Vuelve el tiempo de silencio al certamen donostiarra
Ahora hay que desmontar el bel¨¦n y empaquetarlo en cajas, contenedores y s¨®tanos. La 34? edici¨®n del Festival de Cine de San Sebasti¨¢n comienza as¨ª, parad¨®jicamente, el lunes. Seg¨²n nos cuenta un portavoz del grupo de continuidad, compuesto por cuatro personas comandadas por Pilar Olascoaga, los 355 d¨ªas hasta el siguiente certamen se les van a hacer cortos.Hasta diciembre, cuentas y borrones, reflexi¨®n acerca de los fallos, tormenta mental a la b¨²squeda de ideas, precauciones para que el espionaje industrial no se infiltre y las plagie en Berl¨ªn, Venecia o Cannes; sugerencia de nuevas secciones y, sobre todo, lo m¨¢s dificil, convencer al director o codirectores para que sigan si¨¦ndolo en septiembre de 1986, que ya est¨¢ a la vuelta de la esquina. Eso, para empezar.
El festival no son estos 10 d¨ªas, sino 12 meses escasos que muchas veces han de fiar en la improvisaci¨®n. Los cinco administrativos de mantenimiento han de negociar con hoteles, gremios y talleres. Deben buscar y contratar a los 200 eventuales que ejercer¨¢n el a?o que viene sus funciones. Entre tanto, se escriben informes y le siguen la pista a pel¨ªculas en fase de rodaje o de producci¨®n.
A todo esto hemos localizado la filmoteca del festival de cine de San Sebasti¨¢n, que incluso podr¨ªamos denominar filmoteca municipal. Se encuentran las ciento y pico cintas premiadas en todos los cert¨¢menes celebrados hasta hoy en un almac¨¦n del mercado de frutas de Donostia. La dificultad de crear una cinemateca fija en torno al sistema donostiarra reside fundamentalmente en el reglamento del festival, que le proh¨ªbe toda actividad lucrativa (no se podr¨ªa cobrar entradas), y en el hecho de que entre la colecci¨®n se encuentren piezas ¨²nicas que no conviene proyectar demasiadas veces, ni prestar: "a veces lo hemos hecho y nos las han estropeado".
Cuevas
Esto nos recuerda el caso de las cuevas de Altamira. En el almac¨¦n, hort¨ªcola se conservan, as¨ª, joyas como The rain people, del norteamericano Francis Ford Coppola, y algo aut¨¦nticamente exclusivo: la versi¨®n original de V¨¦rtigo, la aut¨¦ntica y genuina, ya que el brit¨¢nico Alfred Hitchcock cambi¨® el final de esta pel¨ªcula suya tras su proyecci¨®n en el festival donostiarra. Todos estos incunables han sido pasados a videocasete y est¨¢n a disposici¨®n, nos indican, de quien desee disfrutarlos en dependencias del festival o hacerse un master con las copias.
El festival, apol¨ªtico seg¨²n sus reglamentos, pero ya se sabe que aqu¨ª se ha le¨ªdo mucho a Granisci, reanuda el lunes su tiempo de silencio. Apuntamos la advertencia del alcalde donostirra Ram¨®n Labayen de que la transici¨®n concluye con la pr¨®xima convocatoria.
En oto?os sucesivos volver¨¢n a asegurar lo mismo. Pero uno se acostumbra ya a estos saltos sobre la propia sombra. El 34? Festival Internacional de Cine de San Sebasti¨¢n ser¨¢, una vez m¨¢s, decisivo. Inmutable y cambiante. La misma pel¨ªcula vista en sesi¨®n continua.
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