La noticia de la enfermedad desencaden¨® el p¨¢nico en Estados Unidos
Hollywood organiz¨® una gala de ayuda y el Ej¨¦rcito orden¨® el an¨¢lisis de sangre de los reclutas
La confirmaci¨®n de la noticia de que el actor Rock Hudson sufr¨ªa del s¨ªndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), hecha p¨²blica el pasado 25 de julio por deseo del actor, supuso una considerable conmoci¨®n en Estados Unidos, donde han enfermado 12.000 personas de SIDA, de las que 6.000 han fallecido, y particularmente en el Estado de California. No s¨®lo porque Rock Hudson era uno de los actores m¨¢s famosos de Hollywood, sino porque en San Francisco, una de las dos grandes ciudades del Estado, se calcula que un tercio de la poblaci¨®n es homosexual, y ¨¦ste es el colectivo m¨¢s afectado por la enfermedad.
En el mes de junio murieron 49 homosexuales varones en San Francisco. Seg¨²n un portavoz de una instituci¨®n de ayuda, se calcula que antes de 1986 morir¨¢n 900 homosexuales en la ciudad.La enfermedad de Rock Hudson puso s¨²bitamente de actualidad una plaga cuyas v¨ªctimas visibles son, seg¨²n The Washington Post, ¨²nicamente "la punta del iceberg". El miedo a la enfermedad se convirti¨® en una enfermedad en s¨ª misma, no s¨®lo por el n¨²mero de v¨ªctimas sino por su car¨¢cter novedoso y desconocido: se calcula que antes de dos o tres a?os no existir¨¢ una vacuna eficaz.
Seg¨²n encuestas realizadas en septiembre en Estados Unidos, el 37% de la poblaci¨®n consideraba que el SIDA era la mayor amenaza sanitaria sobre la poblaci¨®n, en tanto que un 64% lo situaba en tercer lugar, tras el c¨¢ncer (92%) y las enfermedades coronarias (88%).
El inter¨¦s de la poblaci¨®n y de las autoridades para evitar en lo posible el p¨¢nico produjeron una informaci¨®n sin precedentes. Seg¨²n The Washington Post, a comienzos de septiembre el 97% de la poblaci¨®n estadounidense sab¨ªa lo que es el SIDA, si bien todav¨ªa un 32% pensaba a¨²n, por ejemplo, que se puede contraer la enfermedad mediante contacto con la tapa de un excusado.
El miedo produjo reacciones irracionales. Aunque el centro de enfermedades infecciosas de Atlanta advirti¨® que los ni?os que sufr¨ªan el SIDA en septiembre (183 en 23 estados) deb¨ªan acudir al colegio y no constitu¨ªan un peligro para los dem¨¢s escolares, Ryan White, de 13 a?os, v¨ªctima de la enfermedad, se convirti¨® en una figura nacional porque su escuela en Kokomo (Indianapolis) le impidi¨® comenzar el curso, y deb¨ªa seguir las clases por tel¨¦fono y ordenador desde su casa.
En Nueva York, unos 18.000 escolares se negaron a volver a clase, tras las vacaciones, en protesta por la admisi¨®n de un alumno no identificado que padec¨ªa SIDA.
El p¨¢nico se manifest¨® en toda la sociedad. Equipos de televisi¨®n en Nueva York y Washington se negaron a filmar a personas con la enfermedad. Una profesora anunci¨® que no volver¨ªa a enjugar las l¨¢grimas de sus alumnos. En California, se advirti¨® a los polic¨ªas que el boca a boca para reanimar a los heridos pod¨ªa ser peligroso. Las funerarias cobraron 1.000 d¨®lares (unas 163.000 pesetas) para embalsamar a los fallecidos por SIDA.
El Pent¨¢gono decidi¨® que los m¨¢s de 300.000 reclutas que ingresan cada a?o en los diferentes ej¨¦rcitos pasen un an¨¢lisis de sangre para ver si sufren de SIDA, y en caso afirmativo, deber¨¢n abandonar el ej¨¦rcito. El Gobierno piensa en la posibilidad de extender el an¨¢lisis a los 2,1 millones de miembros de las fuerzas armadas
En Hollywood, m¨¢s de 2.500 personas, entre las que se encontraban las actrices Elysabeth Taylor y Shirley McLaine, y el alcalde de Los ?ngeles, Tom Bradley, participaron el 19 de septiembre en una gala con el objeto de conseguir fondos con destino a las v¨ªctima del SIDA, una causa que semana antes, seg¨²n informaba The New York Times d¨ªas despu¨¦s, no despertaba ning¨²n entusiasmo en Hollywood.
Las previsiones de asistencia quedaron desbordadas, y la gala hubo de celebrarse en un local mayor del previsto. Los organizadores se comprometieron a conseguir un mill¨®n de d¨®lares.
El propio Rock Hudson compr¨® 10.000 entradas, prefiri¨® no asistir, y envi¨® un telegrama que dec¨ªa: "No soy feliz padeciendo esta enfermedad, pero me alegro si esto ha podido ayudar a otros".
Cuidado con el beso
De forma paralela, la enfermedad de Hudson tuvo sus consecuencias en la industria del cine. Cuando se temi¨® que las l¨¢grimas y la saliva fueran tambi¨¦n transmisoras de la enfermedad, las actrices comenzaron a hacer remilgos para besar a los galanes.
Estas reacciones, junto con los consejos de las autoridades sanitarias de evitar al m¨¢ximo la promiscuidad, han motivado cr¨ªticas hacia el lado censor y moralista del SIDA.
El rumor de que en los estudios de Hollywood se est¨¢n suprimiendo escenas de besos hizo temer que la histeria provocada por el SIDA condujera a un censo de homosexuales, y a la exigencia de un
buena conducta privada por los actores.
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