Aumenta la presi¨®n conservadora para reemplazar a George Shultz
Aumenta la presi¨®n de sectores conservadores para reemplazar al jefe de la diplomacia de EE UU, s¨®lo una semana despu¨¦s de que el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, ganara una batalla al mismo presidente, Ronald Reagan, sobre la prueba del detector de mentiras. La Casa Blanca tuvo que salir al paso, el jueves, de insistentes rumores, sembrados por los sectores mas derechistas de la propia Administraci¨®n, sobre una eventual dimisi¨®n del secretario de Estado. "El presidente tiene total confianza en George Shultz y no piensa realizar cambios en su Gabinete", afirm¨® un portavoz presidencial.Sin embargo, en el maquiav¨¦lico mundo pol¨ªtico de Washington esto puede no significar mucho: aunque sus ¨ªntimos aseguran que Shultz permanecer¨¢ en el Gobierno, otros observadores piensan que no seguir¨¢ mucho tiempo al frente de la pol¨ªtica exterior.
"Sus d¨ªas est¨¢n contados", dijo ayer un portavoz del grupo conservador. Para James Hackett, de la muy conservadora Heritage Foundation,"Shultz se ir¨¢, de la misma manera que otros que el presidente dijo que permanecer¨ªan en sus cargos". El interesado coment¨® la semana pasada en la fiesta de Navidad de la Casa Blanca que hay mucha gente que quiere verle fuera de la Administraci¨®n, y ha explicado a sus ¨ªntimos que ¨¦l todav¨ªa tiene excedencia de su puesto de profesor de Econ¨®micas de la universidad californiana de Stanford.
Shultz es acusado de falta de sinton¨ªa ideol¨®gica con Ronald Reagan, algo que sorprende al observador europeo, dado que el secretario de Estado no aparece en absoluto como un blando liberal. Simplemente, ser¨ªa m¨¢s pragm¨¢tico en comparaci¨®n con el jefe del Pent¨¢gono, Caspar Weinberger, su tradicional adversario pol¨ªtico, aunque esto tambi¨¦n es relativo, ya que Weinberger es m¨¢s reacio a la utilizaci¨®n de la fuerza militar en la lucha contra el terrorismo. La lista de agravios de los conservadores contra Shultz es muy larga.
En los tres a?os y medio que lleva dirigiendo la pol¨ªtica exterior, Shultz ha propiciado una mezcla de di¨¢logo y presi¨®n en las relaciones con Mosc¨², algo que es rechazado por Weinberger y por el jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), William Casey, que preferir¨ªan una pol¨ªtica de confrontaci¨®n.
Shultz defiende que EE UU debe seguir respetando los tratados de control de armamentos, y desar¨ªa estimular el comercio con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. En el conflicto de Angola, el secretario de Estado se opone a armar a los rebeldes de la Uni¨®n Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), posici¨®n que ha sido p¨²blicamente defendida por el presidente. En Centroam¨¦rica, Shultz es m¨¢s reacio que la Casa Blanca y el Pent¨¢gono a la reanudaci¨®n de la ayuda militar a la contra nicarag¨¹ense.
Pero lo que verdaderamente saca de sus casillas a los conservadores es la derrota que sufrieron hace meses cuando fracasaron en su intento de imponer a Shultz embajadores pol¨ªticos para sustituir a embajadores de carrera considerados blandos.
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