Polic¨ªa y democracia
Ni siquiera la democracia, modelo de convivencia en libertad y pluralismo, puede sustraerse a la necesidad de mantener el funcionamiento de instituciones encargadas de hacer efectivas las limitaciones que la ley impone a las libertades individuales. Esta antinomia, libertad / limitaci¨®n, se ha mantenido ininterrumpidamente desde la instauraci¨®n de los sistemas pol¨ªticos basados en el respeto a los derechos de los ciudadanos. As¨ª lo refleja el art¨ªculo 12 de la Declaraci¨®n de Derechos del Hombre y del Ciudadano, proclamada en los albores de la Revoluci¨®n Francesa, advirtiendo que 1a garant¨ªa de los derechos del hombre y del ciudadano necesita una fuerza p¨²blica", si bien, previsoramente, los constituyentes a?aden que "esta fuerza se instituye para beneficio de todos y no para utilidad particular de aquellos que la tienen a su cargo".Armonizar los valores de la libertad con la realidad de sus limitaciones requiere mantener un exquisito e inequ¨ªvoco compromiso con los fundamentos pol¨ªticos y morales del sistema de libertades. Cualquier veleidad o concesi¨®n autoritaria rompe el equilibrio, frecuentemente inestable, que pretende conciliar el ejercicio del poder con la dignidad de la persona y los derechos inviolables que le son inherentes, base, con, el respeto a la ley y a los derechos de los dem¨¢s del orden pol¨ªtico y de la paz social.
Pasando de los planteamientos te¨®ricos al an¨¢lisis de la realidad, la historianos muestra que la instituci¨®n policial, mantiene su funci¨®n preventiva represiva durante siglos a trav¨¦s de los cambios pol¨ªticos, mientras la implantaci¨®n de las libertades se produce hace unos. 200 a?os. Acomodarse a la inevitabilidad de la polic¨ªa y abandonar toda pretensi¨®n innovadora que introduzca los valores democr¨¢ticos en su actividad interna es una tentaci¨®n en la que caen reiteradamente las sucesivas opciones ideol¨®gicas que se instalan en los centros que controlan los cuerpos y fuerzas de seguridad.
En una sociedad democr¨¢tica, el poder recoge sus facultades del consenso legitimador que surge del apoyo de los votos populares y se refuerza con el grado de coincidencia que para determinadas actuaciones y fines puedan otorgarle otras opciones pol¨ªticas y sociales normalmente situadas en las zonas de la contradicci¨®n y el disenso. Ahora bien, por muy numeroso y hasta abrumador que sea el grado de consenso alcanzado para llevar a cabo una decisi¨®n legislativa, nunca su plasmaci¨®n en texto legal puede suponer una, restricci¨®n de las libertades ni una degradaci¨®n de la legalidad constitucional.El art¨ªculo 104.1 de la Constituci¨®n espa?ola encomienda a las fuerzas y cuerpos de seguridad la protecci¨®n de libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana. La actividad cotidiana de los polic¨ªas incide sobre, derechos y libertades de los ciudadanos que afectan de manera directa a su libertad, integridad y seguridad.
El polic¨ªa act¨²a sobre estos derechos de forma directa, sin intermediarios y al margen de vig¨ªas que controlen su proceder. El ciudadano bajo sospecha de estar implicado en un hecho definido como delito, en esos primeros momentos de actuaci¨®n policial s¨®lo est¨¢ protegido por el respeto del agente a la legalidad y. sus sentimientos democr¨¢ticos.
La idea predominante que, todav¨ªa hoy, en una situaci¨®n democr¨¢tica, orienta la pol¨ªtica de los ¨®rganos responsables de la actuaci¨®n policial insiste en la eficacia y no alimenta las esperanzas de los que pretenden la renovaci¨®n por la v¨ªa de la normalidad democr¨¢tica. La reflexi¨®n, el an¨¢lisis y el respeto a los derechos individuales son necesarios_para consolidar el sistema, y todav¨ªa est¨¢ por demostrar que su vigencia har¨¢ disminuir la eficacia con respecto a experiencias negativas ya vividas.
Funci¨®n p¨²blica
El desarrollo democr¨¢tico de la organizaci¨®n policial reposa en las leyes que estructuran su organizaci¨®n y funciones. La polic¨ªa, corno ¨®rgano. integrado en la Administraci¨®n civil del Estado, debe reflejar los principios constitucionales que configuran la funci¨®n p¨²blica, manteni¨¦ndose alejada de las especialidades que caracterizan la instituci¨®n militar. Las l¨ªneas de organizaci¨®n pasan por la sumisi¨®n a la legalidad, el reconocimiento de los derechos de sindicaci¨®n y huelga, garant¨ªas de imparcialidad para el ejercicio de su funci¨®n y ausencia de privilegios e inmunidades. Sobre este ¨²ltimo punto conviene resaltar que cualquier pretensi¨®n de conseguir inmunidades pol¨ªticas o jur¨ªdicas para la actuaci¨®n de los cuerpos y fuerzas de seguridad es prof¨²ndamente antidemocr¨¢tica.
La transferencia, de los esquemas d¨¦ actuaci¨®n de la instituci¨®n militar a las normas reguladoras de la polic¨ªa aparece de manera indisimulada en las l¨ªneas fundamentales del proyecto. El pretexto para rescatar normas de la estructura militar y trasladarlas a la organizaci¨®n policial -negaci¨®n del derecho de huelga- se apoya en una lectura tangencial del texto constitucional.
La organizaci¨®n militar est¨¢ concebida para situaciones alejadas de la diaria normalidad democr¨¢tica: defensa armada contra los intentos de derrocar el r¨¦gimen constitucional; intervenci¨®n en situaciones de excepci¨®n (estado de sitio); relaciones interpersonales sometidas al principio de jerarqu¨ªa y disciplina que sacrifica derechos como los de sindicaci¨®n, huelga y petici¨®n, r¨¦gimen disciplinario y judicial especial.
En enfrentamiento entre las propuestas de los sindicatos policiales y la postura exteriorizada por el Ministerio del Interior se presenta a la opini¨®n p¨²blica como una colisi¨®n de intereses en la que el Gobierno s¨®lo pretende defender la seguridad de todos los ciudadanos frente a las reivindicaciones corporativas e insolidarias de los funcionarios policiales.
Cabe pensar que en esta contienda late el inveterado deseo de concentrar la mayor cantidad de poder posible en la esfera del Ejecutivo, en detrimento de las libertades individuales. Recobra su vigencia la frase de Kelsen: "Cuanto m¨¢s fuerte es la voluntad de poder, tanto menor es el aprecio que de la libertad se hace".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.