La URSS abre debate sobre el despido y los servicios gratuitos
Popov, autor de numerosos art¨ªculos pol¨¦micos en diarios y en publicaciones especializadas, acaba de ver publicada su obra Direcci¨®n Efectiva, donde elabora en detalle sus puntos de vista sobre la gesti¨®n econ¨®mica que del estado inicial del socialismo desarrollado en el que, seg¨²n sus te¨®ricos, se encuentra la sociedad sovi¨¦tica.
Con una tirada considerable para una publicaci¨®n especializada, Direcci¨®n efectiva (50.000 ejemplares) propugna el abandono del romanticismo econ¨®mico en nombre de un sistema, de gesti¨®n basado en est¨ªmulos materiales eminentemente y en la distribuci¨®n seg¨²n el trabajo. La obra de Popov va legitimada con citadas de Mijail Gorbachov, Yuri Andropov, los cl¨¢sicos del marxismo y referencias al pleno del Comit¨¦ Central del pasado mes de abril.
Las teor¨ªas de Popov, que no esquivan los temas conflictivos como la posibilidad de cerrar empresas o despedir a obreros, no contiene afirmaciones que contradigan las l¨ªneas de desarrollo hasta el a?o 2000, que han sido publicadas recientemente y que tienen un car¨¢cter m¨¢s vago. En los intersticios de estas l¨ªneas podr¨ªa muy bien insertarse la concepci¨®n de Popov, que no hace concesiones a la descentralizaci¨®n y al mercado como elemento regulador.
Contra la econom¨ªa sumergida
Popov prev¨¦ el desarrollo de los servicios y el comercio de car¨¢cter privado con el fin de garantizar el abastecimiento de un consumo que el Estado no puede atender. Estos servicios, desde guarder¨ªas privadas regentadas por grupos de madres que se turnar¨ªan entre s¨ª o equipos de construcci¨®n, ser¨ªan la alternativa a la econom¨ªa sumergida y se basar¨ªan sobre todo en el pluriempleo de quienes los reafizan. Los ingresos no justificables con el salario regular ser¨ªan eliminados totalmente con un sistema de control que incluye desde pagos mediante transferencia bancaria y seguros sobre la propiedad hasta la obligaci¨®n para los vendedores del mercado koljosiano (de frutas, verduras y productos agr¨ªcolas) de depositar su dinero en el banco al acabar la jornada.El paso del desarrollo extensivo al intensivo mediante la introducci¨®n del progreso t¨¦cnico-cient¨ªfico que ha de incrementar la productividad laboral es el punto de referencia de Popov, quien conf¨ªa en motivar a los obreros para que trabajen m¨¢s con un sistema de est¨ªmulos y penalizaciones econ¨®micas, y una mayor ligaz¨®n del salario con el resultado final del trabajo. El profesor defiende el principio de rentabilidad -josrasshot- para todos los eslabones de la econom¨ªa, desde el trabajador individual hasta los ministerios, pasando por la brigada de trabajo, la forma de organizaci¨®n promovida actualmente, donde los ingresos salariales dependen del resultado del trabajo colectivo. El concepto de independencia de la empresa hace m¨¢s hincapi¨¦ en c¨®mo poner en pr¨¢ctica las directrices centrales en la determinaci¨®n de la pol¨ªtica de producci¨®n. La voluntad del centro "es siempre la principal", sentencia Popov.
El "reparto seg¨²n el trabajo" lo liga Popov a otro principio socialista fundamental, consistente en repartir seg¨²n la capacidad. El salario actual de un trabajador sovi¨¦tico -tomando un ¨ªndice de 100 rublos- s¨®lo tiene 10 rublos que dependen directamente de los resultados anuales de su labor en el colectivo, estando el resto del salario formado por otros elementos, que en parte son fijos y en parte dependen indirectamente del trabajo mediante una f¨®rmula complicada. Un conductor gana aproximadamente 250 rublos trabajando en una ciudad. Si es muy competente puede llegar a ganar en teor¨ªa un 50% m¨¢s, pero un sistema de pago que tiene en cuenta la productividad media y la intensificaci¨®n media hace que en realidad s¨®lo gane de un 10% a un 15% m¨¢s que su compa?ero pasivo.
Popov, que es partidario de los impuestos progresivos, considera injusto el actual sistema salarial sovi¨¦tico y se pronuncia por el cierre de las empresas no rentables -Lenin no dijo que estuviera prohibido- y el despido de los obreros no necesarios, de acuerdo con criterios de rentabilidad. A los despedidos se les garantiza una paga de 80 rublos (m¨ªnimo legal) y trabajo que depende de las ofertas patronales. El obrero despedido puede verse as¨ª obligado a realizar tareas de inferior categor¨ªa, a reciclarse profesionalmente -"siempre hay ofertas en las obras p¨²blicas y la construcci¨®n"- e incluso a cambiar de lugar de residencia.
El Estado, no la empresa
El Estado es el encargado de velar por la suerte del despedido y no la empresa, y la idea de que los obreros puestos en la calle son "ellos mismos culpables" de su destino se encuentra claramente formulada, al igual que la esperanza de que quienes conservan su puesto de trabajo -y se benefician, por tanto, salarialmente con el despido del compa?ero, cuyo sueldo se reparten- aprendan a "apreciar mejor su puesto de trabajo y a trabajar de forma m¨¢s activa".Los fondos sociales destinados a los trabajadores son una motivaci¨®n laboral, porque dan a la gente "la convicci¨®n de que su destino no depende de la enfermedad o capacidad de trabajo". El lado negro es la tentaci¨®n de abusar de ello. Popov cree que en las actuales circunstancias, la proporci¨®n del salario correspondiente al fondo s¨®cial est¨¢ por encima de las posibilidades del sistema y se pronuncia por una distribuci¨®n de prestaciones como vacaciones en sanatorios, centros tur¨ªsticos, de acuerdo con los resultados del trabajo.
El dinero debe actuar como un estimulante para el trabajo. Los objetos de consumo inmediato, como comida, ropa y calzado, han dejado absorber el dinero existente y no existen suficientes bienes de consumo para gastarlo. Popov propone tres v¨ªas distintas de liberarse del dinero: gastos a largo plazo -coche, casa y dacha-, objetos de lujo codiciados a precios que regulen su demanda y creaci¨®n de nuevos servicios, as¨ª como pago de otros ya existentes.
La idea de que las cosas se pagan se reitera a lo largo del texto, ya sea trat¨¢ndose de una buena habitaci¨®n de hotel en relaci¨®n a otra peor, un billete urgente de avi¨®n o un terreno para edificar una dacha. El pago se extiende al campo de la sanidad, donde, al igual que en el campo de la educaci¨®n, habr¨¢ servicios diferenciados por su precio. El autor reconoce que la diferencia de posibilidades entre unos y otros en la sociedad sovi¨¦tica "no es un secreto", pero no da su opini¨®n sobre cu¨¢l es la, base de la actual diferenciaci¨®n.
'Democratismo' e igualdad
En la gesti¨®n empresarial, los trabajadores deben tomar parte de acuerdo con el principio de democratismo, entendido como forma de luchar contra "el proteccionismo, el carrerismo y el nepotismo". En el ejercicio de este derecho, Popov ve el peligro de tendencias an¨¢rquicas y advierte que el democratismo no debe ser utilizado por un grupo activo organizado de com¨²n acuerdo para la toma de posiciones en la organizaci¨®n". En las empresas hay un consejo formado por representantes de los sindicatos, del partido y de los trabajadores en general. Pero el consejo "se forma totalmente bajo el control de los ¨®rganos superiores".En definitiva, Popov aclara que la igualdad del socialismo es la igualdad en el "derecho al trabajo"; explica que el comunismo "no es gratis", y dice que ni Marx ni Lenin establecieron un per¨ªodo de "distribuci¨®n gratuita de los fondos sociales" en el paso de una etapa a otra en el desarrollo del socialismo.
Medios pol¨ªticos sovi¨¦ticos opinan que las teor¨ªas de Popov no pueden llegar a ser realizadas en su totalidad, ya que se trata de un modelo de desarrollo extremo. "?Para qu¨¦ hemos hecho la Revoluci¨®n', se preguntan. "Si hici¨¦ramos caso a Popov, los trabajadores volver¨ªan a protagonizar un segundo Octubre".
El caso es que una interesante discusi¨®n econ¨®mica aparecida en el peri¨®dico Izvestia -¨®rgano del Gobierno- a finales de julio y principios de agosto fue interrumpida por disposiciones procedentes del Comit¨¦ Central del PCUS, contrario a presentar p¨²blicamente tesis aisladas sin una teor¨ªa completamente desarrollada que las sustentase.
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