Raisa
Siempre tan suyos, los franceses han regateado a Raisa Gorbachov el calificativo de chic, en su d¨ªa otorgado por la Prensa brit¨¢nica, y se han limitado a considerarla elegante. En principio, y sin haberla podido juzgar a corta distancia, a un servidor Raisa le parece mona, grado de belleza situado entre el aprobado y el sobresaliente, pero que no es un notable. Todo el encanto de la primera dama sovi¨¦tica radica en las facciones y en la adivinaci¨®n de una silueta estilizada. Pero sus piernas son un misterio, por ejemplo, y hoy por hoy nada se sabe sobre su escote. Hay, pues, insuficientes elementos para un pronunciamiento sin reservas.Sin embargo, cabe aplaudir al Pigmali¨®n que ha conseguido tan excelente resultado en tan poco tiempo. Destacados ciudadanos sovi¨¦ticos me aseguran que Raisa era una total desconocida en la URSS hasta que su marido consigui¨® asomar la cabeza por encima de los cad¨¢veres de sus antecesores. Y que, desde luego, no se le conoc¨ªa un look de exportaci¨®n como el exhibido tras llegar al poder. Una de dos: o Raisa escondi¨® su palmito para que no fuera purgado, o el departamento de imagen del Kremlin se ha esmerado en adecuar su imagen a lo que se lleva en Occidente. Desde la bata de estar por casa de la se?ora Jruschov a la posibilidad de que Raisa caiga en manos de la movida modisteril gallego-madrile?a, los reformistas sovi¨¦ticos la han dejado en las manos de Ives Saint Laurent. Incluso el reputado modista se ha permitido la libertad de coger a Raisa por un brazo, sin que se sepa a estas alturas cu¨¢l ha sido la reacci¨®n del Soviet Supremo, obligado tal vez a poner freno a unas familiaridades que se sabe c¨®mo empiezan, pero no c¨®mo terminan.
La que lo tiene mal es Nancy Reagan. Disfrazada de la Campanilla de Peter Pan, ve c¨®mo el enemigo coloca en el escaparate a una Jennifer Jones sovi¨¦tica que parece escapada de Estazione Termini, de Vittorio de Sica, o de la primera versi¨®n de Breve encuentro. El equilibrio del terror se apodera de todo y, consciente de que el rival se ha reforzado, Nancy debe acercarse al modelo Kathleen Turner o Nastassia Kinski si quiere comerse alg¨²n rosco.
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