Perdonar el pasado
Por fin el Estado espa?ol ha dado muestra de los valores cristianos que, desde siempre, nos han adornado: la humildad del se?or Areilza pidiendo perd¨®n por Felipe II me ha conmovido. Espero que muy pronto nos visiten Pinochet, Ferdinando Marcos y Stroessner para que el Estado espa?ol pueda excusarse tambi¨¦n. Y exijo que el resto del mundo nos imite. Isabel II de Inglaterra debe reconocer que Isabel I y Victoria y Napole¨®n eran unos asquerosos. Austria debe excusarse de que Mozart fuera el mejor m¨²sico. Gorbachov, avergonzarse de Catalina la Grande, Atila, Iv¨¢n el Terrible. Melina Mercouri, de la perversi¨®n de Alejandro Magno y la colonizaci¨®n ¨¦tica de S¨®crates. El alcalde de Roma debe reconocer la cretinez de Julio C¨¦sar, Scipi¨®n el Emiliano. Los ¨¢rabes querr¨¢n ser perdonados por los visigodos. Los presidentes africanos tienen que correr a B¨¦lgica, Holanda, Alemania, Portugal, etc¨¦tera, para recibir disculpas por los imperios coloniales. Nuestros monarcas han de viajar a Suiza para perdonar que Calvino quemara a Miguel Servet. El Vaticano, por boca de Marcinkus, ha de besar el zapato de la cristiandad a causa de Alejandro Borgia, Julio II, Julio III, Miguel Angel, Paulo III, Paulo IV. Reagan correr¨¢ a Inglaterra para recibir el desagravio del MayFlower.El ejemplo de nuestro Estado (aunque hablando por boca de ganso) es verdaderamente loable. Polvo somos y polvo seguiremos siendo.- Madrid.
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