Especular en vez de invertir, nueva fiebre de Wall Street
La especulaci¨®n se est¨¢ convirtiendo en una fiebre de consecuencias imprevisibles en el tejido financiero de Estados Unidos. Las ofertas de compra reales realizadas por diferentes empresas, unidas a los ¨®rdagos de buena parte de los tiburones ansiosos de poder y dinero que cada vez fluyen con m¨¢s fuerza en los aleda?os de Wall Street est¨¢n conmocionando los c¨ªrculos financieros de la City neoyorquina en estos ¨²ltimos meses. Las acciones est¨¢n cambiando de manos a velocidades de v¨¦rtigo.
El juego de la especulaci¨®n -lucrativo y excitante a juzgar por los, resultados- est¨¢ tomando ventaja d¨ªa a d¨ªa al de la propia inversi¨®n. Como se?ala el semanario Business Week, el sistema financiero estadounidense ha entrado en la "Casino Society", como si de un juego se tratara.El viejo adagio de que todo fluye y nada permanece est¨¢ tomando cuerpo en la Bolsa neoyorquina, en la que importantes paquetes accionariales cambian de propietarios de forma vertiginosa por mor de la especulaci¨®n.
Seg¨²n las ¨²ltimas estad¨ªsticas, diariamente cambian de mano en el parqu¨¦ del New York Stock Exchange 108 millones de acciones, que casi hacen olvidar los 49 millones de acciones de hace tan s¨®lo cinco a?os. Unas cifras que, traducidas a valor real, sorprenden por su elevada cuant¨ªa econ¨®mica: cada d¨ªa, estas operacioens representan un desembolso econ¨®mico de 76.000 millones de d¨®lares (13 billones de pesetas), que pr¨¢cticamente cuadruplican los niveles alcanzados hace tan cuatro a?os.
Y es que el negocio est¨¢ pr¨¢cticamente asegurado para casi todo el mundo. Las firmas importantes est¨¢n moviendo sus peones para intentar conseguir, en un momento en el que impera un relativo buen precio en las acciones burs¨¢tiles, paquetes sustanciosos de otras empresas de la competencia, mientras que los especuladores profesionales -los Ichan, T. Boone Pickens y dem¨¢s compa?eros de viaje- han aprovechado este momento de relativa bonanza econ¨®mica para llevar adelante su estrategia.
Jugar fuerte arriesgando poco, para obligar a que el contrario reaccione e intente recomprar al precio que sea acciones de su propia compa?¨ªa para evitar perder el dominio sobre ella. El resultado, en el peor de los casos, son ping¨¹es beneficios para esta nueva estirpe de financieros que amenazan con revolucionar y socavar hasta los cimientos de las m¨¢s asentadas sociedades del nuevo mundo.
Cifras astron¨®micas
La parte del le¨®n de todos estos movimientos especulativos se la llevan las compras por parte de corporaciones, que supusieron el pasado a?o, sumando el dinero destinado a fusiones y adquisiciones, un total de 140.000 millones de d¨®lares, que casi triplican las previsiones realizadas. Y es que, como se?ala Kenneth H Miller responsable del departamento de fusiones de Merrill Lynch Capital Markets, "se puede vender casi todo lo que pueda ser catalogado como negocio".Pero no son s¨®lo los especuladores profesionales quienes se llevan una parte de este sustancioso pastel. A su lado, con un importante papel que desarrollar, est¨¢n los que act¨²an como asesores, entidades financieras reputadas cuya ¨²nica misi¨®n es recomendar las v¨ªas que seguir y prepararles todos los pasos legales.
Tal es el caso, por ejemplo, de First Boston Corporation, uno de los principales bancos de inversiones de Wall Street, en cuyas oficinas se gestaron el pasado a?o operaciones de intercambio de acciones por un total de 4,1 billones de d¨®lares, una cifra superior incluso al propio producto nacional bruto de Estados Unidos. Y algo parecido puede decirse de Citicorp, el. principal holding bancario de EE UU, que estuvo detr¨¢s de Pickens en su intento de compra, el pasado a?o, de Gulf Oil Corp.
Un negocio lucrativo que parece haber calado fuertemente en la naci¨®n norteamericana. "Realmente, no necesitamos unos vol¨²menes de transacci¨®n tan elevados para producir el actual nivel de nuestro producto nacional bruto. A la gente, sencillamente, debe gustarle todo este tipo de maniobras", se?ala Albert M. Wojn¨ªlower, jefe de los economistas del First Boston.
El negocio, de cualquier forma, puede llegar a ser redondo, y as¨ª, empresas adquiridas en 1980-1981 y vueltas a vender en 1983 han llegado a proporcionar unos beneficios de 10 d¨®lares por cada uno de los que se invirtieron en el acto de la compra.
Seg¨²n el informe que publica Business Week, el uso y abuso de la especulaci¨®n han disparado fuertemente los niveles de endeudamiento, que ha crecido, espoleado por el desbocado d¨¦ficit estadounidense, hasta niveles impensables a?os atr¨¢s.
As¨ª, la deuda acumulada por familias, corporaciones, y por el propio Gobierno. ha llegado hasta unos niveles r¨¦cord desde la posguerra: 7,1 billones de d¨®lares en 1984, a un ritmo mucho m¨¢s r¨¢pido, que el de la propia econom¨ªa estadounidense. Algo que genera un cada vez mayor desequilibrio financiero y hace palidecer, por sus imprevisibles consecuencias, a los expertos del sector. En estos momentos, la deuda acumulada asciende a 1,95 veces el producto nacional bruto del pa¨ªs.
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