El conservadurismo del Madrid lo perdi¨® en Zaragoza
Dos canastas triples del CAI en los ¨²ltimos compases del juego, una de Llorente y otra de Arcega II, castigaron el conservadurismo del Madrid y acabaron sentenciando un triunfo aragon¨¦s en el que no cre¨ªa ni el m¨¢s optimista de los 5.400 espectadores que abarrotaban el Palacio de los Deportes zaragozano.A 35 segundos del final, el Madrid ganaba 87-85 y ten¨ªa el bal¨®n en su poder. En buena teor¨ªa, un solo ataque debi¨® haber sido suficiente para apuntillar su triunfo, pero Llorente rob¨® limpiamente el bal¨®n, el CAI actu¨® con serenidad y Arcega II acert¨® con una canasta de tres puntos que establec¨ªa el resultado definitivo. Despu¨¦s, ni el lanzamiento de Del Corral ni el palmeo de Mart¨ªn sirvieron para mover el marcador y el Madrid se march¨® al vestuario desconcertado, frot¨¢ndose los ojos porque no pod¨ªa entender c¨®mo se le hab¨ªa volatizado el triunfo.
Pese a ello y aunque el CAI no fuese por delante m¨¢s que ocho segundos en la primera parte y en este lance final definitivo, su triunfo cabe considerarlo justo. Al menos sirvi¨® para penalizar la facilona, relajada y ro?osa actuaci¨®n del cuadro madridista, al que nunca se le hab¨ªa visto tan desangelado.
La falta de Corbal¨¢n le resulta al Madrid una r¨¦mora demasiado pesada, de forma que, pese al entusiasmo de Biriukov, el quinteto campe¨®n no se termina de centrar nunca en la pista. Cuando el contraataque funciona, L¨®pez Uturriaga anota con facilidad y Townes est¨¢ inspirado en el tiro, los defectos se disimulan, pero ayer fall¨® el rebote -Riley se apoder¨® de los dos aros- y Townes no dio una, por lo que las carreras de Iturriaga no fueron bagaje suficiente para llevarse los puntos.
Quiz¨¢ lo hubiesen sido, pero S¨¢inz, el entrenador madridista, pareci¨® olvidarse que existe la l¨ªnea de 6,25 metros, que es la que decide que las canastas valgan dos o tres puntos. El t¨¦cnico debi¨® pensar que un equipo sin especialistas en esta distancia no pod¨ªa arrebatarle una victoria amasada a trancas y barrancas, pero al fin y al cabo trabajada durante 39 largos minutos. Craso error. Tanta apat¨ªa, un juego tan despersonalizado, tenso y discontinuo, deb¨ªa tener su castigo y el CAI le encontr¨® con un inesperado regalo de Reyes que le mantiene en el candelero, mientras clava con servofreno las posibilidades madridistas.
De todo lo anterior se desprende que el partido fue malo. Hubo numerosos errores en uno y otro bando, en los ¨¢rbitros y en los dos banquillos. Ambos cuadros comenzaron como si estuviese prohibida la defensa, con promedios estimados de 120 puntos. Luego se quedaron clavados, no por especial entrega a esta tarea, sino por fallos, balones perdidos, locuras colectivas... El Madrid domin¨® a duras penas m¨¢s por errores locales que por m¨¦ritos propios, pero su juego, siempre agarrotado, fue a menos, su t¨ªmida defensa zonal termin¨® por no lograr apenas objetivos y cuando quiso darse cuenta ten¨ªa al CAI encima dando los ¨²ltimos estirones que resultaron un boca a boca oportuno para salvar milagrosamente los puntos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.