Alan Garc¨ªa destituye al jefe militar de Ayacucho y acusa a otro oficial de la matanza de 40 civiles
Los peruanos tuvieron la noche del martes la m¨¢s sorprendente demostraci¨®n de que el presidente Alan Garc¨ªa es, como indica la Constituci¨®n, el jefe supremo de las fuerzas armadas. El nuevo presidente del Comando Conjunto, general de Aviaci¨®n Luis Abram, ley¨® ante las c¨¢maras de televisi¨®n un dram¨¢tico comunicado en el que reconoc¨ªa la responsabilidad del subteniente Telmo Hurtado en la matanza de 40 civiles en el pueblo de Accosmarca (Ayacucho) y anunciaba el retiro del jefe pol¨ªtico militar de la zona de Ayacucho, general de brigada Wilfredo Mori, y el relevo de su cargo como jefe de la zona de seguridad nacional central del general de divisi¨®n Sinesio Jarama.
Seg¨²n el mismo texto, el comando conjunto ha dispuesto una investigaci¨®n exhaustiva de los hechos para poner a los responsables a disposici¨®n de la justicia.Durante la ma?ana del mismo martes, los dos generales mencionados en el comunicado hab¨ªan negado ante dos comisiones parlamentarias la participaci¨®n del Ej¨¦rcito en la matanza. El general Abram explic¨® que los dos generales desconoc¨ªan los hechos ocurridos porque se los hab¨ªa ocultado el subteniente Hurtado, quien estaba a cargo de una patrulla.
Lo sucedido indica, a juicio de los observadores, que las fuerzas armadas est¨¢n obedeciendo al mando presidencial, aun en circunstancias que en otro contexto se habr¨ªan estimado lesivas para su esp¨ªritu de cuerpo. Cabe considerar que la primera acusaci¨®n respecto a la matanza de Accosmarca parti¨® de filas de la izquierda marxista, la cual se?ala la cifra de 69 campesinos muertos. Por lo dem¨¢s, los peruanos no recuerdan el caso de un l¨ªder civil que haya obligado a retirarse a un presidente del comando conjunto e inducido la sanci¨®n de altos oficiales con mandos de tropas en una zona de emergencia.
La medida tomada es un espalduazo notable para el liderazgo presidencial y parece confirmar que las fuerzas armadas actuaron sin efectiva conducci¨®n pol¨ªtica por parte del anterior Gobierno en su labor contrainsurgente. La revista Oiga, que hace solitaria oposici¨®n al actual Gobierno, reconoce en su ¨²ltima edici¨®n que Alan Garc¨ªa "es la decidida voz de mando que el pueblo reclamaba en medio del vac¨ªo de poder de los a?os anteriores".
Todo indica que el Gobierno implantar¨¢ otra estrategia antisubversiva dentro de par¨¢metros que se desprenden de las ¨²ltimas declaraciones de Alan Garc¨ªa. As¨ª, se proseguir¨¢ la lucha militar contra la subversi¨®n, pero "sin responder a la barbarie con la barbarie", velando por la imagen de las fuerzas armadas y sin que el Gobierno abdique de su su labor conducci¨®n suprema.
El Gobierno parece muy consciente de que su campo de maniobras en la lucha antisubversiva requiere suma flexibilidad, para no, afectar la moral de las fuerzas armadas, y mucha firmeza, para no aparecer d¨¦bil ante una subversi¨®n que no da se?ales de buscar el di¨¢logo. En las ¨²ltimas dos semanas siete guardias civiles han sido asesinados. Adem¨¢s, los recientes dram¨¢ticos episodios han dejado claro que las fuerzas armadas no parecen decididas a aceptar una amnist¨ªa amplia, el fin de la declaraci¨®n de zonas de emergencia o el tratamiento de presos pol¨ªticos a los terroristas capturados. Al respecto, adquiere m¨¢xima importancia una reciente declaraci¨®n p¨²blica de Alan Garc¨ªa desautorizando al ex director del Instituto Nacional Penitenciario, Antonio Palomino, quien reconoci¨® el estatus de presos pol¨ªticos a miembros de Sendero Luminoso. La desautorizaci¨®n presidencial termin¨® cost¨¢ndole el puesto al funcionario.
Atento a los m¨¢s peque?os detalles, el presidente ha advertido a algunos parlamentarios con tendencia a asumir un tono altanero en su trato con los militares. Los ¨¦xitos del presidente se han debido, fundamentalmente, a que demostr¨® que sab¨ªa mandar a quienes tienen que obedecer y respetar al superior jer¨¢rquico.
Como desenlace de un d¨ªa tenso, el pleno del Congreso expres¨® anoche su solidaridad con el presidente por su actitud de afirmaci¨®n del orden constitucional y democr¨¢tico. Simult¨¢neamente, reconoci¨® la conducta disciplinada de las fuerzas militares. Todo esto, por unanimidad.
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