Rudi Fuchs: "Toda exposici¨®n es un hecho pol¨ªtico y est¨¦tico"
Los artistas que presenta esta muestra son Attersee, Brus, Nitsch, PichIer y Ra¨ªner. Rudi Fuchs, cuyo prestigio viene cimentado por hechos tales como su labor al frente de los museos Van Abben de Eindhoven (Holanda) y el reciente de Castello di Rivoli (Italia), o su brillante concepci¨®n de la ¨²ltima edici¨®n de la Documenta de Kassel, cree que "toda exposici¨®n es un hecho pol¨ªtico, adem¨¢s de est¨¦tico".El factor pol¨ªtico, que afecta tambi¨¦n a la muestra de arte austriaco presentada en Madrid, ha definido igualmente el cambio de territorio que afecta al mundo del arte desde los a?os de la hegemon¨ªa pl¨¢stica norteamericana hasta ese retorno de la atenci¨®n hacia Europa al que asistimos en la ¨²ltima d¨¦cada. "El arte norteamericano ha tenido siempre un aspecto de desarraigo, de ausencia de tradici¨®n. A¨²n sigue siendo hoy, en cierto modo, un arte colonial, fruto de la reelaboraci¨®n de elementos europeos con una distinta orientaci¨®n. El cuadrado negro de Malevitch o una pintura rectangular abstracta de Ellsworth Kelly son cosas totalmente diferentes, como el fuego y una l¨¢mpara el¨¦ctrica. No es una cr¨ªtica, sino un hecho real de cultura", afirma Fuchs.
"La ausencia de tradici¨®n en Estados Unidos abr¨ªa la posibilidad de crear un arte nuevo, como es, sobre todo, el de Pollock. No ten¨ªan sobre sus espaldas la responsabilidad de una tradici¨®n espec¨ªfica, esa responsabilidad terrible, dificil y misteriosa que arrastran los europeos. Recuerdo el encuentro, en un mismo d¨ªa, con el pintor norteamericano Robert Ryman, el de las pinturas blancas, y el alem¨¢n Richter, centrado entonces en una serie de monocrom¨ªas grises. Para Ryman, nacido en Nashville, donde se ha producido la m¨²sica country pero no mucha pintura, el blanco era una liberaci¨®n y le permit¨ªa centrarse en la pr¨¢ctica misma, en la textura, en el tipo de soporte. Richter, en cambio, no pod¨ªa ignorar la memoria de los grises de Vel¨¢zquez, de Durero, o de las piedras de la catedral de Chartres, y eso complica las cosas. Con ello se define la grandeza y el problema de Am¨¦rica. Debemos recordar que durante los a?os cincuenta y sesenta Europa estaba dividida en m¨²ltiples formas entre el Este y el Oeste, entre los paises ricos del Norte y los pobres del Sur, adem¨¢s del fascismo en Espa?a y Portugal".
Deseo de unidad
"El renacimiento m¨²ltiple de la cultura europea en la actualidad nace de una Europa diferente, marcada por un deseo profundo de unidad, casi arquet¨ªpico. Pero la cosa no era igual hace 25 a?os. Para la Europa rica de entonces, la central y n¨®rdica, la relaci¨®n se orientaba hacia Estados Unidos, que era el ¨²nico modelo de desarrollo, y viv¨ªan por a?adidura, con los artistas del expresionismo abstracto, un momento particularmente creativo y radical. Eso cre¨® una fascinaci¨®n y una dependencia, el sentimiento de ser una especie de desarrollo perif¨¦rico del arte americano. Esa situaci¨®n fue muy dura para una cierta generaci¨®n de pintores europeos que, como T¨¤pies o Vedova, estamos redescubriendo ahora".A partir de ese paisaje de fondo debemos entender, seg¨²n Rudi Fuchs, el sentido de una exposici¨®n como ¨¦sta de los artistas austriacos. "Austria forma un caso especial. Marcados por un pasado en el que eran un gran imperio de la Europa central, se convierten tras la guerra en una Rep¨²blica muy peque?a, con una capital desproporcionada, que concentra casi la mitad de la poblaci¨®n del pa¨ªs. Nacida para ser una ciudad imperial, acab¨® por tomar cierto aire melanc¨®lico, decadente. Austria ten¨ªa, desde el barroco, una tradici¨®n pict¨®rica espec¨ªfica, que desarrolla, incluso, con figuras como Klimt o Schiele, un tipo particular de modernidad. Ya entonces, con la apertura de Alemania hacia el Oeste europeo, esa propuesta de modernidad austr¨ªaca entra en contacto -y, de alg¨²n modo tambi¨¦n, en comparaci¨®n- con el modelo de vanguardia dictado desde Par¨ªs. Surge en ese momento una primera tragedia, definida por el rechazo a partir del nacionalismo art¨ªstico franc¨¦s. De hecho, la cultura austr¨ªaca era tambi¨¦n entonces tan espec¨ªfica que tampoco supo ser permeable a las propuestas de vanguardia de la Europa occidental".
Ese distanciamiento cultural se prolongar¨ªa en la posguerra con una situaci¨®n semejante. Para Fuchs, "la divisi¨®n en dos bloques del continente obliga de nuevo a los artistas austr¨ªacos a dirigir su atenci¨®n hacia el Oeste europeo. Rainer -el mayor de los artistas de esta muestra y considerado como maestro por los dem¨¢s- supone un caso ejemplar".
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