La noche de Juan Carmona

El mundo del flamenco madrile?o quiso rendir homenaje a Antonio Redondo, presidente de la Pe?a Juanito Valderrama. Homenaje justificado, ya que Redondo, sin ser artista de lo jondo, es un hombre que ha dedicado gran parte de su vida a apoyar innumeras actividades flamencas.El festival fue demasiado largo. Seis horas son muchas horas, sobre todo cuando el 50% de los artistas -y quiz¨¢s me quedo corto- no daban la talla.

Pese a ello, el nivel art¨ªstico general se salv¨® gracias a la presencia de profesionales tan solventes siempre como Gabriel Moreno y Chaquet¨®n. Moreno, aunque se hallaba enfermo y por ello disminuido de facultades, dej¨® constancia de su gusto exquisito, su musicalidad y su gran conocimiento en tientos, fandangos, tangos y buler¨ªas. Chaquet¨®n estuvo espl¨¦ndido, como casi siempre, y sus cantes por malague?a del Mellizo, por alegr¨ªas y por buler¨ªas fueron eminentes, aunque un p¨²blico proclive a lo f¨¢cil quiz¨¢s no los apreciara como merec¨ªan.

Junto a ellos hay que recordar el serio quehacer de Morilla, pese a que no acert¨® en la petenera; la voz rota de Marcelino en un excelente cante por sole¨¢; el calco marchenero de Cort¨¦s; la entrega de Merenguito, muy centrado, incluso en un cante para baile por canti?as, y unos cuantos fandangos, demasiados, de Farina.

El h¨¦roe de la noche fue Juan Carmona El marqu¨¦s, un joven guitarrista que acompa?¨® a casi todos los actuantes sin desmayo. Este muchacho progresa de manera sorprendente, y en cuanto afine algunas peque?as irregularidades derivadas de su extrema juventud e inexperiencia dar¨¢ un juego extraordinario. En concierto se est¨¢ alejando quiz¨¢s demasiado de la esencia flamenca en aras del virtuosismo de ejecuci¨®n, siempre de mayor efecto.