La reacci¨®n de la banca ante los cambios del mercado
Los cambios exigen, en primer lugar construcci¨®n de una nueva teor¨ªa, un nuevo enfoque conceptual. Hoy no se pueden tomar decisiones con im¨¢genes y mecanismos del pasado. Es preciso reflexionar sobre lo que significa este nuevo entorno y esta nueva banca dentro de los objetivos de cada empresa bancaria, y de est¨¢ reflexi¨®n han de derivar nuevos modelos de comportamiento.A modo de ejemplo, voy a referirme a la gesti¨®n del Departamento de Tesorer¨ªa. En el esquema tradicional, la tesorer¨ªa estaba al final del proceso como departamento colocador de excedentes para rentabilizarlos. Hoy, la tesorer¨ªa se coloca al principio de la gesti¨®n para configurar las masas del balance que queremos conseguir para alcanzar unos determinados resultados. Las ¨¢reas de negocio y tesorer¨ªa son interdependientes.
Adem¨¢s, el proceso de planificaci¨®n exige ser revisado. Aparte del plan estrat¨¦gico a largo plazo y del presupuesto anual, es preciso hacer un nuevo tipo de planes a m¨¢s corto plazo, que permitan identificar las opciones en el manejo de la estructura de activos y pasivos en per¨ªodos cortos; medir los riesgos de intereses impl¨ªcitos a esas opciones; movilizar recursos financieros y redes comerciales y controlar muy de cerca todo el proceso.
De igual forma, la nueva gesti¨®n de activos y pasivos plantea retos importantes de organizaci¨®n a las grandes instituciones bancarias. Primero, porque, aunque tengan una organizaci¨®n flexible, los golpes de tim¨®n, como en el pilotaje de un supertanque, no pueden conseguir, y en ocasiones no es bueno que lo hagan, efectos inmediatos. Y segundo, porque el nuevo marketing bancario de segmentaci¨®n de mercados por clientes y productos requiere un tipo de organizaci¨®n descentralizada, frente a la centralizaci¨®n necesaria para el manejo de grandes agregados. La agilidad frente al mercado exige organizaciones planas y sin escalones intermedios. El manejo global, por otra parte, implica un tipo de organizaci¨®n y mecanismos de decisi¨®n t¨¦cnicos y centralizados. Ello hace saltar por el aire la figura del ejecutivo individual en la cumbre, que debe ser sustituido por equipos de direcci¨®n, no muy numerosos, pero que funcionen en sinton¨ªa total.
Nueve frentes cara al futuro
El cuarto aspecto que quiero con templar al analizar la respuesta de la banca hace referencia a la gesti¨®n de los recursos. Las grandes instituciones financieras han acometido este per¨ªodo de mutaciones, no partiendo desde cero, sino sobre una estructura determinada compuesta por unas redes de distribuci¨®n construidas a lo largo de muchos a?os y que sustentan el sistema de pagos del pa¨ªs; por unas plantillas que ni en n¨²mero ni en formaci¨®n coinciden con los requerimientos de la etapa que estamos afrontando y, finalmente, con unos recursos financieros, los fondos propios de los accionistas, que como consecuencia de todos estos cambios pueden estar sometidos a exigencias crecientes.
No creo exagerar si digo que la preocupaci¨®n dominante de la gran banca no est¨¢ en los retos del mercado, sino en la gesti¨®n econ¨®mica de sus recursos humanos y financieros.
A modo de conclusi¨®n, me parece necesario cerrar estos dos art¨ªculos con la exposici¨®n de unas cuantas reflexiones hechas mirando al futuro, que debieran concretarse en definir los temas dominantes que determinar¨¢n la evoluci¨®n del sistema financiero en los pr¨®ximos cinco a?os. Esos temas est¨¢n, en mi opini¨®n, en nueve frentes distintos.
El primero s¨®lo quiero dejarlo enunciado, y es el referente al es cenario general de la evoluci¨®n de las tasas de crecimiento econ¨®mico en los pr¨®ximos ' a?os. Porque hay temas, como la deuda interna cional en Latinoam¨¦rica y el de sempleo en Europa, que dif¨ªcilmente pueden resolverse sin un giro de las pol¨ªticas econ¨®micas hacia tasas m¨¢s altas de crecimiento y comercio que las mantenidas este ¨²ltimo quinquenio.
El segundo hace referencia a cu¨¢l va a ser la evoluci¨®n futura de nuestro d¨¦ficit p¨²blico estructural. Aunque el volumen total de la deuda respecto,al PIB est¨¦ a¨²n en cifras manejables, el peso de la financiaci¨®n al sector p¨²blico gravita excesivamente en los flujos de financiaci¨®n total de la econom¨ªa. Si hasta ahora no se ha producido el crowdfing out del sector privado, ha sido por circunstancias especiales. Pero acomodar fuertes cifras anuales de necesidades de financiaci¨®n con las tasas de ahorro de nuestro sistema econ¨®mico puede resultar dif¨ªcil en el futuro.
En tercer lugar, debe considerarse cu¨¢l va a ser el futuro de los tipos de inter¨¦s. No estoy plan teando aqu¨ª un tema de pron¨®stico de tipos de inter¨¦s a corto plazo, sino la cuesti¨®n m¨¢s fundamental de si el per¨ªodo de tipos altos y vol¨¢tiles que hemos vivido es un rasgo permanente que nos va a acompa?ar en nuestra historia financiera, o es un fen¨®meno accidental, que ha ocurrido en una ¨¦poca de fuertes convulsiones, pero que desaparecer¨¢ como tal en los pr¨®ximos a?os.
Lo que s¨ª parece claro es que no sabemos mucho sobre los tipos de inter¨¦s. No se sabe si se trata de un fen¨®meno puramente' monetario, que puede ser manejado desplazando los objetivos de la pol¨ªtica monetaria desde la variable cantidad de dinero a la variable tipo de inter¨¦s, o si, por el contrario, act¨²an sobre ¨¦l fuerzas econ¨®micas reales y significa un ajuste entre ahorro disponible, productividad del nuevo capital o d¨¦ficit del sector p¨²blico. O si este ajuste debe de producirse con transferencia de renta de ahorradores a inversores, como ha ocurrido en el pasado, o no debe de haber efectos de transferencia de renta.
Tampoco sabemos hasta qu¨¦ punto los tipos de una moneda como la peseta podr¨¢n aislarse de la evoluci¨®n de los tipos internacionales.
La evoluci¨®n de los tipos durante 1985 no arroja mucha luz, pues se ha caracterizado por expectativas cambiantes y sorprendentes.
En cuarto lugar, resultar¨¢ fundamental despejar la inc¨®gnita relativa a cu¨¢l va a ser el modelo de financiaci¨®n de la empresa.
De hecho, en los ¨²ltimos a?os se observan s¨ªntomas de un cambio en el comportamiento financiero de las empresas. Se pasa de un modelo "a la japonesa" en el que las altas tasas de crecimiento real se apoyan en el endeudamiento externo, sobre todo en el cr¨¦dito bancario, a un modelo m¨¢s parecido al anglosaj¨®n, dominado por tasas de autofinanciaci¨®n m¨¢s elevadas y por tanto menos consumidor de recursos externos. Es claro, por otra parte, que el final del modelo apoyado en el cr¨¦dito bancario ha dejado muy escaldado al empresario espa?ol.
Las inc¨®gnitas sobre el d¨¦ficit p¨²blico y los tipos de inter¨¦s tienen algo que ver en la confirmaci¨®n y alcance de este cambio. En cualquier caso, el sistema deber¨¢ encontrar la forma de prestar los servicios que la empresa requiera. Y entre ellos, deber¨¢ aclararse el futuro del suministro del capital de riesgo.
. El quinto frente se refiere al ahorro. Una de las insuficiencias end¨¦micas de nuestro sistema financiero ha sido la escasez del mismo. En los ¨²ltimos a?os hemos sido testigos de una ca¨ªda de las tasa! de ahorro de los particulares, en parte como consecuencia del intento de las familias de mantener su nivel de consumo a pesar de los sucesivos aumentos del precio de la energ¨ªa, y en parte tambi¨¦n como consecuencia del mayor grado de protecci¨®n social.
El ahorrador particular va a tener que hacerse planteamientos totalmente diferentes de cara al futuro. Tales planteamientos pueden tener una gran trascendencia para las instituciones financieras, la banca entre ellas, que esperan servir a este mercado de ahorro previsional.
La presencia en Europa
El sexto frente se llama Europa. La pertenencia a las Comunidades nos convierte en una econom¨ªa internacionalizada, tanto en el sector real como en el sector financiero, y esto ampl¨ªa el abanico de inc¨®gnitas y decisiones que deben afrontar los bancos. Es claro que la internacionalizaci¨®n del sector real exige la de los servicios proporcionados por el sistema financiero.
Por otra parte, y en la medida en que implica una reasignaci¨®n de recursos reales entre sectores y empresas, obliga a una paralela reasignaci¨®n de recursos financieros. Y esto influye en temas como los criterios de evaluaci¨®n del riesgo, el apoyo a nuevos proyectos viables en un contexto internacional o la financiaci¨®n de reconversiones de empresa.
En s¨¦ptimo lugar, las exigencias de reforzamiento de la solvencia y la entrada en vigor de un coeficiente de garant¨ªa constituyen datos relevantes para evaluar el comportamiento en la gesti¨®n de los activos y pasivos bancarios en el futuro.
Un sistema financiero m¨¢s competitivo supone menores rentabilidades sobre activos. Una mayor exigencia de capitalizaci¨®n normalmente tambi¨¦n va a suponer una mayor presi¨®n en la rentabilidad sobre fondos propios.
Por ello la gesti¨®n del coeficiente de garant¨ªa. exigir¨¢ depurar las t¨¦cnicas de econom¨ªa de fondos propios. Eso, sin caer en la pr¨¢ctica de partidas fueras de balance, que ha dado ya lugar a la emisi¨®n, por parte de los gobernadores de bancos centrales del grupo de los 10, de criterios y directrices de car¨¢cter preventivo.
En el caso de Espa?a, los est¨ªmulos a este tipo de innovaciones van a ser m¨¢s altos, dada la elecci¨®n de un sistema de tramos con diferente consumo de fondos propios.
Octavo: las funciones que, seg¨²n definici¨®n tradicional, cumple el sistema bancario son la intermediaci¨®n entre proveedores y suministradores de fondos y la gesti¨®n del sistema de pagos. La gran banca de redes de oficinas ha sido la columna vertebral de este esquema. Su infraestructura de oficinas y personas sigue respondiendo b¨¢sicamente a estas funciones tradicionales, detr¨¢s de las cuales operaba un esquema de importantes subsidios cruzados desde las actividades rentables a las menos rentables, pero necesarias.
La innovaci¨®n, la desintermediaci¨®n y los reci¨¦n llegados han supuesto una ruptura tanto del sistema de intermediaci¨®n como, en menor medida, del sistema de pagos. Los trozos m¨¢s rentables, o se diluyen por la mayor fuerza de los clientes, o se comparten con los reci¨¦n llegados, quedando para las viejas casas los trastos viejos.
El ajuste entre nuevas funciones y viejos medios constituir¨¢ otro de los retos que se presentan a la banca en el futuro.
La v¨ªa de salida a esta soluci¨®n no puede estar en la congelaci¨®n del status quo, sino en la extensi¨®n del proceso de liberalizaci¨®n, no s¨®lo a los mercados de productos, sino tambi¨¦n a los de factores de producci¨®n.
Y, finalmente, debe de considerarse que en el trade off entre competitividad y seguridad va a estar tambi¨¦n la clave de la evoluci¨®n futura del sistema financiero. Tras las crisis bancarias habidas se ha puesto de manifiesto que todos los Gobiernos, incluso los m¨¢s capitalistas y liberales, procuran evitar que se extienda una crisis de desconfianza. Y si no hay salida de los ineficientes, se elimina el corrector autom¨¢tico de una econom¨ªa de mercado.
?C¨®mo debe mantenerse entonces el nivel de eficiencia del sector en el futuro?
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