Un testigo de Jehov¨¢, sacado del quir¨®fano en el Ram¨®n y Cajal tras rechazar una transfusi¨®n
Miguel ?ngel Monroy Fern¨¢ndez, de unos 35 a?os, testigo de Jehov¨¢, ha presentado ante el Insalud y ante el juzgado de guardia de Madrid una denuncia por presunto mal trato asistencial en el hospital de la Seguridad Social Ram¨®n y Cajal, popularmente conocido como Piramid¨®n. Monroy iba a ser operado sin transfusi¨®n de sangre, de acuerdo con un compromiso de exoneraci¨®n de responsabilidad de los facultativos firmado por ¨¦l y aceptado por el cirujano. En el quir¨®fano, el anestesista se neg¨® a participar en la operaci¨®n en tales circunstancias, y el enfermo fue devuelto a la habitaci¨®n.
"Nuestras creencias religiosas nos proh¨ªben aceptar transfusiones de sangre. A esas razones se a?ade el riesgo de contraer el SIDA", explica Leandro Reguera, ministro ordenado de los testigos de Jehov¨¢, en relaci¨®n con la denuncia de Monroy. "Pagamos a la Seguridad Social obligatoriamente y tenemos derecho a ser asistidos sin necesidad de que se nos practiquen transfusiones. Se pueden utilizar sustitutivos artificiales. Hay m¨¦dicos que lo hacen. Negarse a ello en los centros de la Seguridad Social nos obliga a duplicar el coste de la asistencia sanitaria".La denuncia, presentada el pasado d¨ªa 18, relata que el d¨ªa 9, en el hospital citado, Miguel ?ngel Monroy fue trasladado desde el quir¨®fano a su habitaci¨®n cuando ya estaba tendido en la camilla para ser intervenido quir¨²rgicamente. Posteriormente se le dio el alta m¨¦dica. Monroy padece una enfermedad por la que su organismo produce un exceso de calcio, que deriva en una patolog¨ªa de ri?¨®n. La excesiva acumulaci¨®n de calcio puede ser evitada mediante una intervenci¨®n quir¨²rgica de las gl¨¢ndulas paratiroideas. "Se trata de una enfermedad no grave, ni de urgente intervenci¨®n", precisa el director de gesti¨®n del hospital, ?ngel Zamarr¨®n.
El testigo de Jehov¨¢ se entrevist¨® el pasado mes de abril en el hospital Ram¨®n y Cajal con el cirujano Carlos Monroy Morante (aunque coincide uno de sus apellidos, no tienen relaci¨®n de parentesco). El paciente expuso al m¨¦dico su deseo de que no se le hiciera transfusi¨®n de sangre. Seguidamente, se comprometi¨® a aportar al hospital un documento de "exoneraci¨®n de toda responsabilidad al cirujano y al resto del personal de su equipo quir¨²rgico por las posibles consecuencias que pudieran derivarse de la faltade transfusiones sangu¨ªneas", asi como de "expresa aceptaci¨®n de alternativos o sustitutivos artificiales de sangre de los de uso m¨¦dico-cl¨ªnico com¨²n, tales como el Dextr¨¢n y similares".
Seg¨²n el paciente, su propuesta fue aceptada. El director del hospital, en cambio, asegura que lo que el cirujano dijo al paciente fue que "no era previsible que hubiera que ponerle sangre, aunque esto no fue contrastado con el anestesista".
El paciente acudi¨® a consulta para que se le hicieran radiograf¨ªas y an¨¢lisis cl¨ªnicos los d¨ªas 6, 25 y 27 de mayo, y una ecograf¨ªa el 26 de junio. El d¨ªa 7 de octubre fue ingresado en el hospital. El d¨ªa 9 fue preparado para la operaci¨®n. El testigo de Jehov¨¢ entreg¨® al doctor Carlos Monroy el documento de compromiso, redactado por el abogado Julio Ricote Garrido. El paciente fue trasladado luego al quir¨®fano. Durante los preparativos de la intervenci¨®n, al paciente le fue inyectado un calmante. En esos momentos lleg¨® el m¨¦dico anestesista doctor Del Valle y dijo que el documento no era legal, lo que motiv¨® el inmediato traslado del paciente a su habitaci¨®n. Seg¨²n el director del hospital, "al enfermo se le indic¨® que se estudiar¨ªa su caso para decidir si se le interven¨ªa o no".
El testigo de Jehov¨¢ a?ade en su denuncia que el d¨ªa 12 le fue dada el alta m¨¦dica, pero no quiso aceptarla. Para conseguir que se fuera del hospital, a?ade, se negaron a darle la comida y a arreglarle la habitaci¨®n. La direcci¨®n del hospital arguye que desde el momento en que se le dio el alta, al no aceptar ning¨²n m¨¦dico operarlo excluyendo de antemano la transfusi¨®n de sangre, no pod¨ªa ocupar la habitaci¨®n.
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