M¨¦dicos contra la muerte nuclear
150.000 facultativos de 50 pa¨ªses ganaron el Premio Nobel de la Paz por denunciar "la ¨²ltima epidemia"
Los miembros de la Asociaci¨®n Internacional de M¨¦dicos para la Prevenci¨®n de la Guerra Nuclear (IPPNW) saben los argumentos tradicionales contra este mal moderno, pero prefieren basarse en uno mucho m¨¢s contundente: casi nadie podr¨¢ sobrevivir al holocausto. La semana pasada, los dos, cofundadores del grupo -uno norteamericano y otro sovi¨¦tico- recibieron eI Premio Nobel de la Paz por su "considerable servicio a la humanidad al difundir informaci¨®n y en la creaci¨®n de conciencia sobre las catastr¨®ficas secuelas de la guerra nuclear".
"Precisamente lo que nos distingue de los otros grupos antinucleares es que nos distanciamos de las posturas de tipo emocional", afirma el doctor Pedro Zarco, de 56 a?os, presidente de la Asociaci¨®n de M¨¦dicos Espa?oles para la Prevenci¨®n de la Guerra Nuclear. Zarco, jefe del departamento cardiopulmonar del Hospital Cl¨ªnico de Madrid, afirma: "Nos limitamos a estudios cient¨ªficos. No proponemos soluciones, sino exponemos el problema".Estos m¨¦dicos rechazan las acusaciones de que son de izquierdas. "Somos un hecho suprapol¨ªtico", afirma Zarco. "Hay miembros que est¨¢n a favor de la OTAN o del uso pac¨ªfico de la energ¨ªa nuclear". El cofundador norteamericano de la IPPNW, el doctor Bernard Lown, neg¨® que su grupo fuera un pe¨®n de los sovi¨¦ticos. "No adoptamos ninguna postura pol¨ªtica", dijo Lown. "No hemos criticado a ning¨²n Gobierno en particular".
Igual que Lown y el cofundador sovi¨¦tico, Evgeni Chazov, Zarco ve con agrado la concesi¨®n del Premio Nobel. "No lo esper¨¢bamos", afirma. "Despu¨¦s de nuestro ¨²ltimo congreso internacional nos sent¨ªamos algo frustrados ante la falta de progreso en influir sobre las grandes potencias. Ahora tenemos ¨¢nimos para seguir". Reconoce que la concesi¨®n tiene un elemento pol¨ªtico, al producirse un mes antes de la cumbre sobre desarme nuclear en Ginebra entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov.
Seg¨²n las investigaciones de estos m¨¦dicos, la ca¨ªda en una ciudad grande de una bomba nuclear de un solo megat¨®n -"50 veces la potencia de la bomba que cay¨® sobre Hiroshima", se?ala Zarco- tendr¨ªa consecuencias desastrosas: "Cientos de miles de personas morir¨ªan en el primer impacto. Otros cientos de miles sufrir¨ªan quemaduras que acabar¨ªan con ellos dentro de una semana. Otros, a m¨¢s largo plazo, sufrir¨ªan efectos de radiaci¨®n que afectar¨ªan sus sistemas inmunol¨®gicos, dej¨¢ndoles f¨¢cil presa de todo tipo de infecciones y epideinias". L¨®gicamente, parte de los hospitales habr¨¢ sido destruida y muchos de los m¨¦dicos habr¨¢n muerto.
"Ning¨²n pa¨ªs del mundo podr¨ªa hacer frente a una cat¨¢strofe de estas dimensiones", afirma Zarco.
Despu¨¦s de un ataque amplio, seg¨²n casi todos los estudios, vendr¨ªa el temido invierno nuclear: se levanta una enorme nube de polvo que oculta el Sol, causando un intenso fr¨ªo y la muerte de muchos animales y plantas. "Caso de haber supervivientes, se encontrar¨ªan con un paisaje lunar incapaz de sostener la vida".
"Hablar de encajar un ataque, de unos cuantos refugios, no s¨®lo es inmoral, sino que da una esperanza falsa", afirma Zarco, y a?ade: "Si los m¨¦dicos no podemos ayudar en un ataque nuclear, nuestra ¨²nica actitud l¨ªcita es prevenirla".
Esto pretenden conseguir al dar la m¨¢xima publicidad a sus estudios cient¨ªficos. "Si un suficiente n¨²mero de personas conoce los peligros de una guerra nuclear, podr¨¢ hacer sentir su influencia sobre los Gobiernos para que dejen de probar las armas, para que las destruyan", se?ala Zarco.
Al recibir la noticia de que hab¨ªa ganado el Premio Nobel, el doctor Lown lo dijo de otra manera: "Nosotros, los m¨¦dicos, tenemos una receta m¨¦dica: parar todas las explosiones nucleares".
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