La nueva cultura de los 'tests'
He escrito m¨¢s de una vez sobre esos tests que se utilizan como un tipo de prueba para seleccionar a los que aspiran a un cargo o a un puesto de trabajo. La primera -hace ya casi 10 a?os, en el fenecido diario Informaciones-, cuando ¨¦stos empezaban a imponerse incluso en la Universidad. No pens¨¢bamos entonces que tales barreras, c¨®modos y masificados sistemas de valoraci¨®n del intelecto, iban a tener tan desaforado auge en a?os posteriores.S¨®lo nos preocupaba constatar que la Universidad de aquellos tiempos ya ten¨ªa bastante con la naciente selectividad o aquel, original hallazgo del "calendario juliano", noble intento de separar el ciclo de la ense?anza del agr¨ªcola, que s¨®lo es bueno, como se sabe, para obtener cereales. Tem¨ªamos pues, que la Universidad cayera, con lo de los tests, en otra rutinaria y perniciosa novedad pedag¨®gica. Actualmente, sin embargo, vuelve a darse la paradoja de que sea precisamente un Gobierno socialista -la preocupaci¨®n por lo social no es muy congruente con el auge de la masificaci¨®n- el que recurra profusamente a esta deshumanizada forma de calibrar el valor intelectual de sus futuros funcionarios.
Dejando aparte el pseudocientifismo, hoy generalmente aceptado, de las pruebas que pretenden sacar a la luz un coeficiente intelectual -CI en lenguaje t¨¦cnico- mediante los famosos tests, es curioso que la preparaci¨®n que hoy se da en innumerables centros de ense?anza para enfrentarse con los ex¨¢menes basados en tales pruebas no se encamina a enriquecer el saber de los estudiantes, sino a conocer los trucos que los tests ofrecen.
Cuando le preguntaban a Alekhine si la pr¨¢ctica del ajedrez contribu¨ªa al desarrollo de la inteligencia, sol¨ªa contestar: "S¨ª, especialmente de la que sirve para jugar al ajedrez". Ahora pasa lo mismo. Parece como si la especial inteligencia que se quisiera desarrollar es la que sirve para resolver tests.
Mas no es lo peor la intr¨ªnseca zafiedad de tales pruebas para poder juzgar a un ser tan complejo como el hombre, sino que adem¨¢s se preparan los tests con escasos conocimientos de las m¨¢s elementales bases psicot¨¦cnicas, como repetidamente ha sido denunciado por psic¨®logos conocedores de este tema, pretendiendo sustituir ¨¦stas por preguntas que ocultan trampas de mala ley, por la petici¨®n de datos absurdos cuyo conocimiento no interesa ni a examinados, ni a examinantes, ni al p¨²blico en general, o por extra?as genialidades imposibles de descifrar ni siquiera en la placidez de una tranquila velada de sill¨®n y whisky con hielo, cuanto menos en una sala abarrotada, llena de humo y con unas implacables manecillas de reloj cual espada de Dam¨®cles sobre la cabeza del opositor.
?Se puede, por ejemplo, resolver, a cinco segundos por pregunta, el siguiente problema: "Extremadura es a Catalu?a, como Orense es a: Cuenca, Galicia, Vigo, Espa?a"? O bien, ?es posible abortar una pregunta m¨¢s pretenciosamente est¨²pida que la que sigue? "Buscar entre estas cuatro palabras la que queda fuera de contexto: flema, armario, ba?o y despedida".
Resulta que seg¨²n el Einstein de los tests que prepar¨® tal pregunta, la flema puede ser inglesa, el ba?o a la turca y la despedida a la francesa, mientras que el armario no tiene ninguna connotaci¨®n nacional. ?"Chapeau"!.
Confusi¨®n inenarrable
En las ¨²ltimas oposiciones a auxiliares de la Administraci¨®n Civil del Estado, la masificaci¨®n revisti¨® caracteres de pesadilla, ayudada por la p¨¦sima organizaci¨®n de las pruebas. Los retrasos entre la entrada de una y otra tanda provoc¨® una confusi¨®n inenarrable de personas y veh¨ªculos. Como parece que ahora todo ha de hacerse a toda prisa, aunque salga mal como es costumbre, hubieron de ser examinadas m¨¢s de 100.000 personas en un solo d¨ªa.
Imposible, pues, exigir una redacci¨®n, un comentario de texto o una entrevista personal, forma correcta de calibrar la personalidad de un ser humano; en vez de ello hubo de acudirse al expeditivo sistema de los tests -100 preguntas en 10 minutos-. Digamos, depasada, que a estas oposiciones se presentaba tambi¨¦n una buena cantidad de auxiliares contratados que llevan unos a?os en la Administraci¨®n y que creyeron de buena fe -porque as¨ª se lo hab¨ªan hecho creer- que en estos ex¨¢menes iban a tener una benevolente acogida que les llevar¨ªa a consolidar su destino.
Pues no, les pareci¨® mejor a los cerebros de la funci¨®n p¨²blica despreciar la pr¨¢ctica adquirida por estos funcionarios y sustituirla por 250 pulsaciones de escritura a m¨¢quina o la contestaci¨®n a preguntas como el lugar donde se halla el monasterio de las Huelgas o d¨®nde est¨¢ el Don, acuciantes temas, que todos los administrados de este pa¨ªs suelen preguntar a menudo en las oficinas ministeriales.
Deben, pues, saber los opositores del futuro que es in¨²til estudiar arte o filosof¨ªa. Vale m¨¢s enterarse de que "si X es rojo, Y ser¨¢ verde. Si Y no es verde, Z ser¨¢ azul mientras X sea rojo. Por tanto, si Y no es verde, X no puede ser rojo", cosa que no deja de ser congruente con la locura e incomprensibilidad del mundo de hoy.
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