y amigos. Y en silencio les acompa?ar¨¢n luego al cementerio. La voz del dolor est¨¢ muchas veces enterrada bajo 2.000 toneladas de carb¨®n.
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